Reproducción de Dominguet a escala después de escribir algunos de los discursos del rey
Estimados lectores:
Queridos lectores y lectoras, me veo obligado por la necesidad a ofrecerme como escritor de los discursos del rey, y abandonar mi empleo precario, en la máquina de fregar platos de la cocina del hospital.
La actual coyuntura internacional, la reducción continua de mi reducido sueldo, y la privatización de la cocina pública donde trabajo y mi despido, me empujan a hacer cosas que jamás hubiera pensado que haría. Es decir, entregar mi curriculum a la casa real para escribir los discursos del rey. Este ofrecimiento como discursista incluye algunas condiciones.
Condiciones
- Un sueldo de 1200 euros mensuales. Algunos pensarán que es poco, sin embargo es posible que sea demasiado. No tengo estadísticas al respecto, tan solo me guio por una intuición juvenil. Creo que un sueldo de más de 1200 euros procura más confort corporal, es cierto, y más acceso a los bienes culturales de consumo, pero a uno le convierte irremediablemente en un subnormal. Decir aquí de nuevo, mil veces hasta que sangren los oidos, que los dicursistas del rey y los friegaplatos no necesitamos de grandes sueldos para vivir, sino salarios continuos bajo la forma de sanidad pública, democracia directa, aire limpio, bibliotecas públicas, museos y viviendas accesibles, escuelas libres, y fuentes y bancos en las plazas, por ejemplo.
- Un escritorio de madera. Y un pequeño cuarto de baño con ducha.
- Una jornada laboral aceptable. No más de 35 horas mensuales. Dos días libres a la semana.
- Posibilidad de pasar la bicicleta al interior de la casa real
- Libertad creativa y de expresión, sin censura, en los discursos que escriba. Libres de derechos y sin copiraij, y sin entromisiones del gobierno, corporaciones privadas y la banca
Bien. Esto es un pequeño paquete básico de condiciones por las que trabajaría escribiendo los discursos del rey, que podría ser incluso ampliable. Pero en fin, cabe la posibilidad de que la casa real no acepte ni una sola de mis condiciones como discursista y que finalmente arroje mi currículum a la papelera. No importa, tan solo una pregunta, ¿por escribir discursos no autorizados del rey me podrían cortar la cabeza?. En caso de no ser aceptado como escritor de discursos reales, lo haría por mi cuenta, diletantemente pero constante, un día tras otro, día y noche escribiendo bandos reales que pegaría en las calles de Mandril, discursos apócrifos del rey que leería todos los sábados en una plaza pública por la mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario