¡La última cena de Dominguet!

¡Pidió fruta!

Su último deseo fué cenar fruta. Fruta variada. Comió parte de la fruta e ingirió, sin masticar, las semillas que estas guardaban.

Después murió. Pero no murió como usted morirá, víctima de una intoxicación prolongada en el tiempo, sino por la dosis letal de un veneno suministrado parenteralmente por un funcionario. Más tarde su cuerpo fué abandonado en la cuneta. Así se hace en los paises donde se mata para dar ejemplo. Desde la carretera, un conductor o un turista, o las dos cosas simultaneamente, podían ver el cuerpo del reo en descomposición y las semillas germinar en aquel compost orgánico y brotar el frutal que dará sombra al viajero cuando descanse en el camino del mañana, cuando los coches no existan.