sábado, 14 de noviembre de 2009

Ensoñaciones como medio para teletransportarse

Ensoñación primera

Se abre aquí un nuevo apartado que llamaremos "Ensoñaciones como vehículo para teletransportarse". El origen de estas ensoñaciones se remontan a su infancia, cuando perdía el billete de autobús y caminaba unos cuantos quilómetros de vuelta a casa.

Por suerte, muchos años después Dominguet sigue perdiendo el billete del autobús. Si usted se encuentra a Dominguet caminando decidido con la mirada ausente por las calles de Mandril y no recibe un saludo de él, no tema, no está consumiendo litio ni tan siquiera un brote de esquizofrenia le ha arrastrado hacia el ensimismamiento. No tema. A pesar de que a veces se despierta o se acuesta más tímido de lo esperado, lo más probable es que se encuentre ensoñando. La ensoñación que hoy propone Dominguet es una vieja ensoñación de su juventud recuperada este último año. En esta ensoñación Dominguet un día desaparece y aparece en la misma ciudad con otro rostro, otro cuerpo, otro nombre. Es una ensoñación trágica, que aproximaría el dolor y la incertidumbre a los que le aman. Para remediarlo escribe una nota que deja junto a sus cosas inacabadas y que dice: "Algún dia volveré". Al mismo tiempo Dominguet aparece en otra parte de Mandril con otro cuerpo que ya no es producto del azar, sino de su elección consciente. ¿Se imaginan? Dominguet se aproximaría de nuevo a sus amigos, amantes, y amadas sin descubrirse. Guardaría el secreto; desde luego. ¿Podría ocurrir que ellas le volvieran a abrazar?

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