Sobre el comité de actividades antimandrileñas

Instantanea de un grupo de apoyo a las encausadas por el comité de actividades antimandrileñas

Comité de actividades antimandrileñas

El comité de actividades antimandrileñas nos acusa de viajar a remotas galaxias, de escribir poesía a escondidas, de dibujar y reajustar tebeos que ni se compran ni se venden, de ir en bicicleta al trabajo, de recuperar el tiempo perdido, de reunirnos en las plazas, de repartir octavillas en el curre, de cultivar calabazas en el centro de la ciudad y regar manzanitos, de fabricar bolas de Qi, de abrazarnos a los árboles, de balbucear palabras preciosas a los que queremos, de ir en busca de novedades absolutas, de transformar la realidad, de tratar de organizarnos, de aprender a pensar, de volver a decir No, de juntarnos, de avivar el fuego simultaneo del yo y del nosotros, de despertar con un beso, de autoconstruirnos, de escribir periódicos surrealistas, de hacer pintadas en las paredes, de participar en la vida social, de reirnos de los ídolos y los reyes, de abrir puertas, de construir puentes, de elevarnos sobre la ciudad en globos aerostáticos, de ser amables y terribles, de hacer huelga, de pretender transmutar las ensoñaciones en realidad, de la horizontalidad, de la democracia directa, de la gestión de nuestra existencia, de amarnos los unos a los otros, de sustituir el automóvil por el patinete, de vivir en estado de flujo, de perder el respeto, construir un mundo posfosilista y evitar el colapso medioambiental antes de que sea demasiado tarde, de aprender a mirar a los ojos, de amar la tierra, de compartir los espacios, de alejar los fantasmas, de descubrir hombres y mujeres vivos, de encontrar mujeres gigantescas, de reducirse hasta escapar bajo la rendija de la puerta, de inventar inventos, de correr por el bosque, de cortar alambradas, de embarcase en vuelos siderales en naves espaciales a pedales.