martes, 26 de enero de 2010

Sobre el uso del látigo en la policía mandrileña


Prototipo mediante ordenador de un futurible policía mandrileño
Mejora técnica en las relaciones interpersonales

El uso del látigo en la policía mandrileña no solo es parte de una tradición, una estética y un símbolo civilizatorio. También sirve para poner las cosas en su sitio.

El látigo es un arma cargada de futuro ¿Ustedes han disuelto alguna vez a un grupo de amigos mediante latigazos? ¿Han visto alguna vez a un joven arrogante arrinconado en el suelo suplicando a la policía perdón? ¿Por qué en las escuelas el Síndrome de Déficit de Atención disminuye si un popular látigo descansa sobre la mesa del profesor o se expone junto al retrato del jefe de estado? ¿Por qué los padres que utilizan el látigo de 17:00 a 19:00 horas tienen unos hijos tan simpáticos? En la administración pública, en la empresa privada, a la hora de la compra, en la merienda, en las relaciones interpersonales, siempre se encuentra presente el látigo. Toda negociación se resuelve golpeando a otro hombre, y así lo hemos comprendido. El uso del látigo no solo aumenta nuestra autoestima y eleva unos centímetros nuestro "yo" por encima de las balbuceantes necesidades del otro, sino que además mola. Y mola mucho. Nos hace parecer mucho más interesantes. Chicho Sanchez Ferlosio pensaba que la porra debía ser abolida, pués solo servía en realidad para minar, castigar y humillar a quién se encontraba derrotado y sin escapatoria. ¿Y qué? El látigo tiene exactamente las mismas cualidades que la porra y nadie exige que desaparezca. Y ustedes lo saben bién; un hombre con un látigo queda muy mono en las fotos.



2 comentarios:

PELLICER dijo...

El látigo, además, permite reprimir manteniendo las distancias. Pone fin a esos contactos tan desagradables entre los hombres de bien y los enemigos del orden y la tecnodemocracia.

Y tiene otra ventaja añadida: la porra sólo se usa con humanos (nadie arrea el ganado o los caballos con porra). El látigo pone a los humanos, a los que se lo merecen, a la altura de lo que son: bestias de carga.

El látigo es, por tanto, una gran herramienta neoconservadora y liberal.

tipo gris dijo...

el látigo no mata a la víctima como la pistola, por lo que se le puede seguir extrayendo plusvalía. sí, el látigo vuelve

 
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