¡Los sueños se mueren!
De acuerdo, los sueños se mueren. La medicación no funciona, o dicho de otra manera; mata más sueños de los que salva. Las vacunas no llegan.
Siempre haciendo lo que otros nos dicen en el trabajo, en la escuela, en la lectura, en el cine, la televisión. No era de extrañar que la imaginación se resintiera y los sueños comenzaran a morirse. El consumo de antidepresivos, ansiolíticos, antipsicóticos, alcohol, hachis, speed, de cursillos aquí y allá, se disparó, y así no era extraño que los sueños murieran y el sistema inmune se resintiera. ¡Había que sustituir los sueños por algo! Dominguet soñaba con un Mandril cubierto de rios y canales, tomates y bicicletas transportando guisantes gigantes, de amantes y titiriteros. Soñaba con la democracia directa, con Botín, que había arrojado sus miserias a la compostera ¿Eso era el socialismo? Seguro que se parecía un poco. Pero los sueños se morían ¡Había que sustituir los sueños por algo, no sea que Dominguet se muriera! La idea de sustituir los sueños por el deseo no disgustó demasiado a los mandrileños. En realidad los deseos se podían conseguir facilmente. Quizá los deseos aceleraran la muerte de los sueños, no lo sabemos, pero siempre se podían comprar. Siempre estaban ahí, a nuestra disposición. Podían ser morales o inmorales, pero para conseguirlos, por lo general, tan solo había que rascarse el bolsillo. Se trataba de un proyecto ambicioso ¿Podría la humanidad vivir sin sueños? Es cierto que los sueños habían sido hasta ahora el motor de la historia, pero eran cosa del pasado. Los deseos sin embargo estaban allí, siempre esperándonos, aunque a su paso solo quedara tierra yerma.
3 comentarios:
no sé de qué me suena esta historia, que es evidentemente una ficción (o será una facción?)
A mi también me suena. Pero te lo aseguro, es una ficción. Aunque la verdad, la realidad adopta unas formas tan raras...
A ver, una cosa es el deseo y otra muy diferente el sueño. Yo de mis deseos tengo miedo, pavor me dáría a mi que algunos se cumpliesen, de tontos que son casi siempre. Pero de mis sueños no temo nada y eso que sueño también despierta. Es sueño aquello hacia lo que tiendes, consciente o inconscientemente. El deseo lo gobiernas, el sueño no; el sueño te lleva como un camino en el que es imposible perderse.
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