lunes, 23 de marzo de 2009

¡Muerte a los artículos delirantes! ¡Vivan los artículos desternillantes!


¡Flipper podría atacarnos!


¡Los delfines son nuestros amiguitos!

Dominguet entiende que nadie entiende algunos artículos anteriores. Da igual. Pero por favor, que nadie trate de cortar la cabeza a Dominguet y la abra con un martillo y trate de ver que hay en su interior para descubrir el significado de estos artículos. Mejor lean el texto siguiente sobre nuestros amiguitos los delfines.

Si nuestros amiguitos los delfines no hubieran sido llamados para participar junto al ser humano en la inmensa aventura que vivimos a diario, hace tiempo que hubieran acabado todos en latas como los atunes. Desde que pueden llevar adosadas en su cuerpo brutales cargas de explosivos, es más fácil encontrar diamantes y petroleo bajo las profundidades oceánicas. Autoinmolarse les ha permitido sobrevivir como especie. Además de su sabor, los delfines tienen ahora otra cualidad ¡Son nuestros amiguitos! En Mandril, en los bares, colegios, en las oficinas, hay un debate sobre los delfines; unos sostienen que los delfines nos necesitan a nosotros, y otros, que nosotros necesitamos a los delfines. Mientras tanto los delfines siguen explotando. Si los delfines un día bostezaran y dijeran ¡No! y se negaran inmolarse en aras de la economía de Mandril y explosionaran contra por ejemplo, pesqueros, petroleros, y yates de recreo, entonces, ya no serían tan amiguitos, y seguramente habría que estabularlos e insertales un chip en el cerebro, como a Dominguet.

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