viernes, 23 de septiembre de 2016

Prolegómenos para una primera expedición mandrileña al Más Allá







 Expedición tripulada al Más Allá


Introducción

Nos encontramos en el despacho del ministro. Desconocemos qué ministerio ocupa, pero sabemos que se encuentra muy ocupado resolviendo problemas. En realidad no los resuelve, sino que crea nuevos problemas para solucionar otros que previamente había creado. En estos precisos momentos el ministro duerme. Suena el teléfono. Se despierta agitado.

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.



Ministro: (Contestando al teléfono) ¿Qué ocurre?, ¿No te he dicho que estoy reunido? ¿Qué? ¿Cómo? Dime tu nombre ¿Qué no quieres? No, no es para apuntarlo en ninguna lista negra. ¿Qué me den por culo? ¡Me ha colgado!

El ministro se levanta. Busca su juego de dardos que lanza contra un póster donde está retratado alguno de los representantes del Partido de la Plebe (Podría ser Espartaco, Graco, Robespierre, Paine, Efialtes, Allende, y algún que otro tipo innombrable con barba...) Alguien llama a la puerta.

Ministro: (Lanzando dardos al póster del Partido de la Plebe) ¡Estoy ocupado!

Llaman de nuevo.

Ministro: No estoy.

Vuelven a llamar. Alguien abre ligeramente la puerta y asoma la cabeza ligeramente. Es Dominguet.


A veces la vida pueda dar un giro inesperado.



Dominguet: Disculpe, siento molestar.

Ministro: ¿Qué haces? ¿No ves que estoy trabajando?

Dominguet: Yo...es que... Usted me citó hace ya una semana.

Ministro: ¿Yo?

Dominguet: Si, por lo de la expedición.

Ministro: ¿La expedición? Oh, si, la expedición, la expedición... Te llamas... No me lo diga, tengo buena memoria para los nombres. ¿Dominguez, verdad?

Dominguet: No. Me llamo Dominguet.

Ministro: Pasa Dominguez, pasa, no te quedes en la puerta. Pasa y por favor, siéntate. (Le saca una caja de puros) ¿Fumas?

Dominguet: Antes fumaba tabaco de liar.

Ministro: ¿Tabaco de liar?

Dominguet: En realidad he dejado de fumar.

Ministro: ¿Hace mucho?

Dominguet: Hoy. He empezado hoy.

Ministro: No me rechazarás una copa, ¿o es que también has dejado de beber hoy?

Dominguet: Si, bueno, en realidad me propuse dejar de beber en cuanto dejara de fumar. Quisiera estar en forma por si acaso me seleccionaran para la expedición.

Ministro: ¿No quieres? Mira que nunca se sabe cuando uno morirá. Quizá sea esta tu última copa.

Dominguet: Si insiste... ¿No tendrá mejor tabaco de liar, verdad? En fin, con un puro me apaño.

Ministro: Así me gusta, Dominguez, así me gusta...

Siento que algo extraño pasa cuando el ministro te llama a casa para ofrecerte una copa y un puro.

Dominguet: ¿Y entonces?

Ministro: ¿Entonces qué?

Dominguet: Lo de la expedición.

Ministro: Ah, si, la expedición, la expedición. Es que sabes... A veces se me olvidan las cosas. Cierra la puerta, por favor... (Dirigiéndose a Dominguet en voz baja, confidencialmente) Creo que se me olvidan las cosas por culpa del agua.

Dominguet: ¿Por culpa del agua?

Ministro: Si, el agua. No me mires con esa cara. Creo que están echando mercurio al agua.

Dominguet: ¿Mercurio?

Ministro: ¡O gluten! También podrían estar echando gluten al agua. Por eso solo tomo whisky.

Dominguet: Pero...¿Quién querría echar gluten al agua?

Ministro: ¿No te lo imaginas?

Dominguet: No. Es inconcebible.

Ministro: Los del Partido de la Plebe. Esos. Quieren destruir todas las cosas buenas del país.

Dominguet: ¿Cómo lo sabe?

Ministro: Lo sé porque nosotros llevamos años haciéndolo.

Dominguet: ¿Quienes?

Ministro: Sí, nosotros, los del Partido Patricio.

Dominguet: ¿Están ustedes echando gluten al agua? ¿Por qué?

Ministro: Y mercurio, también mercurio, querido Dominguez. No es nada personal; lo hacemos para salvar el país. El país y las inversiones. Algo de mercurio y gluten podría cambiar la realidad, o mejor dicho, que nada cambiara.

Dominguet: Pero a quién se le ha ocurrido esto, es demencial...

Ministro: Efectivamente, es demencial.  De eso se trata.  Eres rápido de reflejos (ríe). El efecto secundario del gluten y el mercurio sobre el cerebro es totalmente demencial. El número de idiotas se multiplica. Y eso es bueno. Hemos conseguido detener el avance del Partido de la Plebe, pero al mismo tiempo es malo. Al aumentar la imbecilidad está cayendo la productividad simultáneamente. En estos momentos está infladísima la burbuja de la idiotez. En cualquier momento podría explotar. Estamos buscando soluciones creativas a este espinoso asunto.

Dominguet: ¿Han probado con una renta universal e incondicional?

Ministro: ¿De qué coño estás hablando? ¿Qué todos esos idiotas se pongan a leer, o lo que es peor, quieres que comiencen a pensar?

Dominguet: Pero...

Ministro: Ni peros ni peras... ¡Queremos soluciones creativas! En fin... hemos hecho una extensa lista con propuestas diversas. Algunas de ellas ya están en pruebas, otras, semioperativas. Aquí es donde cobra vida, por así decirlo, la expedición.

(Un silencio. Una pausa)

Dominguet: ¿Y...?

Ministro: ¿Y qué...?

Dominguet: Lo de la expedición...

Minsitro: Ah, si...Lo de la expedición... Es que querido Dominguez, a veces se me olvidan las cosas. En confianza, creo que los del Partido de la Plebe están echando gluten al agua.

Dominguet: Ya, ya... ¿Y lo de la expedición...?

Ministro: Si, la expedición. No me olvido, Dominguez, no me olvido de la expedición... (Pausa) ¿qué estaba diciendo?

Dominguet: Estaba usted hablando de la expedición...

Ministro: He pensado en usted para que se una a nuestro equipo.  Ya está al tanto de la expedición, ¿verdad? Imagino que le habrá llegado información personalizada  del ministerio a casa...

Dominguet: No cesan de llegarme correos invitándome a participar en la expedición, dejándome notificaciones en el buzón, llamadas telefónicas de madrugada. La prensa está plagada de publicidad del ministerio al respecto. No es posible pasear el gran Mandril sin  ser interpelado por enormes carteles publicitarios invitando a la ciudadanía a participar. Incluso avionetas sobrevolando la ciudad lanzando pelotas de playa inflables con publicidad sobre la expedición...

Ministro: Efectivamente. Y aun así no hay voluntarios... (Cogiendo un papel con algo escrito) ¿Qué le parece este texto que he escrito animando a la población a participar? Dice así: "Se buscan hombres, mujeres y niños para peligroso viaje. Salario reducido. Frío penetrante. Largos meses de completa oscuridad. Constante peligro. Dudoso regreso sano y salvo. Honor y reconocimiento en caso de éxito".

Dominguet: ¿Pero este texto no es de hace un siglo? Me recuerda al de Ernest Shackleton y su anuncio para buscar expedicionarios para el polo.

Ministro: (Visiblemente contrariado) Ya, ya... Bueno... he despedido a los creativos y he asumido personalmente el control de la campaña para reclutar los voluntarios. A veces hay cosas que es mejor no confiar en nadie ¿No le parece que las pelotas playeras inflables lanzadas desde avionetas, una idea genial?

En realidad, las pelotas de playa hinchables cayendo sobre la ciudad de Mandril con publicidad sobre la expedición, lejos de ser un fracaso, tuvieron una gran acogida entre la ciudadanía.


Dominguet: Antes de darle mi opinión sobre las pelotas hinchables me gustaría conocer algunos detalles más sobre la expedición.

Ministro: Por favor cierre la puerta. Lo que tengo que decirle es muy importante.

Dominguet: Ya está cerrada.

Ministro: No importa, ciérrela otra vez.

El ministro se pasea nerviosamente por el despacho. Se enciende otro puro.

Ministro: ¿Quiere otra copa?

Dominguet: No gracias.

Ministro: Yo sí, usted se lo pierde (Bebe ansiosamente directamente de la botella, el whisky se le derrama por la camisa).

Dominguet: ¿Y...?

Ministro: Usted ha sido seleccionado para la expedición.(Pausa)  Se trata de  un viaje al más allá.

Dominguet: ¿Al más allá? ¿No está algo lejos?

Ministro: Escuche atentamente. Hemos pensado en usted para tripular la expedición al más allá. Creemos que puede haber vida más allá de la vida. Es un viaje que da un salto cualitativo por encima de lo científico. Es un viaje metafísico.

Dominguet: ¿Pero que evidencias tienen de que existe el más allá?

Ministro: Tuve un sueño.

Dominguet: ¿Un sueño?

Ministro: Un sueño, ¿o era una pesadilla? Da igual. También oigo voces.

Dominguet: ¿Oye voces? Eh... Bueno, es que yo... Me tengo que ir... Tengo una cita con la realidad.

Ministro: No me cree, verdad. Ocurrió mientras dormía. La primera vez se me apareció en sueños.  En la lejanía, a través de un largo túnel, un hombre se encaminó hasta mí. Hasta encontrarse conmigo cara a cara, junto a mi cama.  Tenía bigote y me hablaba, y siempre me repetía lo mismo una y otra vez, noche tras noche.

Ocurre muchas veces. Los efectos de una mala digestión, la falta de riego o de oxígeno , suele ser interpretado como la realidad. Si se les aparece alguien que llega de un lugar intangible, por favor, desconfíen. No le hagan caso inmediatamente.


Dominguet: ¿Qué le decía?

Ministro: Me miraba y decía "Tengo una misión para ti"

Dominguet: ¿Pero usted duerme bien por las noches?

Ministro: Si, sobre todo ahora que utilizo una máquina para al apnea del sueño mientras duermo.

Dominguet: ¿Y sigue teniendo esos sueños?

Ministro: No. Ya no. Ahora solo oigo voces y a veces visiones. Una vez, ese señor con bigote de vos aflautada se me apareció de nuevo sobre un árbol de la Casa de Campo de Mandril. Él fue quién me dijo teníamos que colonizar el más allá. Que todavía había terrenos sin recalificar.

Dominguet: ¿Quién era ese personaje con bigote? 

Ministro: No puedo pronunciar su nombre. Dijo que si decía su nombre en alto... (Dominguet, le interrumpe)

Dominguet: ¿Jehova?, ¿Jehova, tiene bigote? 

Ministro: ¿Jehova tiene una voz aflautada? 

Dominguet: En las películas su voz es algo cavernosa.

Ministro: Dijo que no podía pronunciar su nombre, porque si lo decía en alto, se me vería plumero, ¿qué querría decir con eso?

Dominguet: Ni idea. Seguramente hablaba en clave para un pequeño grupo de seguidores fanáticos y para usted, los únicos conocedores de su significado... A parte de eso, me gustaría saber por qué ha pensado usted en mí para un viaje de estas características...

Ministro: Yo no fui. Para mí y para el mundo eres un perfecto desconocido. En realidad te seleccionó la máquina. Un potente y enorme ordenador que utiliza tarjetas perforadas, como en los años 50 del siglo pasado. Reúnes algunas de las características apropiadas para este peligroso viaje...

Dominguet: ¿Ah, sí? ¿Por qué?

Ministro: Por la bilirrubina.

Dominguet: ¿Por mi bilirrubina?

Ministro: La tienes alta, ¿verdad?

Dominguet: Si, ¿y qué?

Ministro: No es mortal, todavía, pero podría serlo. Si no mueres podrías acabar de color amarillo.

Dominguet: ¿Tiene algo en contra del amarillo?

Ministro: Da mala suerte. Además aun en contra de la corriente histórica, estamos trabajando por un mundo más sonrosado, si acaso marrón clarito, como máximo beis, como mis pantalones.

Dominguet: ¿Me quiere enviar al más allá por mi color amarillo? Un color amarillo, que por cierto, no tengo.

Ministro: Si, por tu color amarillo. En fin, seamos sinceros, eres el candidato ideal. Te hemos grabado al llegar a tu piso de alquiler, después del curre, un piso que por cierto, ni siquiera tuviste el coraje de comprar, como habría hecho cualquier persona normal. Abres la puerta y dices, "¡Hola a todos!", pero no hay nadie. No tienes hijos, pareja,  perro, gatos, ni si quiera un cactus o un simple ficus.

Dominguet: Es una cuestión de alergia, de alergia al polen y a los pelos de gato.

Ministro: Tú mismo lo has dicho: además tienes alergia. Apenas tienes amigos. Has entrado en esa pendiente resbaladiza de la decrepitud, tu sueldo mengua. Hace años que no disfrutas de los placeres del consumo o del derroche, no viajas, no tienes cualificación alguna,  formas parte de esas masa informe nacida en tiempos el baby boom. Esa masa que a mí me gusta llamar el Moco Verde (Ríe). Compréndelo, nadie te va a echar de menos. Debes perder toda esperanza de que la posteridad te reivindique, Dominguez. La posteridad no sabrá nada de ti. Desaparecerás por completo de la historia. Te disolverás en la estratosfera, por decirlo así. De ti no quedará nada: ni un nombre en un papel, ni tu recuerdo en un ser vivo. Desaparecerás tanto del pretérito como del futuro.

Dominguet: Esto que dice me suena. ¿Lo ha sacado de una novela de Orwell?

Ministro: (Molesto) Ya, ya... Pero puedes evitar desaparecer tanto del prétérito como del futuro si participas en esta expedición al más allá. Quizá seas recompensado a la vuelta. No dudes que tu nombre quedará registrado en el deseado libro de la historia con enormes letras de oro. Piénsatelo bien. "Dominguez, primer metanauta. Tripulante de la primera expedición al más allá. 1968-2016" ¿Te gusta? ¡Cómo Yuri Gagarin! Siempre quisiste ser un cosmonauta.

Dominguet: No sé da cuenta, ni tan siquiera me llamo Dominguez. De mí apenas quedará un nombre, y encima estará mal escrito.

Ministro: Qué decirte. Lo de tu nombre en grandes letras de oro era broma. Serán algo más pequeñas. Quizá puedan leerse con lupa. Lo más probable es que jamás aparezca. Haga lo que haga, usted  se va a disolver en el éter cósmico, el tiempo, la historia,  o lo que sea que haya o no haya.

Dominguet: Vaya plan. Supongamos que decido aventurarme, ¿qué ocurriría si no hay nada en el más allá?

Ministro: Si no hay nada, lo mejor es que regreses, ¿qué vas a hacer allí?

Dominguet: No sé...

Ministro: Te aconsejo que lleves contigo un cuaderno, un diario de viaje y vayas narrando tu experiencia. Toma algunas fotografías, pero no demasiadas, que luego son un coñazo verlas.

Dominguet: Pensaba que éste era un viaje más metafísico que científico.

Ministro: Por supuesto, pero si puedes recoger muestras mucho mejor. Toma, puedes ir guardándolas en este bote.

Dominguet: ¡Pero esto es un bote pepinillos en vinagre!

Ministro: ¿No te gustan los pepinillos?

Dominguet: Me parece poco profesional.

Ministro: (Riendo) Relájate, es broma, Dominguez. solo quería quitar dramatismo al asunto. Rebajar la tensión ahora que te encuentras al mismo borde del precipicio. Una buena carcajada no hace mal a nadie.

Dominguet: ¿No hay más equipamento para la expedición?

Ministro: Si, por supuesto, toma...

Dominguet:  ¿Qué es esto?

Ministro: ¿No lo ve?

Dominguet: Parece una linterna.

Ministro: Es una linterna. Ya sabes, por si te acaban rodeando las tinieblas.

Dominguet: Estará bromeando.

Ministro: No, no bromeo.  Al llegar podría rodearte una densa noche eterna.  Si vieras una luz al final del túnel. Dirígete hacia ella, pero mantennos siempre informados.

Dominguet: ¿Cómo?

Ministro: Por teléfono, ¿tienes mi número? Si no puedes hablar por el motivo que sea, envíanos un correo o un whatssap. Tenemos noticias de que algunas personas ya fallecidas se han puesto en contacto con sus seres queridos a través del teléfono.

Dominguet: ¿Habrá cobertura?

Ministro: Probablemente. Si la telefonía ha llegado a las zonas más depauperadas de la ciudad,  ¿cómo no iba a llegar al cielo?

Dominguet: Habrá llegado al más allá, pero lo que se dice a mi piso todavía no ha llegado.

Ministro: Pues el viaje al más allá nos lo patrocina una conocida marca de teléfonos móviles...

Dominguet: Por cierto, ¿cual es el objetivo de esta expedición?

Ministro: Uhm...Te seré sincero. Siéntate, ponte cómodo.

Dominguet: Estoy sentado casi desde que he llegado...

Ministro: ¿Ah, si? Es que te veo borroso (bebiendo de la botella) No sé, debe ser la vista.

Dominguet: (Cogiendo unas gafas que hay sobre la mesilla) Aquí hay unas gafas, ¿son suyas?

Ministro: Bah, no tienen graduación, las utilizo solo para las entrevistas por televisión.

Dominguet: Bueno...¿Y los propósitos de la expedición?

Ministro: ¿Qué expedición? Oh, si...ya recuerdo. Siéntate de una vez. ¿Estás cómodo?.

Dominguet: No mucho. Parece como si hubiera un clavo saliente en la silla, y se me clava...

Ministro: El clavo existe. Es que te has sentado en la silla que utilizo para mis adversarios y enemigos políticos (Ríe) Es una forma de doblegarles física y psicológicamente. Y cuando les enseño el dossier y las fotos de su juventud, donde salen fumando porros, se vienen abajo. (Ríe)

Dominguet:Yo ya me estoy viniendo abajo, ¿dónde está el baño?

Ministro: Aguanta un poco.  Donde vas a ir, no es preciso el servicio.

Dominguet: Dese prisa en explicarse, porque entre los nervios, la colitis y el clavo saliente, no puedo concentrarme correctamente.

Ministro: Mejor. En realidad hay más de un objetivo. Uno de ellos, por supuesto, es espiritual. La posibilidad de reencuentro con nuestros eres queridos. Esto goza por supuesto del favor de una parte del pueblo. Tanto si la expedición es un éxito como si fracasa, este segmento poblacional, es muy probable que solicite viajar al más allá, voluntariamente, en principio. Lo que yo no sé es que tipo de gobierno existe en el más allá, ni cómo se organizan. Así debemos de ser precavidos, a ver si vamos a desequilibrar el más acá, no sea que estén planificando invadir la Tierra. Tanto tiempo alejados de la vida mundana quizá les haya afectado de forma permanente el cerebro, si es que lo tuvieran.

Dominguet: ¿Serán peligrosos?

Ministro: Probablemente. En caso de duda, es mejor que uses esto.

Dominguet: ¿Una pistola? Que quiere que le diga. Nunca pensé que el fin último de una expedición al más allá consistiría en liquidar a sus habitantes. A mi me hubiera gustado establecer un primer contacto, cambiar opiniones, conocimientos, saberes. Quizá intercambiar fluidos, quién sabe.

Ministro:  Ya, ya...buen rollito...¿Y después qué? Como dijo Gila, cuando te despistas te clavan una flor en el corazón. Querido Dominguez, que ingenuo eres todavía, todavía crees que es posible mezclar la ética con la expediciones al más allá, cuando en realidad, más que expediciones espirituales o científicas, son sobre todo, expediciones políticas. Te diré aun más; por encima de la ética existen razones de Estado

Dominguet: ¿Ah, si? ¿Cuales?

Ministro: El petroleo se acaba, pero quizá todavía quede una posibilidad. Quizá en el más allá existan cantidades ingentes de energía y recursos, ¿lo has pensado alguna vez? Yo albergo esa esperanza...

Dominguet: ¿Pero está usted diciendo que existe petroleo en el más allá? ¿Tiene alguna evidencia de algún tipo?.

Ministro: Por supuesto, la evidencia de la lógica. Mientras la Tierra es un espacio limitado y finito, el más allá se nos presenta como un lugar extenso y sin fin. No puede ser de otra manera. Y en consecuencia, en un territorio infinito, es más que probable que encontremos petróleo.

Dominguet: ¿Saquear el cielo?

Ministro: Bueno, se puede llegar a algún tipo de acuerdo, a un contrato. En cualquier caso el problema es mucho más complejo. Quizá nos veamos obligados a colonizar el cielo. Te recuerdo que existen siete mil millones de habitantes en la Tierra. Además, no podemos olvidar las posibilidades de negocio que podrían darse allí. Harás de avanzadilla. Te pondremos un piso allí.

Dominguet: Casi preferiría un piso aquí, en Mandril.

Ministro: Bueno, bueno, ya veremos... Después una tercera cuestión nos fuerza a explorar otras alternativas.

Dominguet: ¿Una tercera cuestión?

Ministro: Me tiene que prometer que lo oiga al respecto no saldrá de este despacho.

Dominguet: Esto...

Ministro: Sabía que podía confiar en usted. Escuche atentamente. Se trata de todos esos imbéciles e idiotas. Es cierto que molan,  entre otras cosas por su incapacidad de organizarse. Nos ha costado nuestro dinero, no te vayas a creer. Si, hemos hecho grandes inversiones. Nuestros mejores técnicos, psicólogos, publicistas, guionistas han creado esta informidad. Gracias a esto hemos vuelto a ganar de nuevo las elecciones, sin embargo, todos estos idiotas también tienen necesidades orgánicas. De momento están muy entretenidos con la cerveza. Lamentablemente en la actualidad tenemos un serio problema de superproducción de idiotas, y la productividad está cayendo. Había pensado enviarlos al más allá. Allí podrían ser felices. Enviar a los idiotas y a esos del partido de la plebe, que se creen muy listos.

Dominguet: ¿Pero esto que se proponen hacer ustedes, no es... fascismo?

Ministro: ¿Fascismo? Mira, haz como yo, no te metas en política.

Dominguet: ¿Me podría explicar alguna cosa más sobre la expedición al más allá? Es que no lo veo nada claro.

Ministro: Por supuesto, pero antes tienes que firmar este contrato.

Dominguet: ¿Podría leerlo antes?

Ministro:  ¿Leerlo? Eso no es muy ortodoxo...pero como quiera. No tengo nada que ocultar (Le entrega el contrato)

Dominguet: (Poniéndose las gafas. Leyendo con atención el contrato) Uhmm. Muy interesante...

Ministro: ¿Verdad?

Dominguet: Si... pero...quizá no se ha dado cuenta. Se les ha olvidado incluir algo.

Ministro: No te preocupes por nada. Firma abajo.

Dominguet: Ya, ya..pero es que...El contrato está totalmente en blanco. No han redactado nada.

Ministro: Firma ahora y nosotros lo redactamos después....

Dominguet: No sé, todo esto me resulta algo extraño.

Ministro: No te inquietes, es absolutamente legal.

(Dominguet firma el contrato en blanco, algo indeciso, y se lo entrega al Ministro)

Ministro: Bienvenido, no te arrepentirás jamás.

Dominguet: ¿Cuando comienzan los entrenamientos?

Ministro: ¿Qué entrenamientos?

Dominguet: Los entrenamientos que realizaré con el resto del equipo.

Ministro: ¿Qué equipo?

Dominguet: ¿No insinuará que iré solo al más allá?.

Ministro: Yo me atengo a lo que has firmado. Pero tranquilo, tenemos una candidata que te acompañará en tu viaje.

Dominguet: ¿Está buena?

Ministro: No lo sé, lleva burka.

Dominguet: ¿Me acompañará una musulmana en burka en esta expedición  pionera al más allá?

Ministro: ¿Quién le ha dicho que sea musulmana? ¿Por qué imagina que se trata de la primera expedición al más allá?

Dominguet: ¿El sentido común?

El ministro se dirige a un armario que hay en el despacho, al que acaricia, con cierto gesto de satisfacción.

Ministro: La nave.

Dominguet: ¿Esta es la nave? Parece un armario.

Ministro: No se deje engañar por las apariencias. En su interior se encuentra la tripulación. (Abre la puerta del armario) ¡Alehop!

Al abrir la puerta del armario aparece una mujer con burka, amarrada firmemente a una aparatosa silla, que se agita en el interior del armario.

 Interior de una nave tripulada al Más Allá. El asiento vacío está reservado para usted.

Dominguet: ¿Qué es esto?

Ministro: Tu compañera de viaje. Creo que se llama Marta. No temas, no es negra, ni oriental, ni siquiera musulmana. Pertenece a una familia de clase media blanca desestructurada (rie) En su juventud se afilio al Partido de la Plebe. Ahora viajará al más allá.

Dominguet: No parece muy contenta. Parece como si fuera ir al más allá en contra de su voluntad...

Ministro: En caso de que tengan problemas con la vuelta, podrían formar una familia allá....

 Dominguet: ¿Por qué lleva burka si es no musulmana?

Ministro: Por dos razones. La primera  porque en realidad no es un burka, sino el uniforme que llevarán todos los expedicionarios. Algo así como el traje de astronauta, ¿comprendes? Toma, aquí tienes el suyo.

Dominguet: ¿Y la segunda razón?

Ministro: Porque he pensado que todos los mandrileños mayores de 48 años podrían llevar este original atuendo.

Dominguet: ¿Ella tiene 48 años?

Ministro: Si, y tú también. No te preocupes, el burka sirve tanto como uniforme espacial, como de sudario. También es por una cuestión estética, de preservación de la belleza, ¿o no te parece que se rompe el equilibrio estético cuando vemos aparecer un vejestorio arrastrando su cuerpo por las calles? El primer paso para rellenar de bealdad del gran Mandril es apartar la fealdad de la vista.

Dominguet: ¿Donde está los mandos de la nave? El panel de control y todo ese rollo. No lo veo.

Ministro: Esta nave es automática. Viajará al más allá teledirigida desde la Tierra.

Dominguet: ¿Cuando se iniciará el despegue?

Ministro:  Pocas veces aparece una oportunidad como esta, una puerta abierta al más allá, de forma tan precisa y clara. Es un momento histórico. Esto es, el despegue se iniciará en breve.

Dominguet:¿Ya?

 Ministro: Si, y puedes ir cogiendo sitio.

Dominguet se enfunda en el Burka y coge asiento junto a Marta, que se agita, el Ministro le amarra al asiento. Antes de ponerle la capucha, el Ministro se dirige a él.

Ministro: ¿Quieres decir unas palabras para la posteridad?

Dominguet: ¿Está grabando?

Ministro: Espera, que se me ha olvidado la cámara. Creo que con el móvil servirá. Espera...Deja que te peine un poco, pareces un lunático... Tienes que estar presentable en el más allá. Cuando quieras...

Dominguet: Este es un momento especial para mí, y probablemente para toda la humanidad. Siempre quise vivir aventuras, ser negro, descender en balsa por el rio Manzanares, participar en un proceso transformación social intenso y fluido, pero sin rasguños. Y ahora me veo a un solo paso de un mundo nuevo: el más allá... Creo que todo es posible, el entendimiento entre los de allá y los de acá...(El Ministro le interrumpe)

Ministro: Ya vale, que se está acabando la batería del móvil. Así no hay forma de construir un documento histórico. Bueno Dominguez, ¿estás preparado?

Dominguet: No lo sé... ¿Y ella, no va a decir nada?

Ministro: Uhmm...

(Quita la capucha a Marta. Descubrimos que está amordazada. El Ministro arranca el esparadrapo alrededor de su boca. Ella grita.)

Marta: (A Dominguet) ¡No ves que nos van a matar! ¡Haz algo!

Ministro: (Visiblemente nervioso. ). En fin... Se repite mucho. Es mejor que continuemos. ¿Estás preparado?

Dominguet: No.

Ministro: Da igual, comienza la cuenta atrás.

(El Ministro cierra la puerta del armario. Se acerca junto a una palanca situada a uno de los laterales del armario, y sitúa su mano sobre ella)

Ministro: Es un pequeño paso para el hombre, demasiado pequeño quizá, casi un pasa atrás, pero grande para el Partido Patricio. (Ríe lunáticamente)

El Ministro acciona la palanca. Casi instantáneamente un gas que emana del interior del armario, filtrándose por las rendijas del armario, cubriendo toda la escena.

Se hace el oscuro. Es imposible ver nada sobre el escenario, pero oímos los golpes de alguien llamando a la puerta. También podemos escuchar la voz del Ministro.

(Alguien llama a la puerta)

Ministro: No estoy.

(Vuelven a llamar)

Ministro: Estoy ocupado. Así no hay quién trabaje.

(Llaman de nuevo, y vuelven a llamar. Los golpes sobre la puerta aumentan su volumen hasta hacerse ensordecedores, Cesan de golpe)

 Fin de la obra completa o del primer acto 



 Breves notas:

Esto puede considerarse una obrita completa o bien tan solo el final del acto primero. El segundo está por hacer. Cuando lo empiece os aviso. En cualquier caso, esto que presento requiere algunos retoques que realizaré si consigo algo de tiempo libre. Avisar de que este texto es de uso libre, siempre que no genere plusvalías. Quisiera aprovechar para contaros que el teatro y la dramaturgia en particular, son de las pocas cosas del orden actual, que generan crecimiento económico y aumento del PIB y del Índice de Felicidad Neta,  estimulando un tipo de economía productiva que no genera apenas emisiones de CO2. Los dramaturgos reconocen que nada hay más placentero que escribir comedias disparatadas, y que lo podrían seguir haciendo, aun viviendo de los restos de comida que encuentren en los cubos de basura, pero por otra parte eso es destruir todas sus potencialidades. Para que la humanidad se siga beneficiando de este nuevo modelo de economía, es preciso que los dramaturgos salgan de su estado habitual de necesidad. El futuro lo agradecerá.




 
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