miércoles, 30 de octubre de 2013

Hacia la ciudad sexual

Todavía no existen imágenes de ciudades sexuales, pero si que podemos imaginar y formular formas donde se pueda pensar en el otro

Primeros apuntes sobre una posible ciudad sexual

Cada vez es mayor el número de expertos que manifiestan que el sexo se encuentra sobrevalorado, bien, en realidad ocurre todo lo contrario, el sexo está infravalorado. No se le toma en cuenta para nada, sin embargo está presente continuamente. Vivimos el día a día como si el sexo fuera un espacio de la esfera íntima, cuando es abierto y colectivo. Quizá no se ve, pero es probable que ese árbol que nos cobija lo plantó un enamorado.

Podría dar una videoconferencia sobre sexo y ciudad, pero es un tema que no he pensado suficientemente, así que me estaría inventando la mayor parte de las cosas. Por suerte soy un farsante, así que en vez de dar una videoconferencia, escribiré sobre la ciudad y el sexo, en términos originales, jamás vistos. Me imagino una ciudad sexual: la ciudad del sexo.

Que nadie piense que quién llegue a mi ciudad sexual va a follar inmediatamente. Mi ciudad sexual no es Disneylandia ni el  barrio rojo de Amsterdam, no es un lugar de compra y venta de sexo. De lo que estoy hablando es de planificar la ciudad teniendo en cuenta uno de los motores que mueve el mundo, aunque muchas veces ni siquiera nos demos cuenta. Por ejemplo, se diseñan los parques para que los vecinos paseen o hagan deporte, pero nunca para el encuentro amoroso. Otro ejemplo, cuando uno va al médico porque le duele la cabeza, este nunca le pregunta por su frecuencia sexual, cuando lo más probable es que sus jaquecas estén motivadas porque se le ha subido el semen a la cabeza. Por lo general el dormitorio es el lugar donde más se practica el sexo, sin embargo, estos nunca tienen buenas vistas, ni siquiera la luz es la adecuada. Siempre se olvida incorporar un regulador que permita dosificar la intensidad de la luz, en vez de soportar siempre esa luz dura que cae sobre nosotros del techo. Eso si, parece que los diseñadores de muebles cada vez están más interesados en el tema. Es cierto que tanto las camas como los sofás se diseñan teniendo en cuenta el intercambio de fluidos, pero a mi lo que me interesa no son tanto los espejos en las paredes y en el techo ni el confort sexual, sino esa latencia hacia lo amoroso que jamás se explora. Todos aquellos actos cotidianos que se frustran y que van dirigidos a gustar a uno mismo y sobre todo a los otros. Es el sexo que subyace en todas las cosas más que el acto sexual en sí. Un barrendero debería ser un héroe del pueblo en vez de una versión mejorada del esclavo; quiero decir, en una ciudad llena de mierda, es más complicado amar que en una ciudad agradable. No estoy hablando de crear ciudades con rostro amable, sino que su rostro sea amable porque la ciudad lo es. Una ciudad que incite a invitar a un café a un desconocido simplemente porque a uno le gusta o donde uno pueda expresar la bealdad del otro sin que este sienta amenaza alguna. Ahora solo queda lo más fácil, pensar la ciudad sexual, superar la idea del sexo desde el poder como forma de control social, que se rompa la esfera del sexo como lo intimo para abrirse al espacio de lo colectivo. 





martes, 29 de octubre de 2013

Proyecto de Casa Caracol

Borrador del primer dibujo sobre una casa caracol

Proyecto de Casa Caracol


Quiero presentar un nuevo proyecto, otra solución habitacional, por llamarlo de alguna manera. Mi duda estriba en si este proyecto una vez realizado conferirá  dignidad al ser humano o todo lo contrario.  Se trata de una casa caracol, con todos sus inconvenientes.


Estéticamente "La Casa Caracol" de Dominguet es tan impactante o más, que el  "Homeless Vehicles Proyect "de Krzysztof Wodiczk, pero menos operativo. Mientras el proyecto de vehículo para homeless tiene ruedas, el proyecto de casa caracol debe cargarse sobre la espalda, además el usuario debe tener una larga blanca cubierta de flores, ser portador de sabiduría y arrastrar los pies. Lo importante, entre otras cosas, de esta casa caracol, es dar visibilidad a su portador. Hacerse visible. La invisibilidad es el gran drama de aquellos que se encuentran en el escalafón más bajo de la sociedad, y probablemente la mayor fuente de casi todos sus desastres. El abuso y la humillación pueden realizarse con más facilidad cuanto uno no es visto, aunque se encuentre a la vista de todos. Para que puedan verse a kilómetros de distancia propongo de cada hombre invisible lleve a cuestas su propia concha espiral. Mucho más practica que las cajas de cartón, la casa espiral promete protección ante el aguacero, el viento y la policía tratando de identificar al hombre o la mujer barbuda que vive en su interior.  Lo digo ya desde aquí; quién viva en su casa caracol no tendrá carnet, pues lo quemó un día al grito de "¡Viva Humania!". Posiblemente carezca de huellas dactilares. 

Boceto de la casa caracol dibujada con el pie durante un recorrido en tren

Me gusta imaginar que los hombres caracol no siempre caminarán solos por la ciudad con su concha espiral a cuestas, a veces, se encontrarán, y querrán tomar el poder, cansados ya de leer textos en braille por las noches, no tanto porque hayan perdido la vista, pueden ver demasiado lejos, quizá, sino porque no tienen luz eléctrica. Su mirada, estoy seguro de ello, puede ver más allá del tiempo. Si, a veces se encontrarán y cuando quieran desalojarles será imposible. Nadie ha conseguido penetrar en el interior del posible templo que esconde una casa caracol. Imaginen miles de caracoles gigantes tomando las plazas más simbólicas de la ciudad o avanzando despacio hacia aquel edificio tan alto donde desde su última planta se decide el destino de todos los hombres y las mujeres de la ciudad. Parecen inofensivos, caminando tan lentamente siempre, pero yo no estaría tan seguro.








domingo, 27 de octubre de 2013

Recupero mi viejo condensador de fluzo

Si el condensador de fluzo ha dejado de funcionar, siempre cabe la posibilidad de llegar al futuro mediante autostop. Pero no sabemos a que futuro uno podría llegar. 

Apuntes sobre el condensador de fluzo

Nunca antes el futuro se había convertido en un lugar tan predecible como al mismo tiempo incierto. Sabemos que no vamos a reconocer Mandril dentro de veinte años, incluso es posible que usted no se encuentre viviendo en esta ciudad, ni tenga un trabajo o dientes, o incluso si tendrá cuerpo. Sea lo que sea, tengo un condensado fluzo, pero no tiene pilas.

El condensador de fluzo no tiene pilas porque entre otras cosas,  funciona con fluzo. Es cierto que hace años que no pongo en marcha mi pequeña máquina del tiempo portátil, porque si lo hiciera lo más probable es que no volviera jamás a Mandril, con lo cual, tendría que abandonar este periodiquito. La situación es la siguiente; si desaparece este periódico desaparece el mundo. Observen a ese diminuto escarabajito que se encuentra al borde de la calzada, si consigue atravesar la carretera, el mundo será salvado, sino, todo desaparecerá. En un mundo donde realmente se quiere seguir existiendo, los escarabajos pueden cruzar la carretera sin temor a desintegrarse. No sé todavía el medio, quizá mediante pequeños puentes o túneles, o un guardia que regule el paso y permita que los escarabajos crucen. No lo sé. Quizá se conviertan en seres sagrados  o el tráfico haya sido finalmente puesto bajo control
.
Pero volvamos al asunto que nos importa;  mi próximo viaje al futuro. Estoy arreglando el condensador de fluzo, y en cuanto pueda iré a hacer una visita a William Morris. Si me dice que me quede a vivir con él, lo haré, y entonces todo el presente se desvanecerá. ¿Se puede escribir un periódico desde el futuro para los hombres del hoy, sin parecer ni demasiado loco ni imbécil? Si fuera posible, lo haré, entonces el mundo continuará existiendo. 



sábado, 26 de octubre de 2013

El gran oráculo de Mandril

En las clases nocturnas para ser una sibila o un sibilo, alguien escribió algo en la pared


Sobre el oráculo

No hay acción que no escape de mis manos. Empecé por inventar un recetario, un librito de recetas para cuando uno tenía que tomar un camino al encontrarse en una encrucijada. Un camino que una vez tomado todo saliera bien.

Escribí el recetario con la mejor intención, pero sin darme cuenta inventé un nuevo medio. Lo que debería ser un sistema que permitiera tomar una decisión vital con más seguridad a cada cual, llevó a convertir a los mandrileños en una muchedumbre de hombres y mujeres aterrados siempre ante lo desconocido. El objetivo de mi recetario era no perder el tiempo. Me resultaba desagradable ver a los mandrileños aquí y allá, como hombres sin cabeza, tropezando, volviéndose a tropezar, buscando, encontrando. Seguir un camino por el sistema de ensayo y error, puede llevarnos varias vidas, y solo disponemos de una existencia.

Al principio los mandrileños utilizaban el recetario una o dos veces en su vida, ya saben, lo clásico; con quien deberían  irse a vivir y qué estudiar, pero no era suficiente, y las visitas aumentaron, así que me tuve que dejar barba. Venían a preguntarme cualquier cosa. Se formaban grandes colas frente a mi domicilio en busca de un atajo, yo les abría la puerta de mi casa y les entregaba unas notas que les escribía con mi propia letra, y en fin, toda su existencia cambiaba. Eso me daba un cierto poder. 

Es difícil atender a todos. No dispongo de mucho tiempo. Trato de aprovechar la mañana escribiendo un articulo para este periódico, escribiendo una comedia para el pueblo, estudiando historia del arte, entrenando para algún día poder participar en un maratón de cuarenta y dos kilómetros y morir fulminado a la llegada.  Por la tarde voy a mi trabajo de friegaplatos. En el poco tiempo libre que me queda abro la puerta del oráculo y descubro que hay mucha gente esperando. Algunos hacen noche, pero no puedo atenderles a todos, ya me gustaría. Así que he establecido una pequeña tasa para disuadir aquellos que vengan a preguntarme sobre lo frívolo y lo banal. También he incluido una sobretasa para que aquellos que más les urja, puedan adelantarse unos puestos en la cola. 

Sin embargo todo esto tenía que acabar. Empezaba a tener demasiada influencia social. Un día me llegó un telegrama del ministerio que se me exigía un certificado que acreditase mi preparación para entregar recetas a todo hombre perdido o despistado, pero yo no tenía ningún certificado, así que tuve que abandonar el recetario. 

Por lo menos se reguló el oráculo. Se impartieron clases nocturnas y se extendió un carnet de sibila que debía renovarse cada cinco años. Yo quería que los mandrileños no sintieran tanta ansiedad cada vez que tuvieran que tomar una decisión, pero ocurrió exactamente lo contrario. También se convirtió en un arma política, y las sibilas y los sibilos cambiaban de cara y de zapatos dependiendo de las mayorías parlamentarias. En cuanto a mi, perdí la afición por el oráculo, continúo en mi curre, y de vez en cuando, antes de que mi maginación quede sepultada por la edad y el trabajo asalariado,  planifico nuevos medios que trasformen la realidad y no puedan ser tan fácilmente recuperados por el poder o lo mercantil. Estoy en ello, pero no tengo demasiado tiempo.


jueves, 24 de octubre de 2013

El hombre con el que todo el mundo se sentía bien

Aquí una foto del hombre con el que todo el mundo se sentía bien, tratando de escapar de la insaciable búsqueda de felicidad de la peñuqui

El hombre con el que todo el mundo se sentía bien

El hombre con el que todo el mundo se sentía bien, en realidad, no se sentía tan bien. El descubrimiento de que con un pequeño trozo de su cuerpo uno podía vivir más años, ser más atlético, más ingenioso o más amable, le había llevado a un estado deplorable.

Con un solo gramo del cuerpo de este hombre nos encontrábamos bastante bien, aunque a él no le hacía demasiada gracia. Valía cualquier cosa, un gramo de su pelo, de su epidermis, de su nariz, de sus dedos o de sus visceras, si se masticaba durante al menos diez minutos, nos hacia sentirnos felices y su efecto se prolongaba durante diez maravillosos años. 

Al principio a él le gustaba entregarse a los demás, se daba, y ofrecía un trocito de sí a aquellos quién más lo necesitaban, pero claro, pronto corrió el rumor de que había un hombre, que masticado, nos traía la felicidad, y en poco tiempo comenzaron a acumularse gentes frente a su piso pidiendo un pedacito de su cuerpo. Venían de todos los lugares del mundo y formaban grandes colas, ordenadas, hasta que un día se produjeron grandes tumultos, cientos de miles de personas trataron de asaltar su casa. Muchos murieron. Para entonces, el hombre con el que todo el mundo se sentía bien, fue declarado bien de interés general y pasó a ser propiedad estatal. Al poco tiempo fue vendido a una empresa privada. Algunos, pocos, pudimos ver al hombre con el que todo el mundo se sentía bien, fragmentado en pequeños comprimidos y grageas.





miércoles, 23 de octubre de 2013

Pequeño viaje al futuro

Viajar en una máquina del tiempo es posible, pero el billete es bastante caro, así que no se haga ilusiones, usted no podrá trasladarse en el espacio-tiempo por mucho que vaya ahorrando. Si, viajar es caro, pero más caro resultará quedarse en Mandril.

Viajes en el tiempo
-Usted no está invitado-

La situación es la siguiente; un hombre huye del presente. La vida en la Tierra se le va complicando y aunque parezca lo contrario, cada día le cuesta más hacer lo que le place, las cremas solares ya no evitan las quemaduras, la islas Caimán, donde vivía, han sido anegadas por las aguas.

Vaya donde vaya, ha dejado de ser querido. La gente le escupe y le increpa, y mire donde mire solo ve zombis a su alrededor. Creía tener el mundo en sus manos y ha acabado viviendo en un refugio subterráneo a prueba de explosiones nucleares. "¿Qué hacer?"- se pregunta- "Huir hacia adelante". Así que ha mandado construir una máquina del tiempo para llegar al futuro. Las máquinas del tiempo funcionan, pero necesitan la mitad de todos los recursos energéticos para ponerse en marcha. Sea lo que sea, se puso el casco, se encerró en  la cabina y encendió el gran motor que lo llevaría hacia el mañana. Antes de disolverse en miles de millones de átomos alguien le escuchó decir "¡Con mi dinero hago lo que me da la gana!"



martes, 22 de octubre de 2013

¡Tenemos un rey sin cabeza!

Instantánea del rey, momentos antes de salir por televisión 


¡Tenemos un rey sin cabeza!


En Mandril tenemos un rey sin cabeza. Nos lo encontramos recogiendo comida en la basura y nos resultó simpático. El pueblo decidió que fuera el rey, pero como no tenía cabeza no le pudimos poner la corona. 

El rey sin cabeza de Mandril frecuenta tabernas y museos. Es estéril, lo que garantiza que no tendrá descendencia. No sabe inglés pero habla catalán, no ha llegado a aprender el francés ni el alemán, pero sabe euskera. Trabaja para el pueblo barriendo todos los días las aceras. Como no tiene cabeza, el populacho no siente deseos de cortársela. Cuando viaja a china o a las américas duerme en pensiones baratas y cuando se reúne con aquellos señores que tienen el mundo en sus manos, siempre se queda dormido, y cuando despierta siempre dice lo mismo "El mundo no es vuestro" y se ríe a carcajadas, y ellos le evitan, por si le diera por apuñalarlos en mitad del pasillo.

 Le gusta salir por la televisión llorando, diciendo que el mundo ha muerto y que ya es hora de enterrarlo. Sus enemigos le acusan de ser el enemigo, pero él se ríe,  y dice que ellos son los muertos. Los periódicos le acusan de ser un rey muy aburrido, y es verdad que no le gusta el fútbol, pero es fácil verle recorriendo las calles de Mandril caminando  mientras cae la noche, pensando en todo aquello que le ha sucedido durante el día, expuesto a las miradas, las palabras o las balas


Cuando tenga todo el poder en mis manos

¡Todo el poder en mis manos!

Querrán matarme, pero me haré invisible durante unos instantes, y apareceré de nuevo ante las puertas de la ciudad con unas llaves que lo abren todo

Arrastrando un carrito de la compra cargado de cartones y cables, expuesto a las miradas, al frío y a la lluvia, me gusta entretenerme pensando en el día que tendré todo el poder en mis manos

Entonces querrán matarme. Pero yo continuaré durmiendo en el suelo, sentado en mi silla con un clavo saliente haciéndome daño, vistiendo las mismas ropas gastadas, como siempre. El día que tenga todo el poder en mis manos apareceré ante todos llorando, y diré lo que todos saben, que el mundo se ha muerto y que ya es hora de enterrarlo. Tiraré mi vieja maleta porque ya no es tiempo de huir. Después, abriré las puertas de la ciudad para que entre el futuro desbordándolo todo.




lunes, 21 de octubre de 2013

La famosa alambrada de Mandril

Dominguet atrapado en la famosa alambrada de espino de Mandril. Para la próxima vez, promete llevar tenazas o alicates

La famosa alambrada de Mandril

Están alambrando el perímetro de la ciudad. Dicen que es para que nadie pueda entrar, pero en realidad es para que no podamos salir. Mientras tanto me fumo un puro

La famosa alambrada de Mandril se comenzó a levantar hace años. Al principio pude ver algunas pintadas contrarias en las paredes, pero siempre había algún vecino que llamaba por teléfono para denunciar que había un hombre pintarrajeando las calles. Después nos encontramos dentro de la ciudad envueltos de alambre de espino, y de vez en cuando aparecía un hombre o un niño muerto,  atrapado  y enganchado entre las alambradas. Por entonces comencé a fumar puros. 

"¡Qué no son zombis!" Les dije a mis compañeros de curre, y ahora resulta que nosotros somos los que no podemos salir. Bueno, si, por helicóptero o envueltos en un coche en llamas conducido por un piloto sin cabeza. 

La cosa pinta muy mal. Pero de repente, de vez en cuando, aparece una mujer en la vida que separa la alambrada de espino con sus manos, como si fuera paja, y que entra y sale como si cualquier cosa.




viernes, 18 de octubre de 2013

Proyecto de megaurbe móvil

Desde luego es mucho más bonito esta cometa a pedales que mi propuesta de megaurbe móvil

Una megaurbe móvil


Tengo un proyecto para construir una megaurbe. Una ocurrencia ideada mientras me encaminaba en metro hacia el trabajo. Es bastante novedoso pero horripilante, como todas las megaurbes. La diferencia entre mi megaurbe y otra, es que la mía podría trasladarse de un lugar a otro si así lo decidieran sus vecinos, o lo que es peor, cuando lo determinaran sus autoridades.

Premisa:

-Una megaurbe móvil, es por definición, móvil. En cualquier momento podría desplazarse la ciudad con sus quince millones de habitantes a otro lugar. Una megaurbe móvil es un proyecto novedoso, a ningún loco se le habría ocurrido algo similar, así que he decidido adelantarme a los acontecimientos y ser yo mismo quién presente públicamente las características de esta asombrosa idea.

Una megaurbe móvil conlleva a: 

Romper con la idea de asentamiento permanente, fijeza, durabilidad. Reinventa el urbanismo, puede replanificarse la forma de la ciudad cuando uno lo considere conveniente, pues: 

Si toda la ciudad se puede desplazar a otro lugar, las edificaciones, viviendas, servicios públicos, fábricas y oficinas, deberán adaptarse a esta circunstancia

Cada vez que una megaurbe se mueve:

Cada vez que una megaurbe se mueve toda la planificación también se mueve y se trasforma, adaptándose a la nueva geografía, la conveniencia, las circunstancias o los placeres. La ciudad puede reinventarse a cada instante. Las formas posibles de la megaurbe móvil deben aproximarse al infinito.

La posibilidad de mover millones de personas y construcciones con el fin de trasladar la megaurbe de un lugar a otro dará lugar a nuevas e ingeniosas soluciones técnicas así como la desaparición de un modelo de ciudad basado en la permanencia.

No estoy proponiendo un arquitectura efímera basada en el cartón piedra ni en el poliestireno expandido, ni en el abandono de la ciudad, ni en la expulsión de sus habitantes, ni es la reconstrucción desde cero. Todo eso sale muy caro, socialmente, éticamente, económicamente y medioambientalmente, sino un planteamiento en la construcción que permita su transportabilidad.

Algunos problemas:

El abastecimiento del agua, las redes de tuberías y cable, el alcantarillado, el suministro de electricidad, las carreteras, las aceras...En diez minutos, o menos, trataré de dar algunas soluciones al respecto. Lo demás lo tendrán que hacer los técnicos, no tanto por pereza o por falta de tiempo, sino porque se me estará ocurriendo cualquier otra gilipollez, por ejemplo; vuelos al espacio en naves a pedales, puertas sin cerraduras o llaves que sirvan para cualquier cerradura.

Soluciones a problemas concretos

Las particularidades de esta gran ciudad nos invitan a desarrollar edificaciones desmontables, abatibles, que puedan caber en una caja, o mejor, que ellas mismas al final de un proceso de pliegues y despliegues se conviertan en su propia caja. Una ciudad en constante mudanza debe racionalizar el uso de embalajes.

Proponemos el fin del adoquinado y el asfaltado de la calzada. Las carreteras deberán ser sustituidas por un material fácilmente enrollable y desenrollable, lo que permitirá su movilidad.

Es importante evitar toda cimentación, y adaptar las edificaciones al terreno, no el terreno a las edificaciones. Esto nos lleva a la búsqueda de un suelo flexible, como de goma, que se adapte a las irregularidades del terreno.

En cuanto al abastecimiento del agua, es del todo absurdo crear una red de tuberías por toda la ciudad que llevaría décadas o siglos construir, cuando lo más probable es que la ciudad se trasladará a otro lugar, quizá con mejores vistas, al poco tiempo. En estas circunstancias lo más apropiado será llevar el agua a través de pocas canalizaciones hacia algunos nodos distribuidos por la ciudad, desde los cuales se suministraría agua a las viviendas mediante la utilización de envases reutilizables. Esto evitará el derroche de un bien común escaso y el gasto inútil en infraestructuras permanentes. En cualquier caso, si los habitantes de la megaurbe se empeñaran en construir millones de quilómetros de tuberías por toda la ciudad, rogaría que estas se encontraran a la vista, en vez de ser subterráneas. Algunos podrán argumentar que una megared de tuberías exterior en vez de subterranea es antiestética. En absoluto. No solo no es antiéstética -a mi me parece más bonita- sino que además descubriremos a tiempo real cualquier fuga de agua.

Sobre el alcantarillado

Como no me queda mucho tiempo, me centraré en el problema de las aguas negras. Las muy, muy negras. Creo que somos adultos y cada uno deberá hacerse cargo de su propia mierda, nunca mejor dicho. Así que cada cual deberá llevar su mierda en un cubo o en un recipiente adaptado a los puntos de la ciudad o del barrio convenidos para su depósito, desde allí se podrá trasladar al lugar más apropiado para su compostamiento o a un generador de biogás, por decir algo.

Nota final

Siento comunicar no tener más tiempo para continuar desarrollando  la megaurbe móvil, pero es que generalmente escribo en lo que me dura el café, y ya me he tomado dos. Espero que nadie tome en serio mi proyecto, más que nada porque no me interesa en absoluto que sea realizado. Lamentablemente, una vez que se lanza una idea públicamente, ya nada puede hacerse, y algún subnormal tomará nota y la mejorará. Pido disculpas a los niños del futuro antes de que se produzca este hecho, pero tengo una excusa, me lo estaba pasando muy bien mientras lo escribía.




martes, 15 de octubre de 2013

Mi pequeña deriva psicogeográfica

Pequeña psicogeografía por Mandril


No sé quién es, si un viajero piscogeográfico o tan solo un objeto encontrado en una deriva

Hace tiempo que no hago una deriva psicogeográfica, pero ayer la hice. Esta vez me llevé un bolígrafo y un cuaderno. Esto es lo que vi.

Vagabundeo por la ciudad utilizando el método de "una calle a la derecha, una calle a la izquierda" esperando que ocurra algo. Parezco un turista. Es cierto; dejarme llevar por el azar me permite atravesar calles desconocidas y pasar a aquellos bares a los que por nada del mundo hubiera entrado, incluso hablar con desconocidos. Me digo a mí mismo, "con la quinta persona con la que me cruce, inicio una conversación", pero no llego a preguntarle nada más que la hora. Mantengo la teoría que las derivas psicogeográficas me hacen un poco más inteligente. El secreto es ver cosas nuevas, llegar a casa por la noche, agotado, y analizar lo ocurrido durante el día, pero para poder pensar tienen que pasar cosas; lamentablemente esas cosas no son las que yo deseaba ver. Por ejemplo, vi el rostro de la muerte en la linea 10 del metro.

Vi el rostro de la muerte en la linea 10 del metro, hablaba, pero apenas un hilito de palabras salían de su boca. Los viajeros le dejaban paso, como si fuera contagioso, mientras arrastraba los pies, caminando pasito a pasito hacia la nada. Esto ocurrió hace algunas semanas e imagino que ya habrá muerto. A mi me hubiera gustado haber encontrado otras cosas,  por ejemplo, descubrir por la calle una tienda de ropa futura. No, no estoy hablando de una tienda de ropa plateada. Sino la ropa de los tiempos futuros, ya libres o en proceso, donde vendan o regalen chaquetas y pantalones para presidentes, es decir, chaquetas que no tengan bolsillos. Esta idea no es mía, cuando curré en Alcampo, el uniforme de los curritos, el mío, carecía de bolsillo. A medida que los trabajadores ascienden en la escala social, el número de bolsillos aumenta. No es ninguna novedad, durante el descenso uno se va convirtiendo poco a poco en culpable. Los hechos sin embargo contradicen esta afirmación, la historia ha demostrado que los mayores asesinos, ladrones y criminales, siempre se han encontrado en la parte superior, la diferencia es que estos últimos lo hacer por placer y los de abajo por necesidad.

A mi me hubiera gustado caminar por Mandril y ver algún suceso gracioso, por ejemplo; un rey sin cabeza paseando por la ciudad para evitar las tentaciones del populacho, o abrir el periódico y descubrir la siguiente noticia en primera página "Se confundió y llegó a la Luna vestido de marinero"


lunes, 14 de octubre de 2013

Cómo acabar con todas las guerras

Cómo acabar con todas las guerras
(una propuesta para una posible obrita de teatro)

Aunque no se pueda vivir de la petanca, en el futuro, no se podrá vivir del trabajo. Así que no lo olvide, hay que volver a la petanca.

Hay días en lo que todo se me complica. Trato de acercarme a trabajar, pero el trabajo se aleja. Trato de ser disciplinado, pero aún así siempre ocurre un suceso, algo, que me impide mantener la concentración precisa.

Un hombre con barba. Voy al trabajo dando un pequeño paseo mientras atravieso el parque hasta la estación de tren de Aluche. Siempre ocurre lo mismo; me tengo que encontrar a un hombre de aspecto bíblico, con larga barba blanca, muy alto, saliendo de unos matorrales. Lleva una maleta. Se aproxima a mi, me sujeta del hombro, creo que me va a golpear,  me asusto y dice con voz clara y grave "Esto es tuyo".

Hombre de larga barba: Esto es tuyo

Yo: Te equivocas, es tuyo

Hombre de larga barba: No, no, es tuyo

Yo: No, gracias, es tuyo

Hombre de larga barba blanca: Te he dicho que es tuyo

Yo: Pero es que no lo quiero

Hombre de larga barba: Utilízalo bien

El hombre de larga barba blanca desaparece entre los matorrales riéndose a grandes carcajadas, pero a mi no me ha hecho gracia. Ahora tengo que cargar con una pesada maleta hasta el trabajo. Mi ser, que es muy inteligente, me pide que tire la maleta detrás del primer seto que me encuentre. Solo la vergüenza de tirar la maleta como si fuera basura y que alguien me llame la atención, me impide hacerlo. Vuelvo a casa. Siempre hay un motivo que me impide ir al trabajo.

¿Y ahora qué? Tengo la maleta en salón. En su interior encontraré alguna gilipollez. Abro la maleta y descubro un manual que dice "Manual para acabar con todas las guerras". No está mal. Incluye un molde para construir diez mil millones de"dolitas". Al parecer se hacen con harina, y no demasiada. Esto es importante. Voy al diccionario y busco "dolita" pero no existe. Así que construyo uno. Echo  harina,  agua y espero diez minutos, abro el molde y aparece un hombrecito de 1,30 metros, cejijunto, de color muy amarillo. Abre los ojos y me pregunta donde está. 

Dolita: ¿Dónde estoy?

Yo: Bienvenido a Mandril

Dolita: ¿A qué huele?

Yo: No sé, te juro que hoy me he duchado

El dolita se levanta, corre hasta la cocina, revuelve en uno de los cajones, saca un gran cuchillo y se aproxima hacia mi gritando. Yo también grito. Arroja el cuchillo al suelo y salta sobre el, enloquecidamente. 

Después el dolita me lo explicó todo mientras nos tomábamos un té, bueno, él no bebe té, ni tan siquiera agua, tampoco come.

Dolita: Tú, ¿qué has hecho? Me has creado de la nada, bueno, con un poco de harina, y ahora mi vida será una tragedia. Estoy sujeto al destino. En cuanto veo un arma en potencia todo mi ser se inclina hacia su destrucción. Es un impulso arrebatador, no puedo evitarlo.  Y lo peor de todo es que las huelo y huelen mal. 

Yo: ¿Cómo te llamas?

Dolita: ¿Y a ti que te importa? Es mejor que no me cojas cariño. Mi existencia será breve

Yo: A ver...si, en el manual dice que solo vivirás 48 horas

Dolita: Eso parece poco tiempo, pero en fin, es toda una existencia, tengo que vivirla a tope. Cierra la puerta del piso con llave, me gustaría pasar el día en el sofá.

No le hice caso, y cuando pude darme cuenta me abandonó. Se fue desnudo, con lo pequeñito que es, imagino que  a destruir armas por ahí. Y ahora no sé que hacer. Es cierto que con el molde para construir dolitas podría fabricar sobre quinientos al día tranquilamente y explotarlos, obligarles a que hicieran las tares domésticas, y venderlos al peso. Pero su corta duración y mi conciencia me lo impiden. Aunque la idea es fascinante, me parece aun más maravilloso la posibilidad de ver a uno de estos hombrecitos arrojarse contra la policía y arrebatarles las armas, adentrarse por los estrechos conductos del aire acondicionado hasta llegar al interior de los silos, donde se encuentran las mortíferas armas nucleares que dispone la gran ciudad de Mandril, y destruirlas como puedan con los dientes. 

Yo, ahora, abandono toda escritura, todo hobby, toda fuente de placer, toda relación con las mujeres para convertirme en un demiurgo. Lo abandono todo, salvo el curre, por el tema monetario, exclusivamente, y para poder comprar harina con los que fabricar dolitas. Yo, me convierto en semidios, en un hacerdor de paz. 










domingo, 13 de octubre de 2013

El encogimiento de Europa

¡Europa encoge!

Dominguet explicando a sus lectores el proceso de encogimiento de Europa utilizando como ejemplo unas cabezas reducidas


Era evidente que alguien tenía que saberlo antes que yo,  sin embargo jamás he encontrado un artículo en la prensa al respecto. Su importancia debería haberse convertido en noticia, en primera página.

Yo esperaba la intervención del presidente, unas palabras en todas las televisiones, una reunión de urgencia de la comisión europea, pero nadie decía nada. Siempre me toca a mi dar las malas noticias; Europa está encogiendo. 

No es que el mar avanzara sobre  la tierra, ni desaparecieran desaparecieran nuestras playas. Los chiringuitos permanecían intactos. Ninguna de nuestras ciudades costeras había quedado anegada por las aguas. La cuestión era la siguiente; el espacio se estaba reduciendo.  Europa se empequeñecía, encogía varias decenas de metros por semana. Este fenómeno era proporcional, porque no solo se reducía el área que la contenía sino las dimensiones de sus ciudades, sus calles y sus pisos, y sin embargo eramos las mismas personas. En diez años Europa se había reducido a la mitad. Quién vivía en un piso de 80 metros cuadrados ahora solo disponía de 40. Esto hacía que la gente se levantara de muy mal humor por las mañanas.

Sé que es difícil imaginar un proceso encogimiento, todo son problemas, se lo aseguro. Como en esas películas donde las paredes de la habitación se mueven hasta aplastar a los convidados a la fiesta. Pero en Europa no teníamos paredes. Todo el espacio se estaba comprimiendo en un solo punto. Los problemas de masificación no estaban relacionados tanto por un gran número de personas, que también, lo que ocurría es que una sola persona no cabía en lo que antaño fue un metro cuadrado, es decir, toda Europa se estaba concentrando en un punto de dos diemensiones. Cuando nos dimos cuenta, no pudimos reaccionar ordenadamente y nos lanzamos al mar en todas las direcciones en nuestros propios cayucos. 

¿Donde está Europa? Todavía existe, pero es un punto muy pequeño imposible de ver a simple vista. Me pregunto donde han acabado todas sus construcciones y todo su pasado. Continúan allí, claro. Se conservan, pero nadie las puede ver, sólo un microbio puede atravesar sus calles, visitar los museos, abrir las puertas de las casas y dormir en nuestras camas. No quiero ser pesimista. Quizá la Tierra tiene un particular sistema de vasos comunicantes, quiero pensar que cuando un continente encoge, una pequeña isla o una aldea comienza a crecer desmesuradamente en otra parte del mundo, o aparece un nuevo planeta o una estrella en el firmamento, pero no estoy seguro del todo.






sábado, 12 de octubre de 2013

El robot de Dominguet


En busca de la ciudad donde permanecen los hombres dormidos

"¡Cinco minutos más!" dijo Dominguet al robot

Dominguet tiene un robot que continuará escribiendo artículos humorísticos en caso de que se quede dormido para siempre.

Dominguet un día no despertará más, abrirá los ojos y dirá "¡cinco minutos más!" y después dormirá para siempre. Un robot continuará escribiendo los artículos mientras el autor duerme, sin embargo a los robots no se les permite escribir ni dibujar sino tienen lapiceros, y el robot de Dominguet no tiene dinero para lápices y pegamento. 

Cuando el robot se encamina en busca de dinero para lapiceros no tiene tiempo para escribir, y cuando tiene tiempo para escribir no tiene dinero para lapiceros. El resultado siempre es el mismo, no puede escribir. Así que en robot ya no sabe que hacer. Hay días que se levanta muy temprano, al alba, en busca de Dominguet, por si acaso lo encontrara dormido en un banco, en el alfeizar de una ventana, en un árbol. "¿Dónde se encontrarán aquellos que se quedaron dormidos para siempre?-Se pregunta el robot-

Hoy es sábado, y el robot ha salido en busca en busca del lugar donde se encuentran los hombres dormidos. Recorrerá lo imposible en busca de Dominguet y mientras inventará miles de mundos que se disolverán en el éter. Usted jamás los conocerá. El robot no tiene un lápicero para escribir y dibujar detalladamente  los nuevos mundos inventados, se desintegrarán para siempre. 

En la ciudad donde permanecen los durmientes, nadie puede pasar, el silencio es absoluto. El robot se ha quedado en el umbral, durante mil años esperando, pero ninguna sombra le ha invitado a pasar. Así que ha forzado la puerta causando gran  alboroto, despertando a los durmientes, saltando sobre los cuerpos que yacían amontonados unos sobre otros soñando y soñando. 

Allí estaba Dominguet, roncando. El robot le ha cubierto con sus brazos y lo ha aproximado al pecho diciéndole "¡Despierta!" y Dominguet ha abierto los ojos, le ha sonreído por un instante y ha respondido  diciéndole "¡Sólo cinco minutos más por favor!"


jueves, 10 de octubre de 2013

Buenas noticias para los lectores de ¡Terrible!

Un robot pegando carteles

Instantánea del robot que pega carteles. Será muy amable. Su único inconveniente es que funciona a cuerda.


Tengo diversos planes para este períódico, bueno en realidad solo dos. Uno sería incluir a un robot en la redacción de artículos y otro, una edición de ¡Terrible! en papel.


El robot

Cuando Dominguet se despierte y diga "cinco minutos más" y vuelva a dormirse, sin saber que nunca más se volvería a despertar, el robot se pondrá en marcha, escribirá un articulito y comenzará la edición impresa escrita a mano, si es que el robot tiene manos. 

La edición impresa

El robot comenzará a escribir, con su caligrafía de robot, una edición especial de ¡Terrible! con forma de cartel. Más tarde el robot saldrá a las calles con decenas de carteles y los pegará por ahí. Entonces ocurrirá. Los niños le señalarán y dirán a sus madres "¡Un robot pegando carteles!" Será muy divertido ver al robot metiendo el pie en el cubo con pegamento



martes, 8 de octubre de 2013

A favor de los farsantes

Escribiré comedias y farsas sobre zombis, que en realidad es lo único que sé hacer

Ser un farsante

Encuentro goma de borrar por doquier, miro a lo alto y descubro que la ciudad está desapareciendo. Otras veces, con la llegada de la primavera, vivo de terremoto en terremoto. A veces, una grieta enorme separa Mandril en dos partes y me resulta complicado ver a mis seres queridos.

Unos días aparecen miles de indigentes con sus carritos espaciales y otras veces la ciudad se llena de estatuas vivientes. Ya hemos dicho que la manía de moverse mucho nos llevará al desastre, que no hay combustible, que no hay manzanas, que no hay aire. Quedarse quieto, respirar poco, dejar de reproducirnos por esporas. Mientras escribo alguien se acerca a mi y me llama farsante. "Tú no eres anarquista" - me dice-

- Tú no eres anarquista

En estos casos, de una forma mecánica, quizá por supervivencia, suelo decir que si, que en este mundo nadie puede ser anarquista, pero otras veces no me callo.

- Tú no eres anarquista

- Perdón, pero el que no eres anarquista eres tú.

Esta forma de contestar me lleva a la incertidumbre, a un lugar que desconozco, y que acelera demasiado mi corazón.

- Tú no eres anarquista

- Perdón, pero el que no eres anarquista, eres tú.

- Yo he estado en la cárcel

- Quizá, pero yo he estado en la cárcel más tiempo

- ¿Cuanto?

- Toda la vida

Ustedes pensarán que soy un farsante. Es muy probable. En realidad no me encuentro en ningún sitio, ni entre mis compañeros de la fábrica. No, no es una fábrica, es una cocina pero que funciona exactamente igual que una fábrica. Cuando llego al sindicato asambleario tampoco me encuentro allí, ni cuando camino por la calle Argumosa, tampoco estoy allí, ni con los colegas, ni con la familia. Cuando llego a una reunión de artistas sé no debería estar allí, ni en las tutorias de la universidad, ni cuando hablo entre un grupo de gente de clase media, ni ante la asamblea. No, no estoy allí, no debería esta allí, cmo si hubiera llegado a un lugar que no me corresponde. Puedo consolarme diciéndome que ellos están locos, pero pensar eso sería entrar definitivamente en la locura, aunque sea verdad, puedo consolarme diciéndome que he llegado a un mundo que no es el mio, quizá antes de tiempo, pero no es verdad, este es mi tiempo.  Ahora que me había puesto a escribir obritas de teatro, sé que en cuanto quede a merendar con un grupo de dramaturgos, enseguida me veré fuera. De acuerdo, soy un farsante, por eso escribo sobre lo que realmente sé, por eso cultivo el único género que conozco, la farsa.






sábado, 5 de octubre de 2013

Breve texto para un mundo feliz

Una de las pocas fotografías tomadas de la ciudad durante las obras


Publicidad para viviendas futuras


Es cierto que todavía no existen, pero las estamos construyendo. Se trata de una red de ciudades ignífugas, resistentes a pedradas, encapsuladas en cúpulas de cristal irrompible e interconectadas mediante vías rápidas de aire comprimido, lo que facilitaría la movilidad de personas, documentos, mercancías, vehículos y basura.

La primera ciudad encapsulada será inagurada en veinticinco años y la red de ciudades se dará por terminada dos décadas más allá. Es una inversión segura para las generaciones venideras, para su descendencia y para la descendencia de su descendencia como alternativa a la construcción de colonias lunares para élites ¿Para qué emigrar a Marte si podemos construir unas ciudades igual de chulas en la Tierra? Estas ciudades serán enclaves de confort, de acceso limitado, cuya vida útil excede a la imaginación, diseñadas a prueba de catástrofes, cataclismos, pedradas y transformaciones sociales.  

Tres señores que jamás había visto antes promocionando nuestras viviendas

Con toda probabilidad, en el exterior de la cúpula de cristal, no se darán las condiciones necesarias para cultivar el ingenio y nuestras potencialidades artísticas y creativas. Es decir, una vida que merezca la pena vivirse dedicada a los pequeños placeres mundanos. Más allá del umbral de la ciudad encontraremos muchedumbres de hombres y mujeres con un cerebro bastante más pequeño que el de los habitantes de las ciudades cúpula, alterados sin duda por la menor presencia de oxigeno y nutrientes en el ambiente exterior. Una gruesa estructura de cristal irrompible nos separará del exterior y nos permitirá saludar a  familiares y amigos que quedaron fuera y decirles adiós. No fueron lo suficientemente precavidos para adquirir una de las preciosas viviendas de nuestra promoción cuando todavía estaban a tiempo.



martes, 1 de octubre de 2013

Reconstruir la abadía de Theleme



"Haz lo que quieras"

Nos encontramos en la abadía de Thelema y en el frontispicio hay una inscripción que alguien se ha encargado de borrar. 

"Haz lo que quieras". Alguien se llevó esta frase de Theleme. Y Theleme se encuentra en ruinas. Ahora esa misma frase se encuentra en Mandril y se ha convertido en el eslogan de los idiotas. Este "Haz lo que quieras" es en realidad  "Yo quiero ser Botín" Es decir, que el mundo y los hombres se muevan a su antojo; que con simple chasquido de dedos otro hombre le sirva la comida, y con otro chasquido más, otro hombre pilote un avión que le traslade a algún lugar del mundo desconocido. Un chasquido con el que otro hombre se arrastre hasta sus pies. 

Quién poseé "Haz lo que quieras" chasqueará los dedos para evitar cualquier acción colectiva que pretenda transformar la realidad y chasqueará de nuevo los dedos ante un buen montón de periodistas o soldados para sofocar cualquier ansia de vida buena. 

Para apaciguar a los hombres se inventó la lotería, y según se complica la realidad y se degrada, más hombres quieren ser llamados para  hacer lo que quieran. Muchos son los llamados, pero en el reino del chasquido de dedos, mágico, solo se puede pasar de uno en uno, y con un billete de la lotería premiado con quince millones de euros, y siempre a costa de que continuamente otros muchos pierdan su dignidad.

 Sin embargo, es más difícil que uno solo de mis compañeros de fábrica llegue a ser Botín, que entre todos promovamos los cambios precisos para aproximarnos a la vida buena. Es natural que quieran ser Botín, yo les veo todos los días de sus existencia, tratando de llegar a ese nuevo hogar donde hacer lo quieran, pero en vez de pasar por la puerta tratan de hacerlo pasando a través de la pared, y así es imposible. No cesan de darse cabezazos. Tantos golpes en la cabeza al final pasan factura. No solo han envejecido sin conseguir finalmente chasquear los dedos, sino que además se les ha ido formando un coagulo en el cerebro que ya no les permitirá pensar con claridad en lo que les queda de existencia.

 Entonces, si, deberemos reconstruir la abadía de Thelema, me imagino que entre todos. Olvidarnos de la broma pesada de la lotería, y encaramarnos al frontispicio y volver a grabar con una maza y un cincel para permanezca miles de años "Haz lo que quieras". 


 
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