Proyecto de puente hacia la Luna

"Puente hacia la Luna" es uno de esos proyectos de los que jamás me sentiré orgulloso. Mi búsqueda desesperada de la inmortalidad, ese dejar cosas como sea, trozos y posos de mi yo para permanecer en el mundo de los hombres, me lleva a veces a reírme de todo, pero la risa no viaja solo en una dirección. La vida es así: lo que empieza siendo un chiste se acaba convirtiendo en real, y lo real, tarde o temprano se transforma en un chiste.

Puente hacia la Luna

Reconozcamos que la construcción de un puente hacia la Luna es un proyecto descomunal y delirante. Supongo que a nadie se le había ocurrido antes por lo imposible. Imagino que el futuro es una nebulosa que hace aparición en escena mediante una ocurrencia, y lo que es peor, mediante una idea, y ya lo saben ustedes, el mundo de las ideas es perfecto y la realidad un mero reflejo de las ideas, pero cuando una idea se lanza al aire, se convierte en técnicamente posible, y si es así, quisiera perdón y disculpas a los niños del futuro, y también, declinar  toda responsabilidad si este puente hacia la Luna acaba convirtiéndose en una copia defectuosa de una idea concebida durante una noche fecunda de Luna llena y escrita en calzoncillos.

Desconozco el coste económico y social de llevar a la realidad este proyecto. Desconozco si podría acabarse de una vez por todas con el estado de necesidad, si desviáramos el gasto que requiere este colosal proyecto hacia lo necesario, las pequeñas cosas de la vida cotidiana, no lo sé. Lo que sí sé, es que con todo el dinero empleado en la construcción de un puente hacia la la Luna podrían realizarse algunos sueños. Efectivamente, cuando digo "sueños" no quiero decir "acceso al agua potable" sino que cada individuo de clase media tenga su propio esclavo.

El puente hacia la Luna es un túnel, un canal. Mi objetivo es poder viajar en barco a la Luna en vez de en nave espacial, recuperar el disfrutar del viaje en vez del traslado o el desplazamiento a través del hiperespacio. Desconozco cuanto tardaría en llegar un barco a la Luna, quizá años. Junto al canal he diseñado dos bidegorris, para aquellos que prefieran viajar a la Luna en bicicleta en vez de en barco.

Me niego por completo a ceder en mi proyecto hacia la inmortalidad. No introduciré carreteras ni vías de alta velocidad en mi puente hacia la Luna. Me resisto a considerar los efectos de la ausencia de la gravedad en los bicicleteros, el agua y las embarcaciones. No me importa; mi proyecto de puente hacia la Luna es una propuesta política, no ingenieril. No se trata de aprobar este proyecto después de un estudio técnico, sino que los ingenieros se pongan manos a la obra en pro de la política. Ya resolveremos los problemas técnicos más adelante, sobre la marcha. Mientras exista cinta aislante todo es posible. Aún así cabe la posibilidad de que este puente caiga, si hicieran falta responsables, por favor, no pierdan el tiempo buscando al autor, sería del todo injusto por dos motivos; uno) porque su idea del puente no tiene mácula, y dos) porque probablemente lleve muchos años muerto. Si fuera preciso encontrar responsables habrá que descubrirlos en aquellos que se embarcaron en un proyecto quizá irrealizable, en el que ni siquieran creían. Participar en un proyecto de esta envergadura tan solo por estatus y la pasta, sabiendo que se va a derrumbar exige un castigo de índole moral, pues previamente habrán firmado un documento que les exime de toda responsabilidad penal. Sea lo que sea, si el puente se mantiene en pie y no se cae, muchos podrían cubrirse gloria. Pasemos otra vez página y olvidemos a los obreros a los que se les rompió la escafandra. Sin embargo, si todo se derrumba, si el puente hacia la Luna se resquebraja y el agua se precipita a chorros por el espacio, será precioso mirar al cielo con prismáticos y telescopios, contemplar la escena, ver a los barcos órbitando alrededor de la Tierra