lunes, 27 de julio de 2015

Las aventuras del Hombre Climático.

La historia del Hombre Climático, se inicia en realidad en este preciso momento.



El Hombre Climático


"Me gustaría que lloviera"- Me dije en voz alta. "Hace demasiado calor", y entonces comenzó a llover. Me encantan las casualidades, pero en cuanto pensé "Ojalá salga el sol",  las nubes se disiparon. El primer rayo de luz que atravesó la atmósfera cayó sobre mí, y me inquietó.  Las casualidades existen, incluso pueden concatenarse, pero aun así creo que hay límite numérico. Una serie de casualidades favorables sería lo que se denomina buena suerte, pero que en el plano atmosférico suceda inmediatamente lo que me gustaría, sobrepasa la frontera de lo casual. "Los individuos extraordinarios aparecen cuando uno menos lo espera, entre la masa informe de seres ordinarios" - Me sorprendí por este pensamiento y me asusté. Yo era masa informe ordinaria o lo había sido.

Pasar de ser masa informe a individuo extraordinario, no es fácil, a mí me apareció el temor a ser diferente. Visto con perspectiva  tiene algo de gracia; toda mi existencia queriendo significarme,  deseando un potencial, y cuando por fin aparece, me quedo petrificado, sin saber qué hacer. Tardé años en realizar nuevos ensayos climáticos, y aunque practiqué en el vecindario, lo hice con moderación, cambiando el tiempo a mi antojo distanciadamente, en continuo anonimato. Era incómodo, como si estuviera haciendo algo mal a escondidas. Tenía la sensación de que mis vecinos guardaban sospechas sobre mí que no explicitaban, o si lo hacían era mediante giros, metáforas y dobles sentidos. No estaba seguro de que estuvieran hablando de mí, pero lo intuía. Guardar un secreto puede enloquecer a los hombres.

Siempre me he preocupado por el bien común. A veces creo ver en el ser humano dos modelos de individuos, aquellos en los que predomina un interés por el bien particular, y otros en los que predomina el interés por el bien común. Yo soy del bien común,  pero vivir creyendo en él dentro de una masa informe que solo piensa en el interés particular me resulta desasosegante. Me sentía solo, más aun cuando al descubrir lo extraordinario en mí, continuaba actuando como si no lo fuera. Permanecía en la marejada de la multitud, oculto a las miradas. El infierno es eso, no ser visto.

Estas dos circunstancias; lo extraordinario y mi sentido del bien común, me arrastraban a la frontera que jamás había traspasado, hacerlo suponía caer en Tierra Incógnita. Aproximarme hacia lo desconocido producía en todo mi cuerpo el recuerdo de sensaciones infantiles, como cuando en clase de natación al borde del trampolín percibía el abismo. El vacío a solo un paso, y a pesar de todo darlo.

Querer entregar mi potencial a todos, a las tierras yermas, a la sequía que nunca cesa. Durante cuarenta y siete años había permanecido en el punto ciego de todas las miradas. Estaba muerto. Ahora se trataba de dar el paso y caer en el precipicio a la vista de todos, de ser público, de revelarme. Era el momento del parto. Hay que cambiar el tiempo.





miércoles, 22 de julio de 2015

Cómo ganar las elecciones



Me temo que la solución que espera la población, no es envolverse en una especie de burka posmoderno. Quieren la belleza, ya.

Hacia el Derecho a la Belleza


Todo el mundo quiere gustar. Por ello, me atrevo a proponer la inclusión de cambios significativos en los programas de izquierda. En especial, uno que conllevará cierta polémica y seguramente un incremento significativo en el número de votos, esto es "El Derecho a la Belleza".

El 90% de la población es fea o lo será en algún momento de su vida. Esto es muy doloroso y traumático, más aún en un mundo donde el mercado selecciona o margina a los individuos según cánones de belleza que él mismo marca.

Todo el mundo sabe que los feos son algo menos escuchados que los guapos; que es más fácil maltratar a un feo que un guapo, que un feo tiene menos oportunidades laborales, y seguramente, más posibilidades de caer en el fracaso escolar. A nadie se le insulta diciéndole "¡Guapo!", pero si alguien nos llama "¡Feo!", debemos estar alerta, pues probablemente nos encontremos ante el abismo, ante la resbaladiza pendiente de la marginalidad, del desacoplamiento, del ser innecesarios, superfluos. La belleza en el mundo actual es un factor de desigualdad y de discriminación.

La fealdad lo envuelve todo, y todos, luchan diariamente por ser aceptados, por ser más guapos, menos feos. La belleza te permite acoplarte en la sociedad. Utilizamos todo tipo de técnicas para escapar de la fealdad; el gimnasio, la sauna, la cirugía, el peinado, los tintes para el pelo, las dentaduras postizas, las pelucas, la ropa, las dietas adelgazantes... La fealdad no tiene piedad, te destrozará, te arrancará la autoestima. Si queremos emponderar al pueblo, tenemos que devolver la belleza a la gente. 

No quiero banalizar lo político, pero resulta escandaloso que algo tan evidente, apenas se refleje en propuestas políticas. Es obvio, que una sociedad madura y moderna debería situar a la belleza como el centro de todas sus actividades. Se ha avanzado mucho, pero en realidad, toda la inversión pública en belleza, por ejemplo, en belleza intelectual, mediante escuelas y bibliotecas, no está dirigida a encaminarse hacia la bealdad, sino a formar trabajadores cualificados. Y lo que la población quiere son dentaduras brillantes, tintes para el pelo, no envejecer. Gustar.

Un partido de izquierda que quiera transformar la sociedad no puede despreciar la inquietud del ser humano por la estética, a pesar de que estas inquietudes vengan marcadas por la presión mercantil. Es cierto que las gentes de izquierda, por lo general, queremos una belleza humanista, sin la marca de horror de la belleza convertida en mercancía. Es verdad que es más importante el derecho a la vivienda que a la belleza, pero lo cierto es que sin techo es muy probable que perdamos la belleza. Sin una renta mensual, todos somos muy feos. La belleza está unida a un gran montón de proyectos izquierdistas, ¿por qué está bien visto embellecer la ciudad y no embellecer al ser humano? De lo hablo es de un programa político que incluya embellecer los rostros, los cuerpos. ¿Cómo es que se nos había olvidado? Hay una mayoría social nihilista que le da igual que el mundo implosione, mientras pueda salvarse individualmente. Esta mayoría se encuentra tan preocupada por el cuerpo, por la belleza, como nosotros, y sin embargo es la que nos puede entregar la mayoría para ganar las elecciones. Esta mayoría nihilista jamás nos votará, pues no desea acabar con la miseria en un sentido amplio, pero sí quisiera una operación de cirugía plástica.

"Aceptarnos como somos", es una especie de mantra. Si podemos cambiar nuestro cuerpo, si la sociedad te permite cambiar el cuerpo, ¿por qué no vamos a cambiar la sociedad? A nadie se le pasa por la cabeza aceptar un barrio degradado, ¿por qué vamos a aceptarnos como somos? Desde la política institucional se permite cambiarlo todo, menos los cuerpos. Desde fuera de la política instituida, solo se te permite intervenir en tu cuerpo, o hacer alguna reforma en tu piso. 

Un partido de izquierdas que quiera alcanzar el gobierno, tiene que escuchar también a los feos, incluir la fealdad y la belleza en el debate político, quizá tengan algo que decir los feos sobre lo que les gustaría cambiar de sí mismos. No se trata de crear un tipo de belleza estatal o corporativa, desde luego, estamos hablamos de bealdad, no de fealdad. Quizá todos seamos bellos, quizá sea la mirada del otro la que nos hace feos, ¿pero cuánto tiempo tiene que esperar la población, a que los otros aprendan a mirar bellamente? Me temo que la población quiere cirugía estética ya, no esperar eternamente un horizonte de miradas preciosas que nunca llega.








domingo, 19 de julio de 2015

Despertar con 47 años



Llegada al país de los cuarenta y siete
Una especie de ejercicio de optimismo

Ya ha sucedido, he llegado a los cuarenta y siete años. Y sin embargo todo es muy parecido, las cosas permanecen en el mismo sitio.

Todo es igual. Si la existencia es un viaje, es un viaje en forma de bucle. Sin embargo, aunque parece el mismo sitio, no lo es.

La tierra de los cuarenta y siete años, es el lugar de la degradación y del desvanecimiento de lo juvenil, por eso he agradecido que me regalaran un bastón eléctrico. Sin embargo, a pesar del cieno y lo fangoso y lo turbio de este mundo, quizá haya algo de maravilloso en este país. Habrá que tratar de descubrirlo.

Quizá en estos momento se sucedan acontecimientos asombrosos, que un gran meteoro esté cruzando el horizonte, y que un gran arco iris nocturno se aparezca, a plena luz del día, en el gran Mandril. Quizá yo esté naciendo. No puedo descartar esta hipótesis. Quizá esté tocando la trompa en una charanga de Vallekas, o hable fluidamente, sin atisbo de tartamudez, sin que la mente se quede en blanco, donde me desbordo continuamente. A ese lugar de los cuarenta y siete, es al que he ido a parar, aunque todo parezca igual.

Mantengo la teoría de que para descubrir el mundo verdadero, pero invisible a la vista en el que estoy viviendo -y que es mucho más chulo e intenso-,  tan solo tengo que dar la vuelta al universo, como si este fuera un calcetín.


martes, 14 de julio de 2015

Se buscan creativos, gentes con imaginaciones, para salir de una película de terror


La situación es urgente, es preciso encontrar a la imaginación, antes de que sea demasiado tarde.

Se buscan creativos

Se buscan creativos, gentes con imaginación, para salir de una película de terror. Urgentemente.


Es imposible crear seres inmensos de color verde, amables, que aplasten con sus dedos gigantes a esos hombrecitos y hombrecitas que determinan nuestra existencia, y la embarcan a un mundo probablemente más horripilante. No, no hay que construir seres verdes. Si los fabricáramos, aunque fuera para salvar nuestra dignidad,  pronto estarían en contra nuestra. Lo que tenemos que hacer es sacar la imaginación, construir las situaciones, desbordar los acontecimientos.

Vemos una película de terror en Grecia. Rogamos a los dioses que nos salven, pero en vez de venir en nuestra ayuda, nos aplastan. Estamos atrapados en una comedia, no paramos de escuchar las carcajadas. Llegan autobuses desbordados de turistas, que paran un instante junto a las duchas de Ziklon B,  mientras nos hacen algunas fotografías, después se van.

Queremos poner la imaginación en marcha, pero el límite de la imaginación corre el riesgo de estrecharse. Si al menos escucháramos el eco de los hombres y las mujeres del futuro, aquí y ahora, en todas las ciudades de Europa, al mismo tiempo. Hay que imaginar algo, corriendo, antes de que sea demasiado tarde.




lunes, 13 de julio de 2015

El hombre que realizaba sus sueños

Por favor, si ven a este hombre, apártense inmediatamente. Es mucho más peligroso que Netanyahu, Elvis Presley y Putin juntos.


El hombre que cumplía sus deseos

Seré claro. Tengo más responsabilidad que usted, ante la historia, nuestro tiempo y ante las generaciones futuras. No me juzgue por el ínfimo lugar que ocupo dentro de la gran maquinaria estatal, en realidad, usted debería temerme, puesto que todos mis sueños se cumplen.

Todos mis sueños se cumplen; desde una mujer deseada, a un presidente que cae por las escaleras o una revolución cívica alegre y democrática. Me interrogo a menudo el por qué me sucede. Cuando se carecen de respuestas se tiende buscarlas en los dioses, aunque no existan. Sea lo que sea, debo tener un exquisito cuidado con mis deseos y pensamientos, no sea que se cumplan.

Usted está sorprendido, y se pregunta cómo es posible que pudiendo hacer realidad mis sueños, continúe en estado estanflacionario. Se lo diré; cuando mis sueños hacen aparición en el mundo, se presentan con un rostro diferente. Si los sueños son ligeros, en la realidad aumentan su peso considerablemente. Un sueño hecho realidad puede ser perfectamente una carga, por ejemplo:

Deseo liberarme del trabajo asalariado

Pero el sueño llega a la realidad bajo el rostro de la indigencia, muy desagradable por cierto.

Así que debo debo tener cuidado con lo que pienso, pues no solo me afecta a mí, sino a la humanidad entera. El temor a que el deseo desencadene el fin del mañana, la destrucción del continuum. Al fin y al cabo, los que vienen detrás podrían enviar a un sicario del futuro para asesinarme. O si en el porvenir se respetan los derechos humanos, podrían llegar al presente, localizarme, y envolverme la cabeza en papel de plata.


jueves, 2 de julio de 2015

Conversaciones con una señora de 109 años sobre la Ley Mierdaza

"El poder surge allí donde las personas se juntan y actúan concertadamente.El poder nunca es propiedad de un individuo; pertenece a un grupo y sigue existiendo mientras el grupo permanezca unido. Deriva su legitimidad en la reunión inicial,  más que de cualquier acción que pueda seguir a esta"- Me dijo la señora.


Conversaciones con una señora de 109 años sobre la Ley Mierdaza


Hablando con una señora del barrio, que por cierto, tiene 109 años,  me ha dicho que "La aprobación de la Ley Mierdaza, prueba, que sin el grupo que crea el poder,  este desaparece. En otras palabras, sin "populo" no hay "potestas". Me encantan las viejecitas, nunca me entero de lo que me hablan.

"Joven"- Me ha dicho. "Lo que da poder es la gente, pero las gentes que apoyan a los que están en el poder, se están muriendo..." ¿Se mueren?- pregunto. "Sí, se mueren. Al disolverse, también se disuelve el poder" -Asegura la viejita. ¿Podríamos seguir conversando de otra manera, cómo si fuese una entrevista o una obra de teatro mental? - La interrogo. "Lo importante es la acción y la pluralidad, no tanto el formato de esta conversación" -  Asevera la señora centenaria.

Señora de 109 años: Aquí entra en juego la Ley Mierdaza, joven, esto es, la violencia...

Dominguet: ¿Ah, sí..?

Señora de 109 años: El dominio de la violencia entra en juego donde se está perdiendo poder...

Dominguet: Usted dice que al ser menos poderosos porque han perdido apoyos, y simultáneamente, al hacer aparición una población emponderada... Podrían recurrir a la antigua estrategia de utilizar de la violencia para acabar con el poder de la gente emponderada...

Señora de 109 años: Remplazar el poder por la violencia de la "Ley Mierdaza" puede significa la victoria en cuanto a un descenso del uso de la palabra y del cuerpo como parte de la acción política, pero el precio resulta muy elevado, porque no solo lo pagan los vencidos, también lo pagan los vencedores en términos de su propio poder.

Dominguet: Muy interesante... ¿Algo más?

Señora de 109 años: Aún hay más. La extrema forma de poder es la de Todos contra Uno, la extrema forma de violencia es la de Uno contra Todos. Y esta última nunca es posible sin instrumentos. Por ejemplo; la Ley Mierdaza, o la tortura, o la desaparición de personas... La violencia siempre puede destruir al poder; del cañón de un arma brotan órdenes instantáneas y obediencia. Lo que nunca podrá brotar de ahí, es poder.

Dominguet: Entonces si nos impiden hablar, intercambiar subjetividades, participar... Nos están empujando a votar, a apartarlos mediante el voto....

Señora de 109 años: Depende. Imagino que el siguiente golpe de la extrema derecha será una reforma electoral regresiva.

(Tengo algunas respuestas más de la señora, pero la cinta magnetofónica se me atascó. Intentaré incorporarlas durante los próximos días a la entrevista, en cuanto pase la plancha)


 
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