Curso acelerado para evitar la caída de la felicidad en las encuestas
¡No más trabajadores tristes!
Nuestro gobierno se encuentra muy preocupado porque el FBN, es decir, la Felicidad Bruta Nacional sigue cayendo. La estadística demuestra que el número de trabajadores infelices ha vuelto a aumentar.
Pero nuestro gobierno sabe muy bien como acabar con la infelicidad. No, no hace falta un sueldo digno, ni un techo para vivir, ni una sanidad pública, ni plazas abiertas ni fuentes. Lo que precisan los mandrileños es una terapia. Había pensado el gobierno en aplicar algunos estímulos a la economía, es decir, algunas descargas eléctricas a la cabeza de los trabajadores en cuanto caigan en depresión. También el gobierno había pensado en aplicar cachiporrazos a la cabeza de los trabajadores en cuanto estén tristes. Se trata en realidad de una terapia que podría hacer desparecer nuestra tristeza. El mecanismo sería el siguiente, en cuanto alguien cayera en la melancolía, el gobierno le solicitaría el documento nacional de identidad y le impondría una multa de 300 euros. Es cierto que igual no acabamos con la tristeza, pero ante la amenaza de una multa por estar triste, seguramente sonreiríamos más a menudo. Lo importante es que de la sensación de que nos lo estamos pasando muy bien. Como último recurso el gobierno podría acabar con los trabajadores. No, no digo que los vaya a asesinar, eso no lo hacen los gobiernos. Lo que podría hacer el gobierno es cambiarles de nombre. En este periódico lo hemos dicho muchas veces: las palabras son mágicas. Si usted cambia el nombre de "trabajador" por el de "profesional", automáticamente crece su autoestima. De repente se ven ante el espejo diferentes, más interesantes. Con tan solo cambiarles de nombre alcanzarán ese lugar que deseaban. La curva de felicidad volverá a crecer,eso si, a la misma velocidad que crece la curva de la idiotez
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