sábado, 29 de mayo de 2010

Algunas cosas que hacer durante un primaveral ataque neoliberal



No. Dominguet no ha salido a las calles a volcar contenedores y quemar papeleras. Se ha puesto la mascarilla y ha ido en busca de un farmaceútico


Antihistamínicos y derrota del proletariado

Los golpes de estado, las declaraciones de guerra, los despidos masivos, los ataques a los proletas, siempre suceden en primavera, y la primavera podría no tener fin, y mientras tanto el sistema inmune se ha vuelto loco. Muy loco.

No es posible la movilización social si en pleno conflicto una mujer abandona la huelga para encaminarse hacia una farmacia de guardia en busca de antihistamínicos. ¿Se imaginan ustedes a un hombre que al caer la noche debe dejar de escribir su libelo contra el Estado y el Capital porque no puede dejar de rascarse? ¿Qué acuerdos puede llegar una asamblea de barrio si los reunidos están cubiertos de prúritos, eczemas y picores? Los proletas, reconozcámoslo, somos consumidores habituales de alérgenos, transgénicos y productos del Lidl. ¿No han observado que las élites consumen productos biológicos y reequilibran su cuerpo con técnicas orientales? Las revoluciones siempre ocurren en invierno cuando las alergias han cesado. Durante el Calentamiento Global, chicos y chicas que no todavía no han desarrollado ninguna alergia no cesan de buscarse. A veces ocurre que uno se ensimisma en el encuentro amoroso y cuando se da cuenta la transformación radical de la sociedad pasó de largo. Si el Calentamiento Global extiende la primavera a todas las estaciones del año, es probable que las pasiones se desaten permanentemente al igual que el consumo de antihistáminicos. Momento propicio para iniciar un nuevo ataque contra la humanidad en plena crisis de picores y al borde siempre de un shock anafiláctico

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