domingo, 8 de marzo de 2015

Apuntes sobre un negocio del futuro: Geriamart


Boceto Nº1 de Geriamart


Geriamart, lo último para viejos

Hoy que hacía Sol he paseado por el parque. Allí he encontrado al Sileno, borracho, como siempre. Le he invitado a casa, pero él ha rehusado. Así que le he golpeado hasta reducirle y le he metido en un saco, arrastrándole hasta mi piso. Tengo algunas preguntas que hacerle.

"¿Qué es lo mejor para la gente?" -Le he preguntado al Sileno en cuanto ha recobrado el sentido, pero no responde. Olvidé que el Sileno no contesta si no es por la fuerza. En fin, finalmente ha hablado. 

Yo: ¿Qué es lo mejor para la gente?

Ante mi insistencia el Sileno respondió al fin, riendo.

Sileno: ¿Por qué me fuerzas a decir lo que para ti será muy ventajoso no oír? Lo mejor de todo es totalmente inalcanzable para ti.

Yo: Insisto, cuéntamelo.

Sileno: No haber nacido, no ser, ser nada

Yo: ¡Pero esto es imposible!

Sileno: Entonces, en segundo lugar, lo mejor para ti es morir pronto.

Le he despedido, pero antes he tomado apuntes. siempre que capturo un Sileno, asocio sus enseñanzas a un vertiginoso negocio. Sus palabras inspiran siempre grandes oportunidades. Esta es mi visión:

Crear el primer Geriamart del mundo. Lo imagino como un espacio similar al Ikea, pero adaptado para los ancianos. No lo duden, el número de viejos no para de crecer. Observen el gráfico que he dibujado para ilustrar el futuro:

Jijiji

A no ser que hagamos caso al Sileno, envejeceremos. Así que todos necesitaremos prótesis de cadera, andadores, bastones, pañales geriátricos, camas articuladas con sus respectivas barandillas, pastillas para la memoria, balas de oxígeno, pasa-purés... El número de artículos y complementos para la cuarta edad es incomensurable. Imaginen un supermercado geriátrico con sus largos pasillos sin fin y sus miles de estantes, rebosantes de infinitos productos. Un festival para la ancianidad. He pensado que este espacio no sea tan solo un lugar de compras. El techo del geriamart será transparente, de cristal, para que los viejos puedan tomar el Sol sentados en cientos de bancos distribuidos por el interior del negocio. Ensueño con un geriamart como un lugar de tránsito obligatorio. Allí encontraremos el presente de la vejez, pero también el futuro. En los miles de anaqueles del geriamart descubriremos sudarios y pasaportes para el más allá. Concibo el geriamart como el escalón entre la juventud y el paraíso.



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