miércoles, 3 de diciembre de 2014

El sueño de Salvador Sostres

Tras la misteriosa desaparición de Salvador Sostres, el gobierno de las finanzas del gran Mandril le levantó una estatua. Pudo haber sido un gran periodista, una gran figura pública, un gran financiero incluso, un ministro, pero se desvaneció en el aire.

La estatua de Salvador Sostres

Salvador Sostres ha pasado una mala noche. Ha soñado que era una cucaracha. Por suerte ha despertado aliviado al descubrir que tenía brazos y piernas. Su alivio ahora es alegría. Se ha tocado las manos, el cuerpo, las piernas. Es feliz. Ya no vive en su cuerpo, vive el cuerpo de otro. 

Salvador Sostres ha bajado a por el pan. Se encuentra contento en su nuevo cuerpo. Está tan contento que la policía le ha solicitado su documentación. La alegría siempre es sospechosa en Mandril. Salvador Sostres jura que es Salvador Sostres, pero la policía no da crédito a sus palabras. Salvador Sostres se ha convertido en el principal sospechoso de la desaparición de Salvador Solstres. Poseé su DNI, su cartera, sus tarjetas de crédito y las llaves de su casa. La prensa se hace eco de la misteriosa desaparición de Salvador Sostres "¿Dónde está Salvador Sostres?" -Se pregunta todo el mundo- Salvador Sostres se encuentra muy cerca de Mandril, pero nadie lo sabe. 

Algunos años después, tras salir de la cárcel de Soto del Real, Salvador Sostres ha conseguido un trabajo embolsando las compras en un gran hipermercado. Tiene setenta años y necesita descansar. Ha preguntado al encargado cuando podría tomar sus vacaciones. "Cuando quieras" -le han respondido- "Pero antes recoge el finiquito".  En la plaza del centro comercial hay una estatua y Salvador Sostres la mira. La mira y se mira, la mira y se vuelve a mirar, pero ya no se reconoce.



 El gobierno de las finanzas del gran Mandril le levantó una estatua, si, con parte del sueldo de los ancianos embolsadores de las compras en hipermercados de futuros. 


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