Instantanea de las vacas sagradas de Mandril en un proceso en el que se convertirán en cosas
La matanza de las vacas sagradas
Mandril es conocido en todo el mundo por sus vacas sagradas que pasean libremente por sus calles de goma recauchutada
Es agradable dormirse sobre un banco en el mismo centro de la ciudad y despertarse con el húmedo aliento de una vaca sagrada. Nos hacen reir y cosquillas en la nuca con su hocico, pasean por donde les viene en gana, y nos miran con terror, cuando escuchan el afilar de los primeros cuchillos en la noche más larga de las vacas. Y los mandrileños salen de sus casas con sierras y cadenas, las golpean hasta que caen al suelo y las matan a patadas. Por todos los barrios ocurre la misma escena. Pero Dominguet abre las puertas, oculta algunas de la matanza, busca pasadillos en las alcantarillas por donde dirigirse hacia algo parecido a la esperanza.
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