lunes, 30 de marzo de 2015

Sobre los problemas del arte viviente


La solución pasaba por la aparición de Nuestra Señora de la Renta Básica Universal


Arte Viviente en el Siglo XXI


Ocurrió algo parecido en los años 70´del siglo pasado. La hiperinflación de pintores informalistas y expresionistas abstractos conllevó a una crisis de la abstracción. En aquel momento había más de mil obras abstractas por mandrileño, y el precio de la pintura estaba cayendo en el mercado de futuros.

La caída de la hegemonía del informalismo dejó libre un espacio que reclamó por derecho propio el llamado Arte Viviente, que tuvo su mayor esplendor durante los primeros treinta años del siglo XXI, en el gran Mandril. Gran parte de los mandrileños se convirtieron por fin en obras de arte, incluso en varias, según el momento del día. Un mandrileño cualquiera podía convertirse en una obra de arte cualquiera. Las cosas comenzaron a ir bien cuando los obreros dejaron de ser obreros para convertirse en obras de arte en sí mismos.

Me gusta poner el ejemplo de la construcción de un enorme rascacielos para explicar a las generaciones futuras e incluso pasadas, qué era el Arte Viviente, pues la obra ya no era el edificio. La obra era el proceso, los individuos, la visión de un edificio que se eleva, el albañil que resbalaba y cae al vacío, las risotadas de los niños que contemplan la escena. Habíamos pasado de ser trabajadores de la construcción a artistas. Esto valorizaba nuestra actividad y nos emponderaba.  Por fin se nos escuchaba en las asambleas. La gente tenía en cuenta nuestra opinión. No era lo mismo ser un peón que un artista, incluso firmábamos manifiestos a pié de obra.

No es fácil saber como uno llega a convertirse en artista. Según el gran diccionario mandrileño - arte / arte - mandrileño, solo existe una acepción para definir Artista: "Todo/a aquel/lla que cobra un sueldo" Era fácil de memorizar y muy inquietante, pues excluía a buena parte de la población. Los problemas llegaron más tarde.

Los problemas llegaron más tarde, en plena revolución tecnológica. Por ejemplo, con la llegada de las impresoras 3D a gran escala, capaces de levantar un rascacielos sin necesidad de los artistas. Sin un sueldo, sin una renta, dejábamos automáticamente de ser artistas. Fue un duro golpe. El hueco que dejamos fue ocupado por las máquinas, que se situaron a la vanguardia del arte. Las máquinas comenzaron a realizar el arte y yo me convertí en simple lumpen. Solo había una manera de ser aceptado por la sociedad, encomendarme a Nuestra Señora de la Renta Básica Universal. Si Nuestra Señora de la Renta Básica Universal aparecía en el gran Mandril, todos, sin excepción, seriamos tocados por la mano del arte.






miércoles, 25 de marzo de 2015

¡Las primeras naderías abren en Mandril!

Figura 23. "Interior de una Nadería" No eran tiempos de escasez, más bien al contrario, aunque no quedara nada en el almacén. 


¡Fulgurante éxito de las naderías!

Las primeras naderías -no podía ser de otra manera- llegaron a Mandril bajo la forma de franquicia. El éxito fue instantáneo, y se extendieron por toda la ciudad.

Miles de personas hacen cola frente a las naderías, que ya se han convertido en el gran símbolo de Mandril. 

Diga una palabra cualquiera, la primera que se le pase por la cabeza, ¡rápido! El 98% de los mandrileños solo acierta a decir "Nada". Vivimos una nueva época. En los anuncios de contactos leemos la misma pregunta "¿Con qué cosas no podría vivir usted?" La respuesta también es siempre la misma "Podría vivir sin cosas, pero no podría vivir sin nada". Me inquieta ese deseo de nada que nos envuelve, pues la nada cada vez ocupa más espacio en la ciudad. Las neveras se llenan de nada, y poco a poco la nada se repuebla hasta hacerse dueña del piso, desbordando sus propios límites, desalojando a sus habitantes.

Pienso a menudo en la nada, pero es absurdo, no hay nada que pensar. Siento desasosiego en cuanto dejo de tener noticias de alguien; ese temor a que haya caído en la nada. Me falta el aire. Me asomo a la ventana y contemplo desde el alfeizar las fábricas de nada, haciendo todos los días su trabajo.


lunes, 16 de marzo de 2015

Prólogo para un tebeo


Esta es la portada que iba a aparecer en el tebeo, pero va a desaparecer.

Cómo desaparecer
-A modo de prólogo-

No se lo van a creer, pero he tardado ocho años en acabar el tebeo que ahora tienen entre sus manos. Hubiera podido dibujarlo más deprisa, pero al final lo hice más despacio. Tengo algunas excusas: indolencia espiritual, una crisis mundial, tres mudanzas y poco tiempo libre.  Efectivamente, he descubierto que para dibujar tebeos, participar en la acción política, pensar, hacer chistes y declarar la guerra a las pelusas, es preciso el tiempo. 

El hombre libre y equilibrado es aquel capaz de saltar de la acción a lo creativo y de la labor a la acción, por ejemplo, pero ese hombre no existe todavía. Si existe, seguro que tiene ojeras y da muestras de agotamiento. Demasiados cafés. Cómo puede ser libre y equilibrado si se pasa el día corriendo de la oficina a la asamblea, y de la asamblea a dibujar tebeos. Y sin embargo, es preciso que así sea; cosas de la condición humana. Pero algún día existirá, será amable y dejará de tener siempre sueño. Yo quiero existir, pero entre el curre y lo cansado que llego a casa por la noche, apenas soy una sombra. Desaparecer como sombra y aparecer como ser humano, de eso trata la existencia.  Me arrodillo todos los días por si se me apareciera Nuestra Señora de la Renta Básica Universal, pero no la veo. La han invisibilizado. Se mueve entre nosotros, a veces la sentimos, pero no podemos tocarla ni verla. Hay que hacerla aparecer. Si Nuestra Señora hubiera llegado a Mandril hace años, ya hubiera acabado mi tebeo.

El innombrable zancadillea continuamente mis inquietudes creativas. No quiero echarle la culpa de mi retraso con el tebeo, pero algo tiene que ver. Lo amoroso también ha participado en mi desgana. Hay que amar al tebeo, tiene que convertirse en novia para dedicarle mis últimos pensamientos al acostarme y los primeros al despertar. No ha sido mi amor, quizá un amante. Si hubiera amado al tebeo, ya lo hubiera acabado. Han pasado ocho años desde que inicie el tebeo y hay días que no me gusta. No siento deseo. Quizá el tebeo ha envejecido, o quizá he envejecido yo. Lo repaso y quisiera quitar unas cuantas cosas, añadir otras, pero me vence la desgana, sabrán ustedes disculparme. Aun así, me gustaría que el tebeo apareciera alguna vez. 

Desaparecer es fácil. Millones de personas desaparecen todos los días. Esto me preocupa. Este tebeo va de eso, de apariciones y desapariciones. Por mi parte, estoy a favor de aparecer, pero continuamente desaparezco. Hay gente que quiere desaparecer para aparecer en otro lado. También hay gente que quiere aparecer, y sin embargo, el lugar donde quisieran hacer aparición, ha desaparecido. 


viernes, 13 de marzo de 2015

Volver a 1995

Mirando al pasado o al futuro, creo que siempre se me olvida quitar la tapa que protege las lentes


Vuelta a 1995

En el primer referéndum del mundo sobre los viajes en el tiempo, se decidirá sobre si retroceder al pasado o permanecer en el presente. Se celebrará en Mandril este año. Nadie lo sabe todavía, pero finalmente el plebiscito se suspenderá, y será sustituido por un decreto-ley. Sobre el futuro no se ha hablado nada, parece que no exista. Nos dirigimos al pasado.

¿Por qué 1995? Mucha gente preferiría regresar al siglo XIX, o incluso a la edad media, pero la técnica no está lo suficientemente desarrollada. Al parecer solo podemos retroceder en el tiempo veinte años.

El descubrimiento de los viajes al pasado llegó por casualidad, accidentalmente, y nunca mejor dicho. Ocurrió durante una competición de coches de carreras. Uno de los bólidos perdió el control, estrellándose contra un enorme muro de hormigón. El piloto, un tal Fernando Alonso, perdió el conocimiento, y al despertar fue sometido a un breve interrogatorio protocolario de tan solo tres preguntas, aunque aquel día se hicieron cuatro. Esto es lo que quedó registrado:

Médico: ¿Cómo te llamas?

Fernando Alonso: ¿Yo? Fernando... Fernando Alonso.

Médico: ¿A qué te dedicas?

Fernando Alonso: Conduzco karts.

Médico: ¿Cual es tu sueño?

Fernando Alonso: Me gustaría ser algún día piloto de Formula1

Médico: ¿Me puedes decir en que año estamos?

Fernando Alonso: Esa es fácil. Nos encontramos en la primavera de 1995, ¿o es invierno?

El viaje al pasado de Fernando Alonso sorprendió a todos. Viajar en el tiempo era posible, así que los primeros experimentos con monos y ratones no tardaron en llegar. Las primeras cobayas que viajaron al pasado murieron,  y las que sobrevivieron, les resultaba muy complicado explicar de forma comprensible su experiencia. Más tarde algunos voluntarios se desplazaron a 1995, principalmente hijos de los restos de la clase obrera, empujados por la necesidad. 

En 2015 se anunció por televisión algo que cada vez más gente temía: el futuro había dejado de existir. El gobierno del gran Mandril prometió que nunca más nos abandonaría. Iríamos juntos al pasado por decreto ley, después de que las encuestas arrojaran sorprendentes resultados que hacían imposible un plesbiscito.

La noticia del inminente salto colectivo al pasado me devolvió algunos recuerdos y pensamientos, ¿era mejor 1995 que ahora? No lo recuerdo bien, el pasado se desenfoca. Creo que entonces tenía novia, dibujaba tebeos y hacía fanzines a mano; quería ser fotógrafo de la agencia Magnun. Por lo demás, estoy cada vez más seguro de que había más gente viva. Creo que el camino emprendido entre 1995 y 2015, ha sido una ruta repleta de pérdidas, un camino cada vez más enfangado, pegajoso. Un lugar donde al final ya no es posible caminar, donde cada vez cuesta más respirar, y mientras tanto el tiempo ha ido desapareciendo. Me inquieta que nadie hable de ello, que no salga en la primera página de los diarios, todos guardan silencio. El tiempo está desapareciendo y nadie dice nada, nadie hace nada. ¿Es posible que el tiempo sea la prueba de lo existente? Allí donde hay tiempo, se existe. No hay tiempo en lo que ha desaparecido.

En cualquier momento nos desplazaremos a 1995. Hace falta una gran conmoción. Un fuerte impacto y abriremos los ojos en el pasado. Esperar a un nuevo impacto, otra gran conmoción, y retrocederemos veinte años más. El presente es estrecho, de eso no hay duda. El viaje al pasado un camino sin tierra bajo los pies.






domingo, 8 de marzo de 2015

Apuntes sobre un negocio del futuro: Geriamart


Boceto Nº1 de Geriamart


Geriamart, lo último para viejos

Hoy que hacía Sol he paseado por el parque. Allí he encontrado al Sileno, borracho, como siempre. Le he invitado a casa, pero él ha rehusado. Así que le he golpeado hasta reducirle y le he metido en un saco, arrastrándole hasta mi piso. Tengo algunas preguntas que hacerle.

"¿Qué es lo mejor para la gente?" -Le he preguntado al Sileno en cuanto ha recobrado el sentido, pero no responde. Olvidé que el Sileno no contesta si no es por la fuerza. En fin, finalmente ha hablado. 

Yo: ¿Qué es lo mejor para la gente?

Ante mi insistencia el Sileno respondió al fin, riendo.

Sileno: ¿Por qué me fuerzas a decir lo que para ti será muy ventajoso no oír? Lo mejor de todo es totalmente inalcanzable para ti.

Yo: Insisto, cuéntamelo.

Sileno: No haber nacido, no ser, ser nada

Yo: ¡Pero esto es imposible!

Sileno: Entonces, en segundo lugar, lo mejor para ti es morir pronto.

Le he despedido, pero antes he tomado apuntes. siempre que capturo un Sileno, asocio sus enseñanzas a un vertiginoso negocio. Sus palabras inspiran siempre grandes oportunidades. Esta es mi visión:

Crear el primer Geriamart del mundo. Lo imagino como un espacio similar al Ikea, pero adaptado para los ancianos. No lo duden, el número de viejos no para de crecer. Observen el gráfico que he dibujado para ilustrar el futuro:

Jijiji

A no ser que hagamos caso al Sileno, envejeceremos. Así que todos necesitaremos prótesis de cadera, andadores, bastones, pañales geriátricos, camas articuladas con sus respectivas barandillas, pastillas para la memoria, balas de oxígeno, pasa-purés... El número de artículos y complementos para la cuarta edad es incomensurable. Imaginen un supermercado geriátrico con sus largos pasillos sin fin y sus miles de estantes, rebosantes de infinitos productos. Un festival para la ancianidad. He pensado que este espacio no sea tan solo un lugar de compras. El techo del geriamart será transparente, de cristal, para que los viejos puedan tomar el Sol sentados en cientos de bancos distribuidos por el interior del negocio. Ensueño con un geriamart como un lugar de tránsito obligatorio. Allí encontraremos el presente de la vejez, pero también el futuro. En los miles de anaqueles del geriamart descubriremos sudarios y pasaportes para el más allá. Concibo el geriamart como el escalón entre la juventud y el paraíso.



lunes, 2 de marzo de 2015

Hacia una metodología para conocer si usted está vivo o muerto

Movimiento y reproductibilidad, dos indicadores para reconocer la vida. Precisamente, en la foto, una muestra de un organismo que se reproduce en las bolsas de todo el mundo y se mueve de mano en mano por todo el país.


Cómo saber si estoy vivo

Muchos lectores me escriben habitualmente preguntándome si están vivos.  Imagino que confundidos por frases hechas del tipo "Vida después de la muerte". Si hay vida después de la muerte -se preguntan-, ¿esto quiere decir que ahora estamos muertos?

¿Cómo saber si ahora mismo estamos muertos? Lamentablemente no soy un experto en el tema, con lo que podría dar una respuesta equivocada y hacer que algunos de mis lectores muertos, crean que están vivos. 

Se dice habitualmente que un organismo vivo se reproduce, esto es, hace copias de sí mismo. ¿Puede afirmarse categóricamente que la gente que no folla, no se reproduce?, ¿esto podría indicar que estoy muerto? La escritura de mi autobiografía o dibujar mi propio retrato con boli Bic azul, ¿esto sería una copia de mi mismo?, ¿me estoy reproduciendo cada vez que hablo mí? He escrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pero todavía no han respondido a mis preguntas, ¿querrá decir que están muertos?

Se dice que un organismo se encuentra vivo si existe movimiento ¿Un cosmonauta lanzado al espacio sin escafandra y en movimiento continuo, está vivo entonces? Nos movemos, si, ¿pero hacia dónde? En la muerte no ocurre nada, no suceden cosas. La vida es acción. No quiero interrogarme sobre los sucesos de mi vida, no vaya a ocurrir que nada haya pasado. Así que por si acaso, he decidido resucitar, voy a dibujar mi autorretrato*.

(*) El autor ha dibujado su autorretrato para resucitar, y le ha salido un billete de 50 euros



 
Free counter and web stats