martes, 8 de febrero de 2011

Rehabitar ( Propuestas para el estado del malestar )


Con algo de voluntad y la supervisión de un experto usted podría rehabilitar su sótano y acondicionarlo en una exquisita salita donde tomar el té con su familia y amigos, al mismo tiempo que clava agujas y hace sufrir a un doliente contratado por horas


Hoy: trasteros y plazas de garaje

En una sociedad como la nuestra, encaminada hacia el estado del malestar, el uso de garajes y trasteros permitiría, previamente acondicionados, liberar al mandrileño medio del estrés de la vida cotidiana

Al igual que un mandrileño avisado puede ganar tiempo para la poesía gracias al uso de un esclavo doméstico por horas, en nuestro proyecto para rehabitar garajes, sótanos y trateros, los mandrileños podrán liberarse de la ansiedad provocada por una vida cotidiana sin ningún sentido y el displacer latente y oculto por una existencia inmersa en placeres alienantes, gracias al uso de dolientes. Es decir; hombres y mujeres, contratados para el sufrimiento. Hombres y mujeres a los que traspasar el sufrimiento diario del mandrileño. La rehabilitación de trasteros, acolchándolos e insonorizándolos, puede permitir, que en el interior de nuestras ciudades, ocultas, se multipliquen checas perfeccionadas. Allí habrá hombres y mujeres que digan ¡Ay! y a los que nadie jamás escuchará. La creación de lugares de humillación, desprecio y vejación muy próximos a nuestros confortables hogares, es la demanda que precisa la sociedad del malestar. La mejora de la miseria y su refinamiento, no debe descuidar nuestro aspecto externo ni nuestra higiene personal. Los gritos de dolor bajo el subsuelo del gran Mandril no debe de ninguna manera alterar nuestros luminosos paseos por la superficie de esta ciudad inconmensurable.


2 comentarios:

Unimouse dijo...

¡Qué propuesta tan estupenda! ¡Democratizar el sadismo!

Ya era hora de que todo mandrileño pudiera gozar de los placeres de las clases altas. Ser un cabrón debe estar al alcance de todos lo bolsillos, sí señor.

Además, un ciudadano liberado de tensiones internas dejará de hacer el cafre en los campos de fútbol y todos podremos ver la belleza oculta en este noble deporte.

Dominguet dijo...

ssssshhhhh...(en realidad la idea no es mia, lleva siglos practicándose)

 
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