Instantanea de Dominguet huyendo. Se creyó más listo que los que mandan. Los que mandan no querían comprarle su maquinita y guardarla en una cámara acorazada. Lo que querían es que jamás existiera, ni siquiera en la imaginación. Así que lo mejor era liquidar a Dominguet. En cuanto Dominguet tropiece le golpearán con la culata de un fusil en el cráneo
La máquina de mandar
Al parecer todo el mundo quiere mandar, aunque sea un poco. Por eso los madrileños sueñan con la llegada una máquina con la que poder mandar
Para poder mandar el ser humano siempre ha sido muy ingenioso. Para ello unos se han comprado un perro o han tenido un hijo, otros un coche o un electrodoméstico, otros se han presentado a oposiciones o han finalizado grados que les habilitaba para mandar sobre los otros, algunos han preferido mandar gracias a la acumulación de capital, pero en todos los casos para poder mandar siempre es necesaria la sanción, la coacción, la humillación y la violencia, si fuera precisa.
El inventor de ejército diseñó una máquina horripilante que siempre ha acabado por aplastar todos los intentos de emancipación de personas y pueblos. El uso de esta máquina fascinante está restringido a unos pocos, por lo que la demanda de mandar del resto de los ciudadanos nunca cesa.
La ciudadanía quiere mandar. Cada cual sobre quién puede. Y cuando alguien manda sobre otro, el otro se convierte, por arte de magia en cosa.
Si uno ojea el periódico observa que cada día hay más gente que ni siquiera puede mandar sobre si misma. Este asunto es preocupante, por eso Dominguet ha decidido inventar una máquina para poder mandar. Y esto, claro, no pude ser. No puede ser que cada mandrileño pueda mandar sobre sí mismo. Si mandáramos sobre nosotros mismos sería el fin del mundo conocido.
Ahora mismo se encuentra dibujando su diseño y escribiendo a la troika y a alguna corporación involucrada en el complejo militar armamentístico para que le compren su maquinita. Es decir, si Dominguet hace pública su máquinita para mandar sobre si mismo, esto significaría la llegada de la revolución en la primavera que viene. Por eso confía que la industria se la compre. Si no es así, hará públicos sus planos para que cada cual pueda fabricársela en casa con objetos encontrados en la basura y mandar el capitalismo al carajo.
También podría inventar una maquinita para que cada cual mande sobre los otros. Pero esto significaría el caos total. Todos mandaría sobre todos, y nadie sabría quién está tomando las decisiones.Nadie podría saber si lo que está haciendo es producto de su voluntad. Esto es lo que está sucediendo exactamente ahora. Esta maquinita ya está inventada
En cualquier caso Dominguet abre todos los días el buzón a la espera de una respuesta del mal. Pero el mal nunca le contesta.
( En los próximos dias, en el caso de que al mal no le interese la maquinita que está construyendo Dominguet, la pondrá los planos para su autoconstrucción y estará a libre disposición de todos)
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