lunes, 12 de agosto de 2013

Proyecto de un bar restaurante comunista en Mandril

Bueno, siempre hay algún capullo al que le pagan para que los bares comunistas no existan


Construyamos el primer bar comunista de Mandril

El primer bar comunista ha abierto sus puertas en Mandril y todo el mundo está invitado. Disculpen, no me había dado cuenta; los bares comunistas ya existen

Nunca he visto a un rico en mi vida, salvo en televisión o en la prensa, pero eso no asegura nada. Una vez creí ver un rico paseando por Carabanchel Alto con su chistera y su puro, pero más tarde supe que era un desempleado que volvía a casa después de pasar una agradable velada tras una una fiesta de disfraces. Quizá los ricos no existan, pero es poco probable. Lo más seguro es que vivan escondidos. ¡Oh! ¡Qué desgraciada existencia vivir siempre oculto, cómo si de criminales se tratarse!.

A finales de los 90' del siglo pasado se puso de moda una frase muy chula que decía así: 

"Eat the rich"

A mi me gustó mucho, incluso me hice una camiseta con la frase en cuestión, aunque entonces no tuve el coraje de ir con mi camiseta de "Cómete a los ricos" por las calles de Mandril. Era un cobarde, pero no lo sabía. Lo sigo siendo, pero un poco menos. También sigo siendo pobre, y los pobres no entramos a restaurantes a comer, a no ser que nos acompañe una chica que nos gusta. Pero hoy lo he hecho, he entrado en un restaurante chino, solo, con un menú a un precio de 6,5 euros. Entonces ha ocurrido, he visto la luz en el preciso instante en el que me servían un plato de tallarines fritos. En ese momento he visto claramente una franquicia de restaurantes comunistas que se extendían más allá de Mandril. Me he he acordado de la leyenda urbana que dice que los chinos que mueren acaban guisados, y he pensado que en el futuro los ricos podrían desaparecer en el menú del día de un restaurante bar comunista. No he podido evitar sonreír perversamente cuando he encontrado un trozo carne que ha aparecido entre la pasta. Pero no, los comunistas no nos comemos a los ricos. Nuestra dieta solo incluye seres que han vivido en libertad, sin torturas ni opresiones, criados por hombres y mujeres que reciben un trato agradable, trabajan las horas precisas para poder cultivar la amistad, formarse y estimular su creatividad y reciben a cambio un sueldo digno. Dignísimo diría yo. Los comunistas preferimos que los ricos entren en razón. Nuestros argumentos tiene que ser racional y emocionalmente incontestables. 

En un bar restaurante comunista quizá no haya propietario, ni siquiera un  propietario estatal. Los empleados dedicarán 3 horas diarias al trabajo en un primer estadio, más tarde esas tres horas diarias se trasformarán en tres horas semanales, si acaso. Se establecerá un dia rojo a la semana, dedicado a la asamblea, donde los clientes cocinarán y servirán a los trabajadores. Es fácil que no se distinga muy bien quien es el cliente y quién es trabajador, y se sumistrará a los empleados, si quieren, de una vivienda colectiva, que irá incluida en su sueldo. En realidad una vivienda colectiva no es algo tan monstruoso; actualmente la mayor parte de la gente comparte la vivienda ya sea con su familia, sus amantes, o bien con amigos o desconocidos a unos precios quizá desorbitados comparados con sus ingresos. 

Me imagino algunos de los precios que se establecerían si un restaurante bar comunista abriera sus puertas en el presente:

Menú

1 euro para aquellos que carecen de ingresos

2,5 euros para aquellos cuyos ingresos no superen los 700 euros mensuales

4,5 euros si los ingresos rondan entre los 700 euros y los 999 euros


Esta escala irá en progresión dependiendo de los ingresos. Muchos de ustedes se reirán y argumentarán que aquellos que tengan grandes sueldos jamás acudirán, y preferirán comer en un restaurante de lujo. ¿Pero quién ha dicho que un bar comunista no es un bar de lujo? Es cierto que un bar comunista es un espacio donde no existe el derroche, pero la experiencia de comer en un bar comunista será todo un lujo, se lo aseguro. Imagino que habrá voluntarios que leerán poemas de Walt Whitman a los comensales, encontraremos libros y autopublicaciones por doquier, y cualquiera podrá tocar su instrumento preferido por solo el placer de agradar a los demás. Será inevitable por tanto la conversación, el debate, y las relaciones interpersonales. Todavía no me es posible ver todas las maravillas que sucederán, eso es algo que se encontrará a disposición de la voluntad y la imaginación de cualquiera, pero fruto de todo ello, nacerán algunos niños.

Addenda

Ya he recibido algunas críticas, más bien negativas, sobre mi proyecto de bar restaurante comunista. Una de las críticas es que mi bar sería antieconómico y sobre todo inviable. La otra crítica argumenta que mi bar se llenaría de pobres, como si la pobreza fuera una enfermedad contagiosa. El sueño de conseguir un mundo lleno de ricos ha hecho mucho daño, pues ha provocado un aumento del número de imbéciles. La promesa de que en el futuro íbamos a estar mejor y por lo tanto íbamos a ser más ricos, era mentira. Lo que se ha quemado ya no vuelve. Yo tengo una linea telefónica permanentemente abierta con el futuro, y dependiendo de las decisiones políticas que se tomen en cada momento en el presente, a veces, si siquiera cogen el teléfono en el futuro, porque simplemente no hay nadie. Nadie. Pero propuestas como la creación de un bar comunista, permiten que vuelva la conexión telefónica con el futuro. ¿Qué mi bar es inviable en el presente? No es cierto. Yo ya conozco algunos bares comunistas, y si existen, es que funcionan. 










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