martes, 30 de marzo de 2010

¿Cómo hacer el mal?



Dominguet ha pensado demasiado, lo que le ha llevado a emborracharse de nuevo, y lo que es peor, todavía no es capaz de saber cual de los dos personajes de la fotografía es el bién y cual es el mal, lo que le ha producido una molesta jaqueca


Algunos problemas técnicos en cuanto a la fabricación y extensión del mal por todo el planeta
No es tan fácil hacer el mal como la gente piensa. La manera más rápida de hacer el mal es extendiendo el bién, pero hacer el mal para que después brote el bién por doquier, como las briznas de hierba, no es tan sencillo.
Dominguet trata de pensar, pero al poco tiempo se incomoda y prefiere beber cerveza. Beba cerveza o piense, el resultado es el mismo; dolor de cabeza. Y así no hay manera de escribir una lista para hacer el mal. Como muestra de su deterioro cognitivo confiesa que no ha podido apuntar en su libreta más de tres terribles males, y no está seguro de que sea realmente el mal, quizá sea el bién. Por ejemplo; construir una máquina que fabrique enfermedades a gran escala, ya está hecho, lo hizo la farmaindustria hace algún tiempo. Más. Costruir una máquina que produzca alrededor de un millón de nuevos militantes de ETA a la semana podría valer; y en un año se habría resuelto defnitivamente el problema vasco. Pero no es bastante. Dominguet quiere una máquina más chula ¿Y si su maquinita hiciera desaparecer la economía productiva? Alguién se le adelantó. Actualmente la economía productiva equivale al 20% de la economía de Mandril, y continua en constante contracción, el resto es economía financiera. ¿Y si la maquinita lanzara un rayo que fulminara la bolsa? Entonces la industria crecería exponencialmente y se aceleraría el esperado colapso medioambiental, llevando a millones de lumpemproletarios a alistarse en decenas de cientos de miles de microejércitos al asalto de viejitos a los que violar y comérselos. El problema que aquí planteamos es saber exactamente que aspecto tiene el bién, donde vive y que hace en su tiempo libre. Más que nada para dejarle inconsciente y encadenarle. La teoría nos dice que en las cárceles se encuentra el mal, entonces nuestra maquinita debería actuar de manera inmediata y liberar a todos los presos con el fin de estimular su huida y expandir el mal por las calles de Mandril. ¿Pero y si la gente que se encuentra en la cárcel son los practicantes del bién? Nos encontrariamos con una terrible paradoja. El bién estaría suelto por ahí provocando el mal, y nosotros tendriamos a un tipo en un zulo amordazado, sin la seguridad absoluta de que sea realmente el bién. Lo más terrible es que quizá tengamos encadenado al mal, y nuestros planes para hacer el bién mediante el mal, quedarían abortados por nosotros mismos. En fin, Dominguet debe dejar de pensar. Quizá la única alternativa a pensar y a la cerveza sean las torrijas. Eso quizá le ayude a socializarse, pero que nadie le diga, por favor, si socializarse es bueno o malo. Le gustaría dormir un poco.

2 comentarios:

elzo dijo...

Sí. Lo de las torrijas parece en principio una buena idea.

PELLICER dijo...

Que ese 20% de economía productiva mandrileña esté dedicado al sector de la construcción de torrijas.

El 80% restante de la economía que se dedique a distribuirlas.

 
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