En realidad todavía no tengo una teoría unipersonal sobre los problemas, pero si una pequeña visión. Quizá los problemas sean irresolubles, pero pueden ser trasladados hacía los otros, o al menos, sustituidos por otro problema.
El problema de fregar los cacharros
"Una vida sin problemas" Este es el sueño de muchos. Allí donde hay un problema esperando ser resuelto, hay siempre otro problema agazapado a punto de saltar sobre nosotros. Los ejemplos son múltiples: supongamos que me tengo que enfrentar al problema de fregar los cacharros. Podría soslayar el problema fácilmente dejando que se acumulen nuevos cacharros sin fregar, pero para cuando me atreva a fregarlos el problema habrá crecido, así como el número de cacharros acumulados sin fregar.
Podría dejar de fregar para siempre en aras de acabar definitivamente con el problema del fregado, y lo conseguiría, pero aparecerían nuevos problemas derivados. Esto es, podría comer todos los días fuera de casa, contratar a alguien para que me fregara los cacharros, o tirar a la basura los cacharros una vez utilizados, pero aparecerían nuevos problemas de índole moral, medioambientales, y de presupuesto, así como un traslado de mis problemas hacia los otros. Otra persona se tendría que hacer cargo de mis problemas con los cacharros. Además, los problemas presupuestarios, me obligarían a buscar un nuevo trabajo para hacer frente al pago de la comida fuera de casa o a la contratación de personal con un sueldo digno que me fregara los cacharros. Pero este nuevo problema incluiría otros nuevos problemas; la falta de tiempo. La búsqueda de un nuevo trabajo para que alguien me fregara los cacharros me impediría hacer otras cosas deseables en un tiempo libre que ya no dispondría. Me enfrentaría al problema de soportar una vida absurda, alienada y no vivida.
Quizá esto venga a cuento, pero es posible que encierre una pista para mis investigaciones sobre los problemas: En una ocasión Platón se encontró a Diógenes lavando unas hojas de lechuga. Platón le dijo "Si trabajaras para la corte, como yo, no tendrías que lavar las hojas de lechuga tu mismo". A lo que Diógenes respondió: "Si lavaras las hojas de lechuga tú mismo, como yo, no tendrías que trabajar para la corte".
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