¡Dominguet descubre el alcohol como manatial telepático!
Dominguet domina el arte de la telepatía. Lamentablemente solo es capaz de enviar mesajes telepáticos al mundo entero mediante la técnica de la masturbación bajo el influjo de un potente y brutal enamoramiento o en su defecto mediante el alcohol
El inconveniente de la masturbación amorosa como medio de comunicación telepática se resume en el pringoso asunto de los fluidos que deslizan al emisor por la peligrosa pendiente de las coladas. Si amigos y amigas, hubo un tiempo en que hombres y mujeres podian lavar una ropa con sospechosas máculas mientras silbaban. Desde la aparición de la lavadora, la acción de la colada deviene en automatismo. Ya no silbamos mientras lavamos la ropa, en su lugar estamos en la oficina o el supermercado. Que Dominguet sepa, nadie silba en el supermercado. Nadie silba en la oficina. El fin del lavado a mano ha inagurado la era de la insatisfacción permanente, y así, uno no puede masturbarse amorosamente, y si no hay amor es del todo imposible la comunicación telepática. Para remediarlo Dominguet se inicia en el alcohol con el fin de enviar mensajes telepáticos aquí y allá. Con alcohol uno puede socializarse más facilmente, pero aquellos cuya naturaleza es miedosa prefieren la comunicación telepática y abrir una botella de vino en su cuarto. Entonces interaccionan con la humanidad entera, con lo vivo y lo muerto y las cosas, pero el inconveniente de la comunicación telepática mediante el alcohol es la duda que asalta al borracho al día siguiente, de si tuvo realmente una conversación con un intelectual mongol a diez mil kilómetros de distancia fruto de sus propias ondas cerebrales o por un exceso de alcohol.
No es fácil saber si Dominguet en estos momentos está enviando señales telepáticas o durmiendo la mona. Lo cierto es que cuanto más estimula sus ondas cerebrales mediante el alcohol, su telepatía se desvanece.
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