Nuestros representates ya lo han dicho, no quieren que tengamos futuro. Pero por mucho que diga el presidente que el futuro ha muerto, ahora le toca al pueblo decidir
El congreso ha aprobado hoy la abolición del futuro
Nuestros representantes en la cámara baja han votado a favor de la abolición del futuro hace unas horas. Se procederá a una consulta popular, es decir, a un referéndum no vinculante para buscar apoyos de la población de Mandril. En cualquier caso, sea lo que vote el pueblo, la decisión ha sido tomada. El presidente lo ha dicho a mediodía de hoy: "El futuro ha muerto".
La posibilidad de que desaparezca el futuro cada vez se encuentra más próxima. Votaremos en contra del futuro, pero siempre estará allí; no es tan fácil destruir el futuro pero si podemos dejar de verlo. Es decir, seguiremos muriendo y enfermando como hasta ahora, pero ni siquiera lo sabremos. Un vez que sea abolido el futuro en la vida cotidiana, deberán desaparecer los viejos y los enfermos de la ciudad. Más que nada porque un viejo es la señal más clara de la existencia de futuro. Los viejos pasean libremente por Mandril mientras asustan a los niños y a los adolescentes sin que nadie haga nada. Y los viejos van por las calles con un cartel que dice: "Mírame, algún dia llegarás al futuro, el lugar donde me encuentro, el pais donde habitan todas las miserias" . El primer paso para destruir el futuro es eliminar a los viejos. No sé donde los enviarán y me temo que nadie quiere saberlo. Al desintegrarse el futuro no es necesario que hagamos planes ni proyectos de posibles escenarios futuros. Es decir; eliminar el futuro nos permite que jamás se acabe el petroleo. Sin futuro tendremos siempre todos los recursos planetarios a nuestra disposición. En otras palabras; mientras aquí y ahora exista sepiolita, la sepiolita jamás desaparecerá.
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