Este tipo, presidente de otros tiempos y de estos, dijo haber "hecho el mayor negocio de su vida" tras confesarse momentos antes de fallecer. La Nada le esperaba con su abrazo frío.
La muerte del presidente
La muerte del presidente
Cuando un presidente pierde la cabeza enseguida aparece en escena un nuevo presidente que todavía conserva la cabeza. Es cierto, cuenta algunos chistes, pero guarda una cachiporra en su bolsillo.
Cuando un presidente muere, un nuevo presidente sale de un cajón. Son cajones donde los próximos presidentes duermen a la espera de su momento. Y lo primero que hace el nuevo presidente es acabar con la fiesta, la fiesta que celebra la muerte del presidente, aunque en realidad no se celebra su muerte, porque los presidentes jamás han estado vivos. Tenemos pruebas de ello. Tan solo hay que asomarse al balcón. Allí hay una autopista. ¿Cómo es posible que Mandril sea el lugar con más autopistas del mundo? Posiblemente porque hubo un presidente que no amaba la vida. Seguramente creyó hacer el mayor negocio de su existencia al llegar a presidente, pero lo único que hizo fue buscar desesperadamente la muerte. Y con toda certeza lo consiguió
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