martes, 29 de septiembre de 2009

Ideas para construir un cementerio chulo

Propuestas para un cementerio anarquista

El cementerio está obsoleto. Basta ya de rendir culto a la muerte. Es hora de encontrarse con la vida.

Uno muere, le incineran y le colocan en un columbario. Tras la muerte el mensaje parece ser el siguiente: prohibida la entrada a la originalidad. Los cementerios son el resumen de todo lo que hemos vivido. Es decir; nada. Ni siquiera uno encuentra epitafios que emocionen o nos hagan reir o pensar. En los cementerios católicos solo encontramos un "Descanse En Paz, tu familia y tus amigos no te olvidan". Al final, como en la vida, son otros los que tienen la última palabra. ¿No podría haber un frutal junto a la tumba que siembre de manzanas la lápida y diera comida y sombra a gorriones y paseantes? Solo hay un cipres incomestible. ¿No podría ser cada nicho de colores, o cada tumba biodegradable con exquisitas esculturas de resina alrededor de un recorrido laberíntico? Al parecer es imposible. Aquí no hablo de crionizar cabezas ni de disecar cuerpos para recordarlos en su postura favorita: trabajando. No voy a posicionarme respecto a estas modas, pero si voy a proponer un nuevo tipo de cementerio. No, el cementerio no debe ser el ghetto de los muertos. Debe ser el lugar de los vivos y de los hombres que entonces vivieron. Este cementerio será hecho por todos, y cada vivo que ha muerto podrá dejar su diario sobre su mesa favorita, y el visitante anónimo, podrá sentarse y encender el flexo del fallecido y abrir sus libros y sus poemarios mientras un disco de pizarra nos muestra las canciones con las que se emocionaba. No se trata de fabricar un cementerio donde se rinda culto a las cenizas y a los huesos. El cadáver bien podría abandonarse en el bosque para ser devorado por las bestias, ¡Qué más da!. Pero su vida, sus olores y colores deberían estar a la libre disposición de todos. No hablo de crear un museo como cementerio. Eso ya está hecho. Me refiero a un lugar vital, no solo de contemplación. Un lugar práctico donde beber con los muertos, oler sus ropa, mirar a través de sus ojos, recostarse en sus camas, descubrir gracias a ellos a toda la humanidad



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sería espléndido.

desasosiego dijo...

Sugerente, jamás me he acercado al cementerio a recordar a mis muertos, lo hago en lugares que me recuerdan a ellos.

PELLICER dijo...

Hay días, Dominguet, que te busco anarquista y además te encuentro poeta.

Anónimo dijo...

Me encanta la idea; yo también quiero un cementerio de esos!!

Dominguet dijo...

Anónimos; yo había pensado hace un montón de años que el cementerio fuera como las catacumbas, una especie de galería creada por todos, kilométrica, sin fin, abandonando en cada lugar el recuerdo del exvivo. No sé.

Desasosiego; yo tampoco he entrado a un cementerio para recordar, a lo sumo para atajar en bicicleta o para asombrarme en la parte no católica.

Pellicer; recuerda que jamás recibí ni el carnet de poeta ni de anarquista, pero sigo mirando cada dia el buzón

Anónimo dijo...

Excelente! Me encanto la idea! Primer cementerio que encuentro con sentido...y por ahora solo es una idea..
Lorena

 
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