miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿Por qué los animales no deben tener derechos?

¡Contra los derechos de los animales!

Intelectuales y expertos independientes de todos los paises del mundo han declarado la guerra a los derechos de los animales mediante la mofa. Tienen razón. Conceder algunos derechos a los monos podría animar a algunas personas a exigir sus propios derechos. Y eso es intolerable.

Supongamos que en un pais está mal visto golpear a un perro hasta la muerte, ¿como ese mismo pais podría admitir la existencia de un cuerpo antidisturbios que golpeé indiscriminadamente a ancianos y barbudos? Para que la policía antidisturbios sea querida por todos, es necesario que los animales puedan ser vejados. Si algún día las vacas se les concede el derecho a pastar en extensas praderas, aboliendo así el estabulamiento, pronto millones de ciudadanos querrán gozar de espacios abiertos y comida de calidad en vez de los subproductos para estómagos proletarizados de los supermercados. Si queremos que la economía funciene correctamente, es necesario vejar a los animales. Un hombre que ama a su perro amará sin duda a sus hijos. ¿Como entonces ese padre les dará para merendar esa extraña mortadela sonrosada? Un pais donde sus gentes consideran inferiores a sus animales, es una sociedad sadomasoquista. Y eso mola. ¿Como sino un hombre podrá mirar con desprecio a otro hombre por su altura o color, si considera a un árbol como su hermano?. Definitivamente, estos jainistas están dañando muy seriamente las bases de la cultura occidental, contaminando con sus ideas de jipis trasnochados las propias jerarquias, que tan fabulosos resultados han dado hasta ahora.


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Algunas bestias salvajes como los proletarios se empeñan en tener derechos




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y Dios por encima de todos.

Anónimo dijo...

12.10.1997 EFE - Agencias

Kuala-Lumpur

La última reunión de desubicados racionales ha debatido ampliamente durante esta semana el crecimiento mundial de los derechos de los animales, llegando a la conlusión (evidente y obvia) de que es imprescindible una carta de reveses de los animales.

La única forma de evitar un derecho es ponerlo al revés, ergo tal carta bloquearía cualquier intento en este sentido.

Copias de las actas se han hecho llegar a la ONU y otros organismos internacionales, pero hay un creciente escepticismo debido a los lobbies de yupis y jipis comeflores.

 
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