"Si es que las cosas, los objetos, han comenzado a rebelarse, esto es, a tener vida por fin, o si por el contrario, somos nosotros los que hemos comenzado a convertirnos en cosas"
Las cosas ya no me obedecen
La vida cambia por sorpresa. El mundo es raro, si, pero ahora un poco más. Las cosas, los objetos, ya no me obedecen.
El mundo comienza a adquirir una forma inesperada. Mis relaciones con los objetos es diferente. Afirmo que desde ayer mantienen una actitud de resistencia pasiva conmigo. Se niegan a ser utilizados. Ya no obedecen. La vida también es algo hostil en lo cotidiano, por ejemplo, los frutos ya no se dejan pelar. La bicicleta impide ser montada. Los bolígrafos y los lápices, han dejado de escribir de forma coherente; en vez de letras realizan garabatos. Los árboles ya no me permiten subirme a ellos. Ya no existe ese dominio suave sobre los objetos, que por regla general antes se doblegaban a mi simple voluntad. Ahora requieren ser forzados para que me obedezcan, y en gran parte ni siquiera es posible. Ya no es fácil someter a las cosas. Me gustaría dejar de utilizar el lenguaje de la violencia con los objetos ¡En cualquier caso los objetos y las cosas van a hacer lo que les plazca! A no ser que invite a alguien a casa, y claro, entre dos o varias personas es mucho mas fácil obligar a las cosas. El mundo cambia de forma inesperadamente. Me acuesto diestro y me levanto siendo zurdo. Me sorprendo de que tengo la mano derecha atada a la espalda. No quiero saber como llegó allí. Si es que las cosas, los objetos, han comenzado a rebelarse, esto es, a tener vida por fin, o si por el contrario, somos nosotros los que hemos comenzado a convertirnos en cosas.
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