¡Las bibliotecas arden!
En una primera fase, se podría intentar sustituir a los lectores por estos divertidos muñecotes
Ayer ardieron tres nuevas bibliotecas en Mandril. La productividad lo demandaba. Ahora los parados que pasaban la tarde leyendo a Marx, se largarán a otro lugar; quizá encuentren un extraño empleo
Se incentiva el empleo cada vez que una biblioteca pública arde. Los desempleados ya no pasarán la mañana y la tarde leyendo a Marx, gastando aire acondicionado. De ahora en adelante dedicarán sus días a la búsqueda activa de empleo. Se consideró la propuesta de crear una biblioteca piloto de pago, pero demostraría que son inviables, así que se optó por hacerlas arder. Esto es cultura. Al desaparecer las bibliotecas es probable que se produzca un ligero repunte en la venta de libros digitales y de aparatos de aire acondicionado, y así, descubriremos a las gentes volviendo a los parques con libros, hasta que por fin, comiencen a arder los parques y un nuevo repunte haga florecer la economía.
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