Aspectos de la guerra debilitante
Desde que comenzó la guerra debilitante, Mandril ha caído bajo la astenia permanente. Hay un descenso de la energía vital y de la alegría generalizada, como demuestra la estadística del ministerio de economía:
Hay un descenso de la alegría y la vitalidad en estos años. Observen como las curvas de la alegría y la vitalidad se encuentran casi solapadas. Es muy posible que para que vuelva la alegría a la ciudad tan solo sea necesario recuperar la vitalidad
Hay un descenso generalizado de la vitalidad y un aumento del sueño. Este hecho es observable en los desplazamientos en el metro de la ciudad. Se ha triplicado el número de viajeros adormilados o traspuestos en sus asientos. Hay una caída simultanea de proyectos, deseos e ilusiones. En otras palabras: hay un aumento de la sensación de sueño y una caída sensible en la cantidad de sueños. Este adormilamiento general conlleva una reducción de la actividad y la acción. En realidad nos pesa todo. Es como si la fuerza de la gravedad se hubiera triplicado en Mandril.
No estamos cansados por una actividad sexual frenética. Estamos cansados por la acción debilitante de la guerra. Esta guerra es como todas las guerras; una guerra por el territorio. El terreno que se disputa es nuestro cuerpo. El campo de batalla es el cuerpo humano. La conquista del ser humano. La colonización de lo íntimo.
El hecho es el siguiente; cuando un hombre ha sido conquistado se le clava una bandera en la cabeza. Y desde ese mismo momento deja de poseerse a sí mismo.
Me preguntan los lectores que dibuje un hombre conquistado. He hecho este boceto. Si usted no sabe si ha sido ya conquistado, tóquese la cabeza con la mano. Si descubre que tiene clavada una banderola o un banderín, dese por perdido
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