Instantanea de un dia normal en Mandril
"La gente de antes vivía tan despacio que podías quedarte dormido. Antiguamente podías estar durmiendo dos años y, al despertar, continuar tu vida como si nada hubiera pasado. La vida avanzaba despacio, mientras ahora transcurre con frenesí. Un acontecimiento tras otro. Una crisis tras otra, y nuestra vida emocional es indiscutiblemente más ardiente, más brillante y más variada"
Anatoli Lunacharski . "El arte, la juventud y los retos del trabajo artístico entre los jóvenes"
¡El Tiempo se acelera!
Paises enteros van a la deriva. Dominguet contempla con sus prismáticos del futuro a los naúfragos que llegan a la orilla. Los mira durante poco tiempo. No tiene tiempo
. Escribe a toda prisa una crónica diaria de la vida real, un poema en su trayecto de Metro, recibe cablegramas para ir a reuniones y manifas, se encuentra con mujeres fascinantes y arregla su bicicleta ahora que la frecuencia de paso de los autobuses de Mandril se reduce. Acude a asambleas, prepara carteles, panfletos y tebeos, ultima su plan quinquenal. Lee como puede, con sueño, libritos en cualquier lugar, toma notas de cualquier cosa. Lleva siempre una diminuta cámara fotográfica en el bolsillo por lo que pudiera pasar. Habla con desconocidos, busca a los que ama, se corta al afeitarse pero la piedra de alumbre cierra las heridas, el bosquecillo frente a su piso le observa todos los dias. A veces siente vértigo. Y aunque Dominguet sigue tartamudeando, se asombra de tener menos miedos, a pesar que la incertidumbre que rodea Mandril sea asfixiantemente
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