domingo, 3 de noviembre de 2013

Cómo construir una gran montaña artificial

Notas sobre la construcción de la montaña artificial más alta del mundo

Iba haber dibujado la gran montaña artificial de Mandril, pero su sombra no me ha permitido encontrar el lápiz. Por suerte tengo esta instántanea, que aunque no corresponde a Mandril, nos orientará visualmente sobre el tema a tratar.


La propuesta era la siguiente; construir la montaña artificial más grande del mundo. No se trataba exclusivamente de competir directamente con la naturaleza y levantar un gran monte de 9000 metros de altura sobre el nivel del mar, ni demostrar técnicamente que era posible su realización. No, no solo suponía una gran hazaña de la humanidad esta sorprendente obra. 

Es cierto que si hubieramos utilizado las pelas de otra manera igual Mandril podría haberse organizado de otra forma. Yo había leído que los medio nos trasforman, y Mandril era el medio donde vivíamos, así que si se hubiera utilizado la pasta para trasformar la ciudad lo más probable es que nos hubiéramos trasformado a nosotros mismos. Si se hubiera utilizado el dinero para acabar con la huella ecológica de Mandril o si la ciudad se hubiera aproximado en lo posible a una cierta autarquía energética y alimentaria, quizá fuéramos ahora diferentes. Podrían haberse utilizado, es verdad, las pelas en crear un salario universal e incondicional, y Mandril podría ser ahora una ciudad ahora bastante amistosa, más alegre, incluso podríamos dormir por las noches sin recurrir a ansiolíticos. Por lo menos tendríamos más luz. Si más luz.

La construcción de la montaña a los pies de Mandril nos quitó la luz. Mandril siempre estaba a la sombra de la montaña y apenas nos llegaba el sol directo. Un poco más tristes si que nos volvimos. Pero había que invertir el excedente financiero y que mejor que construir una montaña. Así, a toda ostia, podría la montaña terminarse en diez años. Una obra colosal de este tipo exigía cientos de cientos de miles de nuevos contratos y nuevos accidentes laborales.  En vez de utilizar mampostería o sillería se prefirió utilizar bloques de hormigón, y de vez en cuando un hombre moría aplastado bajo uno de estos enormes bloque de hormigón o caía desde una considerable altura a la nada. Pero tan solo era un hombre. 

Si, de acuerdo, durante su construcción Mandril se aproximó al pleno empleo, pero la promesa de que un nuevo turismo montañés llegaría a la ciudad tras finalizar la montaña, quedó muy por debajo de las expectativas, pero Mandril inaguró una carrera enloquecida en la que cada ciudad quería sorprender al mundo construyendo una montaña artificial más alta todavía. Las acciones de las constructoras subían como la espuma. Sobre la deuda, prefiero no hablar de ella.

La montaña se finalizó.  Mis sentimientos respecto a ella eran contradictorios, había días que la veía como algo aberrante y temible, y otros, me daba por tratar de llegar a su cima para hiperventilarme. Pero lo que no llegaba a ver era su durabilidad. Según el manual de instrucciones la montaña tenía una vida útil de 75 años. Era un buen regalo para las generaciones venideras. No solo habíamos gastado la mayor parte de los recursos futuros  en construir una cordillera de montañas artificiales, sino que los hombres del mañana vivirán siempre bajo la sombra de una gran montaña de Damocles esperando que en cualquier momento esta se viniera abajo, sobre ellos.




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