Imagino que las ciudades, una vez que los conejos sean los suficientemente grandes, cambiarán para siempre
Una zanahoria está bien
La escena transcurre en un barrio popular del gran Mandril, por ejemplo, Carabanchel Alto. En uno de los pisos, un cuarentagenario sin estudios, podría ser YO, y una chica que me gusta, podrías ser TÚ, ultiman una vacuna para acabar con el paro. Afuera una multitud de desempleados rodea el edificio, se escuchan gritos desesperados "¡Queremos acceso al consumo!" - dicen las voces-
En el escenario nos encontramos tú y yo, y un conejo en una camilla a modo de cobaya humana. Si; es un conejo que mide un metro y setenta centímetros de altura
Yo: Ha muerto.
Tú: ¿Seguro? Pínchale de nuevo
(Yo le pincho muchas veces, con ensañamiento, pero nada, el conejo gigante sigue muerto)
Yo: ¿Lo ves? Los efectos secundarios de la vacuna contra el paro, son peores incluso que el desempleo
Tú: Nos hemos adentrado por un camino muerto, y mira el resultado (Y señala al conejo gigante)
Yo: Quizá si hubiéramos investigado en pastillas de la dignidad, en vez de en la vacuna de acabar con el paro, estaría vivo todavía
Tú: Es posible. Pero te recuerdo que en caso de que pudiéramos crear la pastilla de la dignidad, esta sería grande, demasiado grande quizá
Yo: Si...y no le cabría en la boca
Tú: Según mis cálculos la pastilla de la dignidad ocuparía todo el escenario. Me temo que se atragantarían
Yo: Jejeje...si, la digestión sería algo pesada....
Tú: En cuanto los desempleados vieran la pastilla de la dignidad se asustarían
Yo: Si, lo más probable es que salieran corriendo
(Fuera, en la calle, se escuchan gritos de masas cada vez más iracundas "¡Queremos trabajo!"- dicen-)
Yo: El asunto se complica
Tú: Se encuentran cada vez más cerca de quemar contenedores
Yo: Pero en cuanto descubran que la quema de contenedores podría no cambiar la realidad, caerán en depresión
Tú: ¡Tenemos que hacer algo!
Yo: Uhmm....déjame pensar.
Tú: ¿Ya?
Yo: Uhmmm....no, todavía no se me ocurre nada
Tú: ¿Ya...?
Yo: Uhmm...no, no se me ocurre nada ¿Qué me está pasando?
Tú: No lo sé, quizá te entregaste con pasión a la vida de espectador....y ahora mira en que te has convertido. Ya no tienes ideas propias
Yo: Ya, demasiadas cervezas quizá, la edad...
Tú: Las cervezas y la edad...si, van sumando..mejor dicho...restando. Pero desde luego no es lo definitivo. Lo que más daño nos ha hecho ha sido llevar una existencia como espectadores
Yo: ¿Si? ¿Y el miedo?
Tú: El miedo destroza el hipocampo, pero tiene remedio
Yo: ¿Y cuál es el remedio?
Tú: El coraje
Yo: ¿El coraje? ¿A qué te refieres? Yo me imagino que alguien con coraje sería como un actor o un espectador que deja de serlo, y se encarama al escenario y derriba las bambalinas y deja al descubierto toda la tramoya y los entresijos.
Tú: ¡Y el director de escena y el dramaturgo, saliendo corriendo del teatro!
Yo: ¡El teatro en llamas!
Tú: ¡Qué la obra se desarrolle en las calles!
Yo: ¡Podríamos escribir el libreto tú y yo!
Tú: ¡Y ellos! (señalando al público)
Yo: Me gusta
Tú: Me gustas
Yo: Bésame
Tú: ¡Quítate la ropa!
Yo: Déjame en calzoncillos. Comete conmigo una perversión escénica
Tú: ¡¡Allá voy!!
(Tú y yo nos vamos a entregar con pasión, pero los gritos de las calles vuelven con más fuerza al escenario "¡Queremos trabajo!"- dicen-)
Yo: Ehhh....
Tú: ¿Si?
Yo: No me puedo concentrar en el follar si están ahí fuera gritando....
Tú: Y todos estos nos están mirando (señalando al público)
Yo: ¡Tenemos que hacer algo!
Tú: Uhmmm...déjame pensar
Yo: ¿Ya?
Tú: Uhmmm....no, todavía no se me ocurre nada
Yo: ¿Ya...?
Tú: Uhmm...no, no se me ocurre nada
Yo: ¿Nada de nada?
Tú: Nada
Yo: ¿Nada?
Tú: Uhmm....¿Qué te parece la pastilla del coraje?
Yo: Puff, no podemos solucionar todos los males a base de pastis...
Tú: Si...ya....
Yo: Además la pastilla del coraje sería demasiado grande, no cabría en la boca.
Tú: ¿Y en dosis homeopáticas?
Yo: No. Para acabar con el paro y lo que está mal en el mundo no son necesarias pastillas ni un nuevo gobierno. Lo que precisamos es un crecimiento personal y colectivo exponencial, una autoestima generalizada, y el gobierno caerá solo.
Tú: ¡Y unos carnets que certifiquen que somos hombres y mujeres libres!
Yo: ¿Y unas pastillas para ser libres?
Tú: Jajajaja
(Los gritos continúan en las calles "¡Trabajo, trabajo!" "¡Queremos trabajo!")
Yo: Mira (señalando al conejo)
Tú: Nos hemos olvidado de él
Yo: Igual es demasiado tarde, pero...¿tienes el desfibrilador?
Tú: Si, uno portátil que me regaló mi madre (Saca el desfibrilador portátil del bolso)
Yo: Haz algo. Como siga mucho más tiempo ahí, va a comenzar a oler
Tú: Podríamos guardarlo en la nevera
Yo: Incluso trocearlo y comérnoslo
(Tú sacas el desfibrilador y lo ajustas en el pecho del conejo blanco. Les das descargas y el conejo se convulsiona)
Yo: Mira, se mueve
Tú: ¡Vive!
Yo: ¡Viva!
El conejo: Si, estoy vivo, cabrones ¡A qué estáis jugando conmigo!
Yo: Eh....bueno, estábamos tratando de influir en la realidad
Conejo: Influye donde te apetezca, pero no me toques los ovarios. ¡Estoy hasta la polla! Cuando las cosas van bien, me tienen que tocar los cojones, cuando las cosas van mal, me los tienen que tocar también
Tú: Tómatelo a bien...queríamos acabar con lo que está mal en el mundo
El conejo: Ya, y me utilizáis para hacer vuestros experimentos ¿Y porqué no experimentáis con vuestro propio cuerpo?
Yo: Venga...no te enfades...¿Quieres una zanahoria?
El conejo: Venga, vale. Una zanahoria está bien
(El conejo se come la zanahoria mientras los gritos continúan en las calles "¡Trabajo, trabajo, queremos trabajo!" "¡Acceso al consumo ya!")
Yo: Habría que hacer algo
Tú: Necesitamos una vacuna
Yo: Necesitamos un voluntario para probarla
(Y tú y yo, miramos al conejo blanco)
Conejo: Si, miradme. Pero quién decidirá finalmente como será la realidad no será el gobierno, ni las koplowitz...tampoco vosotros
Yo: ¿Quién será entonces?
El conejo: Seré yo
Tú: ¿Pero cuando? ¡El tiempo se acaba!
El conejo: Cuando se me acabe la zanahoria, y aún así no garantizo nada
(Se baja el telón. El conejo blanco tiene razón; será él quién decida. Mientras tanto estamos a la espera de que el conejo blanco se acabe la zanahoria. Nos gusta pensar que algún día será él quién cultive las zanahorias, perdón, él siempre ha sido el que ha cultivado las zanahorias, pero quizá algún dia sean suyas. Pero para que sean suyas y no se las arrebaten jamás, tiene que participar en la vida pública. En la actualidad, por lo general, quien participa en la vida pública no cultiva zanahorias. Quizá no se trate de que los conejos que cultivan zanahorias participen en la vida pública -el cuerpo se cansa cultivando zanahorias, y cuando estás cansado, nunca llegas a tiempo para tomar decisiones- aunque lo tendrán que hacer si quieren poseer los cultivos de zanahorias libres de transgénicos en una ciudad amable. Se trataría de que aquellos que participan en la vida pública, y no cultivan zanahorias, cultiven zanahorias. No se me ocurre otra manera para que el conejo blanco disponga de tiempo libre para volver a vida pública. Y mientras tanto Tú y Yo, nos miramos al espejo. Siempre hemos sido conejos blancos. Y sabemos lo que tenemos que hacer)
No hay comentarios:
Publicar un comentario