martes, 18 de mayo de 2010

¡Una política de ahorro mundial!



El palacio presidencial de Mandril envuelto en plásticos por un joven artista urbano. La presidenta de Mandril; Esperanza Aguirre, ha demostrado una vez más que es capaz de vivir sin respirar.

Ahorro mundial en vias de fracaso

Dominguet estaba escribiendo una historia de lo macrogigantesco. Por otra parte sabe que lo macrogigantesco contiene la semilla de infinitamente pequeño. Así que se ha decidido a escribir una historia de los megapequeño, que posee un futuro prometedor.

Los grandes artitistas realizan grandes obras; esto es un hecho. Dominguet siempre recurre a Christo, al que recuerda envolviendo en papel de regalo una isla o algún descomunal edificio en Mandril, pero al parecer no envuelve una manzana, ni tan siquiera un fruto seco. Qué ocurre, ¿nadie es capaz de envolver una avellana y elevarla a categoría de arte? La gran ventaja del arte gigantista es paradojicamente su caracter democrático: con un lienzo lo suficientemente descomunal cualquiera puede pasar a la historia o al menos, conseguir unas lineas en el libro de los records. Ahora que Dominguet está decidido a investigar en lo pequeñito, tiene algunas dudas, ¿en que escala debería parar? Una obra de arte muy pequeñita podría ser descomunal, y al ser descomunal volvemos al principio: una obra descomunal solo puede ser hecha por una artista descomunal; y no hay nada más democrático que lo descomunal; con un buen equipo de físicos cuánticos a su alrededor cualquiera podría crear gigantescas obras infinitesimales.

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