La solución pasaba por la aparición de Nuestra Señora de la Renta Básica Universal
Arte Viviente en el Siglo XXI
Ocurrió algo parecido en los años 70´del siglo pasado. La hiperinflación de pintores informalistas y expresionistas abstractos conllevó a una crisis de la abstracción. En aquel momento había más de mil obras abstractas por mandrileño, y el precio de la pintura estaba cayendo en el mercado de futuros.
La caída de la hegemonía del informalismo dejó libre un espacio que reclamó por derecho propio el llamado Arte Viviente, que tuvo su mayor esplendor durante los primeros treinta años del siglo XXI, en el gran Mandril. Gran parte de los mandrileños se convirtieron por fin en obras de arte, incluso en varias, según el momento del día. Un mandrileño cualquiera podía convertirse en una obra de arte cualquiera. Las cosas comenzaron a ir bien cuando los obreros dejaron de ser obreros para convertirse en obras de arte en sí mismos.
Me gusta poner el ejemplo de la construcción de un enorme rascacielos para explicar a las generaciones futuras e incluso pasadas, qué era el Arte Viviente, pues la obra ya no era el edificio. La obra era el proceso, los individuos, la visión de un edificio que se eleva, el albañil que resbalaba y cae al vacío, las risotadas de los niños que contemplan la escena. Habíamos pasado de ser trabajadores de la construcción a artistas. Esto valorizaba nuestra actividad y nos emponderaba. Por fin se nos escuchaba en las asambleas. La gente tenía en cuenta nuestra opinión. No era lo mismo ser un peón que un artista, incluso firmábamos manifiestos a pié de obra.
No es fácil saber como uno llega a convertirse en artista. Según el gran diccionario mandrileño - arte / arte - mandrileño, solo existe una acepción para definir Artista: "Todo/a aquel/lla que cobra un sueldo" Era fácil de memorizar y muy inquietante, pues excluía a buena parte de la población. Los problemas llegaron más tarde.
Los problemas llegaron más tarde, en plena revolución tecnológica. Por ejemplo, con la llegada de las impresoras 3D a gran escala, capaces de levantar un rascacielos sin necesidad de los artistas. Sin un sueldo, sin una renta, dejábamos automáticamente de ser artistas. Fue un duro golpe. El hueco que dejamos fue ocupado por las máquinas, que se situaron a la vanguardia del arte. Las máquinas comenzaron a realizar el arte y yo me convertí en simple lumpen. Solo había una manera de ser aceptado por la sociedad, encomendarme a Nuestra Señora de la Renta Básica Universal. Si Nuestra Señora de la Renta Básica Universal aparecía en el gran Mandril, todos, sin excepción, seriamos tocados por la mano del arte.
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