Dominguet, Hitler, y poesía comunista marroquí

¡Ahá! Dominguet ha pillado otra vez a Hitler por sorpresa

Como ser un gilipollas en solo un segundo

Dominguet se siente más cerca de Hitler que de un ciudadano de la República Democrática del Congo

Esto no quiere decir que Dominguet simpatice con el nazismo, solo nos informa de que le han lavado el cerebro. Así son las cosas, se le derrama una lágrima cuando se imagina a Eva Brown y Hitler en el sofá, en silencio, acariciándose las manos mientras ven Olympia de Leni Rienfastahl en la incipiente y experimental televisión alemana. Pero cuando piensa en un congoleño, cargando sobre sus espaldas algunos kilos de Coltán o Bauxita antes de caer agotado o muerto contra el suelo, se la suda. Tenemos más en común con los cabrones que con el común, y el común tiene más en común con los cabrones que con la poesía. Dominguet todavía recuerda cuando murío Hassan II y las muchedumbres salieron a las calles a llorarle. Ese mismo día en un barrio de trabajadores de Casa Blanca, cuando guardaban silencio por la muerte de Hassan, un vecino moría en una cárcel de Hassan, era poeta y comunista, pero a casi todos nos la sudaba.