viernes, 6 de junio de 2014

Toda la verdad sobre El Jueves, este viernes

¡Libertad para los humoristas presos!
Por una Prensa satírica y humorística

Todavía no ha comenzado a reinar y ya está liándola. De acuerdo, ha sido RBA, pero si no existiera el príncipe esto no hubiera ocurrido. Nueve dibujantes dejan de colaborar con El Jueves,  el autor del la portada, Manel Fontdevila, Albert Monteys, Paco Alcázar, Manuel Bartual, Bernardo Vergara, Guillermo, Malagón, Isaac Rosa y Dominguet (bueno, Dominguet no dibuja en El Jueves, ni siquiera sabe dibujar, pero como gesto de apoyo también dimite) Una pregunta, ¿Isaac Rosa dibuja? Da igual, desde hoy para mi también es un dibujante.

Si no existiera el príncipe, es decir, el futuro Rey, esto no hubiera ocurrido. Esta afirmación es cierta pero no del todo verdad, por ejemplo, si el príncipe se hubiera desintegrado hace unas semanas y no existiera la manera de hacer chistes sobre la monarquía, es seguro que secuestrarían de nuevo la revista bajo el hipotético e improbable caso de que yo fuera el encargado de una futura portada. A si que dimito también de El Jueves-RBA, antes incluso de que me contraten, ahora que hay hueco. Podría decir que mi carrera dentro de El Jueves ha sido efímera, como si no hubiera existido. 

A mi me gustaría dibujar esta portada (la urgencia de la actualidad me obliga a dibujar deprisa, y no solo eso, sino que además no sé dibujar) Vale, no sé dibujar,  pero estoy convencido que RBA o el gobierno, la Casa Real o incluso el ejército, me hubieran tratado de convencer para que la retirara: 

La otra portada que jamás será publicada por El Jueves-RBA. Como mis dibujos están encriptados, los descifraré. Se ven dos tipos, probablemente empobrecidos, calentándose con una bandera de España ardiendo en un cubo de basura. A saber, igual son indigentes, pero igual son humoristas

Hay muchas formas de convencer a uno para que se retiren sus dibujos, primero se empieza secuestrando la publicación, expulsando a los dibujantes, multando, abriendo procesos, y finaliza enviando tipos calvos al apartamento de alquiler donde viven los dibujantes. No tengo nada contra los calvos, salvo cuando llevan cadenas, puños de hierro,  bates de beisbol, y se dirigen hacia mi apartamento de alquiler en busca de mi cabeza. Desde hoy ya saben ustedes porque los humoristas vivimos de alquiler y siempre cambiando de piso, aunque a partir de ahora, en estos tiempos que corren, también tendremos que cambiarnos de cara. La cirugía plástica ha avanzado una barbaridad. Nada es sagrado, y de todo nos podemos reír, y más si es del poder. Sobre todo del poder. Es de buen gusto reírse del poder.

Me gustaría acabar este articulito con una proclama futura que se anticipara a la realidad, si es que la realidad no ha llegado, y que diga ¡Libertad para los humoristas presos!







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