Dominguet poniendo a prueba su paraguas pararrayos
¡Tormenta!
Los principales partidos de Mandril se encuentran preocupados por el tiempo. A cada instante se suceden nuevas tormentas.
No son tormentas que vienen del exterior sino que se forman en el mismo centro de Mandril. Algunos de los torbellinos, pequeños, de no más de 30 cm de altura, giran sobre si mismos manchando los zapatos de la ciudadanía durante una mañana de camino al trabajo o a la compra. Otros huracanes, se generan en el interior de los autos y despeinan al automovilista. Es divertido ver al conductor luchar contra su huracán en un atasco, y como sale gritando del coche, corriendo como un loco mientras el huracancito le persigue. A veces se forman tornados que remueven la ciudad y todas la pelucas, bisoñés, bigotes y barbas postizas se vuelan y cubren el cielo de Mandril ocultando el Sol por unas horas, y después caen, formando una alfombra de pelos sintéticos, y cada cual en busca su peluca, pero es imposible. Finalmente cada uno acaba llevándose puesta la peluca de otro
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