miércoles, 28 de septiembre de 2011

Asombrosos acontecimientos


Dominguet vió a un Morlock


Asombrosos acontecimientos

La crónica diaria sobre la caida del capitalismo industrial que este periódico lleva realizando desde 2004 se ha visto interrumpida por algunos acontecimientos

A) Un ataque de ácaros  B) Un viaje en la máquina del tiempo  C) La tierra incognita D) Un anarquista en el sofá

Un ataque de ácaros

Los ácaros llegaron de improviso, como siempre, y se han introducido en el cuerpecito de Dominguet para comerse poco a poco como termitas su energía vital. A veces Dominguet con su microscopio Guisval observa a los ácaros correteando aquí y allá. No es capaz de verlos como seres sintientes, sino como una futura fuente de proteinas. Otras veces se imagina respirando y metabolizando los millones de ácaros que flotan en la atmósfera mandrileña. Es decir, se imagina como aerófago, y mientras Dominguet siga creyendo que los ácaros son cosas, los ácaros tienen la obligación de defenderse de la destrucción y el sistema inmune de Dominguet de considerarlos una amenaza. La guerra entre el hombre y el ácaro tiene que finalizar, la continuación de este periodiquito lo exige.

La máquina del tiempo

Dominguet no sabe como llegó hasta la máquina del tiempo. Juvenal en su sátira X dijo que debiamos ser prudentes sobre lo que pediamos a los dioses, porque al final siempre se nos acababa concediendo. Lo cierto que Dominguet tiene su máquina del tiempo con la que viaja siempre al futuro a una velocidad asombrosa. La máquina del tiempo funciona así; hace un instante se encontraba tomándose unas cervezas con chica en una terraza, pero un instante después Dominguet se encuentra volviendo agotado del curre a casa. Dominguet quiso una máquina del tiempo, y  los dioses le concedieron una máquina del tiempo de una sola dirección: el futuro, y que hace girar el mundo a una velocidad espeluznante. Atrapado en su máquina del tiempo Dominguet abre cajones y los cierra en busca de los planos del condensador de fluzo, para poder un paseo de vez en cuando por los tiempos pasados.

La Tierra Incognita

Agotado por la guerra entre el hombre y el ácaro y los desplazamientos en el tiempo, Dominguet está empezando a creer que la existencia es la llegada  a la Tierra Incognita. No basta con  llegar a la orilla y comer cocos fermentados, sino adentrarse en el territorio desconocido. Muchas veces no es posible descubrir los secretos y los tesoros de la Tierra Incognita, pero por lo menos, después de pasear durante años, no sentirnos amenazados en la espesura del bosque. Dominguet promete escribir sus aventuras por la Tierra Incognita, si hay monos salvajes o si en algún lugar existe un manantial de agua pura y cristalina

Un anarquista en el sofá

El mito de que los anarquistas tienen barba y construyen artefactos explosivos en el salón es auténtico. Dominguet tiene desde hace cinco días un anarquista que vive en el sofá que hace bombas que dicen tic tac. Cuando Dominguet afirma que en su piso vive un anarquista que fabrica bombas en el salón nadie se lo cree. Nadie se cree que viaja a diario en su máquina del tiempo, que vio pasar en moto a su doppelganger, que luchó a muerte con una pelusa gigante, que tiene un golem en el armario, que perdió un día la cabeza, que descubrió nuevas drogas, que a veces levita, que paseó con la mujer gigante, que Mandril está cayendo. Dominguet quería hacer una fotografía para dejar un documento sobre todo lo que pasa, pero no tiene cámara.








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