Quizá sea este animalito el juerguista cósmico
Juerguista cósmico
Uno tiene la sensación de que una fuerza inmensa y cómica lo impregna todo. Es improbable, es cierto. Más aún; es imposible. Pero los hechos se repiten a diario, en millones de ocasiones. Una fuerza loca, juerguista, brutal, lleva al ser humano y a las cosas hacía una broma. Una broma pesada.
Un juerguista domina el cosmos. Crea y explota mundos a su antojo y precipita a los hombres y las mujeres a las pasiones y después los hace desaparecer. Un juerguista enorme, borracho y aburrido, quizá gordo. Un juerguista que no se escandaliza por nada, amoral, que entrega deseos y más tarde aplasta el deseo del afortunado, por el placer de contemplar el rostro de sorpresa del afectado. Lleva el miedo aquí y allá, para ver como reaccionan las gentes asustadas. Lleva el amor aquí y allá para ver como los enamorados tropiezan más tarde. Toda caida es divertida. Solo hay bromas dispuestas en lo que se llama la aventura de la vida, que tan solo es una concatenación de resbalones, explosiones, risas, pelucas que arrebata el viento, balas perdidas que se alojan en el pecho de un paseante distraido, cáscaras de plátano repartidas a lo largo de la senda de la vida. Un caso concreto; un avión lanza alimentos en Haití y aplasta a una familia que había salvado la vida en el terremoto. ¿No lo oyen? Se rie a solas. Sus carcajadas pueden escucharse en la inmensidad del universo.
Uno tiene la sensación de que una fuerza inmensa y cómica lo impregna todo. Es improbable, es cierto. Más aún; es imposible. Pero los hechos se repiten a diario, en millones de ocasiones. Una fuerza loca, juerguista, brutal, lleva al ser humano y a las cosas hacía una broma. Una broma pesada.
Un juerguista domina el cosmos. Crea y explota mundos a su antojo y precipita a los hombres y las mujeres a las pasiones y después los hace desaparecer. Un juerguista enorme, borracho y aburrido, quizá gordo. Un juerguista que no se escandaliza por nada, amoral, que entrega deseos y más tarde aplasta el deseo del afortunado, por el placer de contemplar el rostro de sorpresa del afectado. Lleva el miedo aquí y allá, para ver como reaccionan las gentes asustadas. Lleva el amor aquí y allá para ver como los enamorados tropiezan más tarde. Toda caida es divertida. Solo hay bromas dispuestas en lo que se llama la aventura de la vida, que tan solo es una concatenación de resbalones, explosiones, risas, pelucas que arrebata el viento, balas perdidas que se alojan en el pecho de un paseante distraido, cáscaras de plátano repartidas a lo largo de la senda de la vida. Un caso concreto; un avión lanza alimentos en Haití y aplasta a una familia que había salvado la vida en el terremoto. ¿No lo oyen? Se rie a solas. Sus carcajadas pueden escucharse en la inmensidad del universo.
1 comentario:
Coño, el Leviatán.
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