¡Los mandrileños, partidarios de conocer el universo a través de mensajes de móviles!

¡Ahora o nunca!

El fascismo se cura viajando, quizá. Lo único demostrado hasta el momento es que el comunismo se cura haciendo turismo de masas

Como ustedes saben, el viaje fué sustituido por un acto mucho más molón: el traslado. Las diferencias entre ambas formas de moverse por el mundo requiere un analisis lo suficientemente superficial, para que el redactor de este árticulo no sea despedido. Así pues, recuerden los tiempos en los que los seres humanos todavía viajaban. El viajero podía ser asaltado por bandidos barbudos o pernoctar bajo las estrellas o en un hostal de un cruce de caminos regentado por un putero loco. Mucho más aseptico es el traslado: usted puede dormirse en el tren, coche o avión y despertar a la llegada. Incluso mirar por la ventanilla el paisaje destruido por la eficiente y moderna maquinaria tecno industrial. Por supuesto que, cuando existían viajeros, hombres y mujeres que hacían camino en burra, andando o bicicleta, eran invitados en cada aldea a pasar la noche bajo techo. Por suerte, todo esto desapareció gracias al turismo de masas. Como ustedes saben, los esclavos son muy productivos. Los imbeciles tambien han sido muy productivos. Los esclavos imbeciles son más productivos que la suma de ambos. Y el hombre moderno como usted y yo, es la culminación de la productividad. Efectivamente; el hombre moderno, convertido en el ser más despreciado del planeta es al mismo tiempo un ser fantástico que duda si al levantarse se encontrará con la misma persona cuando se mire al espejo. Esto se soluciona con unas cuantas monedas. Cantidad suficiente para sentirse realizado.