"¡Detente!" -Dija la diosa Razón.
¡El Toro Habla!
"¿Sacrificio?"- Ha preguntado El Toro, que se ha erguido sobre dos patas y hablado en perfecto español antes de morir, pero eso no es lo más horroroso, lo peor de todo es que se ha convertido en un sujeto político.
"¿Sacrificio? Pensaba que el sacrificio era una acción individual, como cuando alguien entrega su existencia por otro, pero nada de esto es cierto. Tan solo se trata de elegir a otro para que muera por ti. Creo que el sacrificio es el acto supremo de la cobardía.
Dicen que La Tradición exige la muerte. Le encanta la sangre de Isaac, de las las vírgenes y los corderos. Los partidarios de La Tradición piden mi sacrifico, y yo me niego; ellos me arrastran. Los partidarios de La Tradición dicen que es precisa mi muerte para preservarla. Mujo, bramo, me río. De La Tradición tan solo queda un cuerpo abandonado en la cuneta. Sus partidarios recorren velozmente la autovía en sus bólidos; no pueden parar. ¿Qué queda de La Tradición? Una imagen que duerme en el Museo de Cera, nada más. Tengamos cuidado, La Tradición precisa de hombres y mujeres sin la palabra. La Tradición requiere de hombres sin voz a los que cortar el cuello. Si es posible matar a un hombre, a un perro, a un cordero, o a Isaac en aras de La Tradición, es que entonces las cosas van bien. Lo digo alto y claro; solo los cobardes exigen el sacrificio.
Mujo, bramo, río. Hablo y me pongo en pié, como un hombre. Los ojos me observan y sus bocas dicen que no soy El Hombre, que no soy El Toro. Dicen que soy el mismísimo Satán. Bramo, río, mujo, y avanzo entre la multitud, entre los hombres y las mujeres hasta perderme entre ellos. Esta vez el muerto no es El Toro. El muerto es La Tradición"
No hay comentarios:
Publicar un comentario