martes, 28 de enero de 2014

Breve viaje al Sol

Las pelucas ya no estaban de moda, ahora se llevaba el corte al cero que nos permitía ser más aerodinámicos. Para caminar contra el viento y a su favor se diseñaron unos monos muy ajustados, como los de esos patinadores de velocidad sobre el hielo, dando una apariencia -dependiendo de la perspectiva - de que quién lo llevaba era alguien llegado del futuro, muy sensual, o tan solo un simple monigote.


Mi breve viaje al Sol

No todo el mundo tiene la oportunidad de viajar al Sol

Los viajes al Sol inaguraron el año I. Cosas de la vida entre hombres, ahora un año duraba diez de los corrientes, y así nos daba tiempo a hacer más cosas, a cumplir nuestros deseos y propósitos. El amor y la vida eran breves, y como nos resultaba tan complicado vivir el momento presente, lo ampliamos. Y así, en este ancho presente, mientras esperaba la llamada o la carta para un viaje al Sol, me entretenía contemplando el mundo desde la ventana, siempre sacudido por ese viento que jamás cesaba. El viento llegó en la noche del año I y nunca nos abandonó. Ese viento permanente que cambiaba a la ciudad y a los hombres

Caminar por la ciudad nos convertía en seres frágiles e inestables, para poder hacerlo, era preciso abrazarse a alguien si no queríamos ser arrastrados por el viento. Se establecieron puntos de encuentro, marquesinas donde alguien esperaba a que llegara el otro a quién abrazarse o a darse la mano y acompañarse como se pudiera hasta las casas, el metro, el teatro o el supermercado, siempre con el viento en contra.

Quizá el viento nos vuelva locos, sin embargo, desde su llegada se constató que se habían reducido algunas ansiedades. En realidad no fue el viento, sino el mero ejercicio del tacto, la necesidad satisfecha por el viento de sentir el cuerpos de los otros.

Aquellos que querían caminar hasta sus casas solos o solas, con cierta seguridad, sin temor a ser llevados por el viento, guardaban en sus bolsillos plomos y pesos. Cargaban lastre siempre, y ya no podían o sabían desprenderse de él. No era fácil. 

Las fracturas de cadera habían aumentado, para evitarlo se ideó un mecanismo similar a una barandilla donde los peatones se sujetaban con las manos o mediante un mosquetón unido a un arnés que nos permitía mantener el contacto con la tierra. Así, era posible recorrer casi toda la ciudad. 

El viento. Ese viento interminable que desperdigaba las semillas y arrancaba los frutos con violencia concibió también los viajes al Sol. Al principio, los más frágiles, los que estaban siempre a punto de romperse o que ya se habían roto, podían ser los llamados para ir Sol. Después, la selección fue aleatoria. Abríamos el buzón esperando esa carta o esa llamada que nos invitaba. Era el sueño. A veces ocurría que alguien desaparecía de nuestro entorno. Era imposible encontrarlo esperándonos en la marquesina, en el punto de encuentro donde poder superar con otro ese viento siempre en contra. Había sido llamado. Ya no estaba.









jueves, 23 de enero de 2014

Cómo salirse del mundo

Hay muchas formas de escapar del mundo, pero tenga cuidado de no lastimar a nadie. La tira corresponde a Adão Iturrusgarai


Cómo salirse del mundo

Mucha gente quiere salirse del mundo, pero vayan donde vayan el mundo les persigue. Si encontraran una isla desierta allí irían, sin embargo, es probable que el mundo les alcanzara.

Queremos escapar del mundo. Me comprometo a escribir una guía, una fuga, dibujar un plano para preparar la huida del mundo. No, no voy a proponerles arrojarse por la ventana, el mundo en el que vivimos nos ha despojado de todo coraje, además, cuando alguien cae por la ventana solo puedo ver un enorme potencial a punto de desintegrarse, y yo, estoy en contra de la desintegración. Me gustan mucho los potenciales para que de repente, desaparezcan.  En mi opinión, creo que lo mejor que podemos hacer, es salirnos de este mundo sin dejarlo en paz.

En realidad se nos está invitando a que abandonemos el mundo. Si usted trabaja por nada, es decir, tratando siempre soslayar el estado de necesidad sin conseguirlo jamás, abandone el mundo antes de ser expulsado de él. Adopte la forma que deseé. Por ejemplo: 

Salga del piso y no vuelva. Cruce la avenida y arránquese la ropa, haga jirones con ella. Frente a su piso hay un pequeño pinar, súbase a un árbol y niéguese a bajar y a tocar de nuevo el suelo. Vaya de árbol en árbol saltando como una ardilla, fabrique lianas, construya un nido y un edredón de hojarasca. Es probable que rápidamente se convierta en una figura mediática, y otros, sigan su ejemplo. Algunos hombres y mujeres le acompañarán en su aventura. Folle con ellos en la copa de los árboles, conviértase en un espectáculo. Cuando lleguen autobuses de turistas al pinar, tire ramas y piñas contra sus cuerpos,  róbeles sus pertenencias o simplemente, deje que le lancen bocadillos, galletas y golosinas.


domingo, 19 de enero de 2014

¡Las cabezas caen en Mandril!

 Las cabezas caen, ¿pero qué ocurre con los cuerpos, a dónde van?

¡Las cabezas se caen!

Primero se encorvan los hombros, después el torso, más tarde se desprende la cabeza, como una fruta madura. 

Las cabezas caen, y usted puede llevarse a casa una si le apetece. En cuanto tocan el suelo, dejan de ser propiedad de nadie y cualquiera puede llevarse a casa una cabeza si le apetece, guardarla en una bolsa de plástico y colocarla en la mesilla de noche para charlar por las noches y contar todas esas pequeñas desventuras y fracasos con los hombres y las mujeres. La cabeza escucha, asiente, te mira con asombro como si fueses un semidios o una diosa, pero no pueden moverse del sitio. Hay días que  llegas a casa y te alegras porque la cabeza todavía permanece, otros, cuando apareces con tu amante, la ocultas con una sábana para que nadie la vea. 

Cuando te llevas alguien a la cama, a veces, te sientes observado

Las cabezas no tienes pies y no pueden huir ni aproximarte a ti. Un día caen al suelo y entonces ya son de cualquiera. Puedes llevártelas a casa, amontonarlas en una carretilla y tratar de venderlas en el mercadillo, jugar a que hagan espuma con sus bocas, besarlas, hablar de cualquier cosa, enfadarte, y abandonarlas un día en el parque si es que ya no te interesan. Quizá se las pueda llevar otro. 


martes, 14 de enero de 2014

Malas noticias, la cultura se desintegra

Todo lo que ha quedado de Julio Verne

¡La cultura se desintegra!

Quisiera informar al lector sobre los últimos acontecimientos ocurridos en la ciudad de Mandril y que transformarán para siempre nuestra existencia. No se trata del amor llamando a las puertas de la ciudad para instalarse definitivamente en nuestras vidas, es otra cosa, un suceso inimaginable, sin embargo debemos decirlo alto y claro antes de que este texto desaparezca ¡La cultura se está desintegrando!

Léanme bien por favor, este texto desaparecerá en 78 horas. No, no se trata de censura. Lo que ocurre es que la cultura se está desintegrando. Todos los registros están afectados y las letras desaparecen de los libros. Las primeras en caer fueron las vocales, después cayeron las consonantes y notas musicales. Ya no  hay libros en Madril.  Usted puede copiar rápidamente su libro mediante cualquier técnica, pero desaparecerá al poco tiempo de entre sus manos. Es posible crear un ejercito de copiadores, de  gente dedicada a fotocopiar, a escanear o transcribir a mano todos los registros escritos cada cuatro días, para ver como desaparecen una y otra vez.

No hay música, todas las grabaciones se degradaron y a día de hoy son inescuchables. Hay que recuperar la memoria y prender a tocar el laúd, a cantar como asignatura obligatoria. Cada hombre se tiene que transformar en una biblioteca andante, en un trovador, y tiene que recordarlo todo y recordárselo a todos. Cuando todo haya desparecido, cuando todas bibliotecas, museos y pinturas hayan caído;  cuando hayan caído los templos, los teatros, los cines; cuando a la vista le sea imposible encontrarse con pedacitos del pasado, habrá hombres, millones, como los hombres libro de Bradbury, recitándolo todo, cantándonos en las noches del estío, narrando que llegaron muy lejos y lo vieron todo.


viernes, 10 de enero de 2014

Un gran moco verde avanza sobre Mandril

Tengo planes para el moco verde, es decir, reeducarle, esto es, que le gusten las películas que suelo mirar. Para ello hay que dejar que pase a algunos de lo sitios donde le está vedado el acceso. A esto algunos lo llaman barbarie, es posible, pero yo tengo grandes esperanzas puestas en el gran moco verde, estoy convencido de sus asombrosas capacidades de autoregulación. Algún día Lars Von Trier hará películas de zombis mutantes protagonizadas por Belén Esteban, ese día, el gran moco verde, volverá a los cines, incluso tomará conciencia de sí mismo.Ese día, el día en el que el gran moco verde tome conciencia de sí mismo, ya no irá al cine a ver películas, sino que las hará el mismo. Lo que ocurre es que el cine habrá dejado de existir tal como lo conocemos, será un cine radical, y se parecerá al teatro.


El gran moco verde y el cine

Un gran moco verde e informe avanza hacia Mandril, se desplaza por sus calles pero retrocede ante las puertas de los cines y los teatros.  Esto me sorprende, ¿por qué ya no quiere entrar al cine?

Estoy en el cine viendo una peli de Lars Von Trier, y afuera, una masa informe, un moco verde, lo llena todo. En el cine estoy a salvo. Más tarde descubro que al gran moco verde no le gustan las películas de Lars Von Trier. Algunos investigadores se preguntan por qué el gran moco verde no va al cine, yo lo sé; lo que ocurre es que no le dejan pasar. Sin embargo hubo un tiempo al que al gran moco verde le gustaba ir al cine, pero desde que al gran moco verde no le dejan  tirarse pedos, eructar, hacer ruido con los envoltorios, masticar con la boca abierta, comer palomitas o dejar que suene el móvil o fumar, el cine ha dejado de resultar atractivo al gran moco informe. Se impidió el paso al moco verde para salvar los cines, mejor dicho, para salvar a la gente educada y a los cinéfilos, que serán sin duda, paradójicamente, los que acabarán matando al cine, aunque ellos todavía no lo saben.


martes, 7 de enero de 2014

Esculturas de Calatrava en los barrios marcianos

Una posible escultura del estudio de Calatrava instalada en uno de los barrios marcianos


Barrios marcianos y el nuevo mobiliario urbano diseñado por el estudio de Calatrava

Supongo que a estas alturas de la legislatura ustedes habrán descubierto como aparecen esculturas en las aceras y las rotondas al mismo tiempo que desaparecen marcianos.

Esculturas de rotondas, figuras kitch en las aceras como parte del nuevo mobiliario urbano,  farolas adaptadas a los usos de una nueva época. Todas estas obras, coinciden en dos conceptos al menos:

A) En un recubrimiento de goma que permite al peatón rebotar en caso de tropezar al pasear, sin dejar marcas.

B) Un olor nauseabundo.

Esculturas en serie que huelen mal repueblan la ciudad. Inspiradas sin duda, en ese deseo de entre los más depauperados a establecerse en aquellos lugares más desagradables de la ciudad, más húmedos, con más mosquitos y más roedores, sin alcantarillado, próximos a los vertederos, allí donde siempre hay pronunciadas cuestas. Al final del todo resulta que los vecinos convierten aquellos lugares inhabitales en espacios donde se vive.  La llegada de las esculturas modernas de Calatrava al barrio hablan, y dicen que van a pasar algunas cosas.

En mis estudios sobre el humor, he comprobado, que en la moderna sociedad mercantil el buen humor de unos es el mal humor de otros ¿Es posible una ciudad sin esta contradicción? Si, por supuesto, consiguiendo que estemos todos de mal humor, y se puede hacer ya. 

La llegada de las esculturas de Calatrava al barrio es la primera señal, pues se acabará yendo la pobreza. Tememos a la pobreza. Ese temor a que se nos pegue, que acabemos contagiados. Hace unos años se trató de encontrar una relación entre la gordura y el contagio. Se suponía que dar la mano a un gordo podría arrastrarnos hacia una obesidad mórbida. Era un bluff. Ahora sabemos que la pobreza es contagiosa,  nunca des la mano a un pobre. Si llegas al barrio y hay más pobres de lo que te apetecería, quizá es bueno que se vayan. Podríamos darles alzas o tacones para que los pobres dejen de ser pobres, pero lo que queremos es que se vayan, que se vayan corriendo. Ya lo sabemos, cuando uno sale corriendo de su casa, es fácil conseguirla a un precio interesante. Es cierto que llevan toda una vida allí, y desde que vas a tus sesiones de psicoterapia has aprendido a no huir. Por eso, al asomarte por la ventana  has sonreído al descubrir que las primeras esculturas de Calatrava han comenzado a instalarse en el barrio.

Si te dicen que las esculturas tienen una función higiénica, créetelo. Si te dicen que pueden desparasitar el barrio, créelo. Ese ruido imperceptible al oído humano nos vuelve locos. Hay riñas, peleas en las calles, algún asesinato. Y el olor, ese olor. Los vecinos se quieren ir y se van, las esculturas permanecen

La red de esculturas del barrio nos ha enloquecido. Hemos matado lo que más queríamos, y al final nos hemos tenido que marchar. La idea era buena. Esculturas conectadas unas con otras lanzando miasmas al barrio para que nos largáramos. Entonces has llegado tú, y has comprado mi piso a un buen precio.

Barrio marciano, con marcianos  y nuevo mobiliario urbano






viernes, 3 de enero de 2014

Diferencias entre el hombre que llegaba demasiado pronto y el hombre que llegaba siempre tarde a todo

Tan solo una vez se encontraron el hombre que llegaba demasiado pronto y el hombre que llegaba siempre tarde, pero no sabemos si era temprano o tarde. Nos gusta pensar que fue en el momento preciso, pero es bastante dudoso.


El hombre que llegaba demasiado pronto y el hombre que llegaba siempre tarde a todo

Parecía improbable que algún día se encontraran, pues el hombre que llegaba demasiado pronto, ya se había ido cuando el hombre que llegaba siempre tarde hacia aparición

Ambos era visionarios, podían contemplar el futuro, por ejemplo; ver un ladrillo caer amenazante desde un gran rascacielos de la ciudad. El hombre que llegaba demasiado pronto gritaba alarmado a la gente "¡Va caer un ladrillo!", pero pasaban lo días y el ladrillo no caía, y sus palabras perdían tarde o temprano todo crédito, hasta que un día caía el ladrillo en su cabeza. Entonces siempre ocurría lo mismo, se le aproximaba un tipo y le decía, "Ya te lo dije, iba caer un ladrillo" ¿Qué podía hacer sin caer en el ridículo? De nada servía decir "¡Lo vi yo primero!".

El hombre que llegaba siempre tarde también veía caer ladrillos. La diferencia con respecto al hombre que llegaba demasiado pronto, era que cuando gritaba alarmado a la gente "¡Va caer un ladrillo!" este ya le había roto la cabeza. Ambos personajes eran incomprendidos.

Cuando iban en busca del amor, este todavía no había llegado o ya se había ido, cuando iban a comprar el pan, la tienda todavía no estaba abierta o llevaba años cerrada, cuando iban al encuentro con la vida, esta ya había pasado o nunca llegaría. 




miércoles, 1 de enero de 2014

Propósito primero para 2014: alcanzar la presidencia del gobierno

Mi programa presidencial

Todos/as hacemos planes por si algún día el azar nos trajera la fortuna, hacemos listas mentales en las que desglosamos el dinero que gastaríamos si fuéramos tocados por la diosa lotería, pero nadie piensa qué hacer si llegado el caso, a través de una concatenación de casualidades, llegáramos a la presidencia del gobierno, aún cuando la estadística demuestra que es más fácil  alcanzar la presidencia del gobierno que ser acariciados por la evitativa mano de la diosa lotería. Sabiendo esto, he decidido escribir mi propio programa de gobierno antes de llegar a él con las manos vacías e improvisando. Déjenme que les dibuje un retrato de la diosa fortuna. Observen que no tiene manos, esto explicaría porque nunca nos toca

La diosa lotería en acción, siempre huyendo, sin manos que nos acaricien, verde y nebulosa, lo que indica lo inaccesible y ajena que era a nosotros/as, como si no existiese o fuera de otro planeta

No puedo concretar aquí la manera por la cual llegaré a la presidencia del gobierno, pero sin duda será mediante el error. No importa demasiado, porque tendré un programa de acción secreto. Es probable que en cuanto comience a aplicarlo, presiones de toda índole traten de hacerme revocar todas y cada una de mis decisiones, si es que pudiera tomar alguna, pues si me reafirmara en mis propósitos, pronto sería sometido a una moción de censura, ataques mediáticos, un golpe de estado, y si todo ello fracasara, aviones de la OTAN se dirigirán rumbo al palacio presidencial para bombardearlo, sin embargo, jamás me encontrarán allí.

Sé que nunca me invitarán a ningún encuentro ni reunión de estadistas a nivel internacional. Jamás se llega tarde si no se está invitado. Aún así acudiré. Apareceré  en un globo sobre los cielos de Bruselas, a sabiendas de que ya hace meses que firmaron el tratado para destruir Mandril. 

Ustedes dirán que montando en globo no se consigue nada. Sin embargo una acción de gobierno no solo debe estar encaminada al bien común, sino que debe dirigirse también al mismo centro de lo simbólico. Me desplazaré en globo cuando alcance la presidencia del gobierno, y todos estarán en mi contra, incluso usted. Estaré rodeado de enemigos. "Viajando en globo siempre se llega tarde y no sirve para nada"-dirán todos- Cuando lleguen los aviones de la OTAN a Mandril, ya no estaré.  Dirán que mi globo fue arrastrado a la deriva por la corriente hacia un destino incierto. Nadie querrá recordar que hubo un presidente que se trasladaba en globo a cualquier lugar y que no sirvió para nada. Durante algún tiempo, semanas quizá, permanecerá el recuerdo de que yo existí, de que iba en globo, de que me volví borroso. Después desapareceré. Sin embargo hice lo que tenía que hacer.



 
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