viernes, 25 de junio de 2010

Sobre la cuestión eremita

¡Los eremitas salen a la calle!


Los eremitas salen a la calle. Desean mezclarse entre las masas. Tomar almax si no hay más remedio.


Llueve, y los eremitas se mojan los pies; van descalzos. No es por tirarse el rollo, pero perciben lo que les rodea de una manera mucho más aguda. Y si en el suelo hay cristales rotos, a ellos les duele. Dicen ¡ay! ¡oh! ¡uh! cuando es preciso. Rien cuando un golpe de viento levanta una peluca y también se sienten profundamente conmocionados cuando esa peluca cae en un charco. Viven solos, dispuestos a vivir ensimismados, pero su propia naturaleza les impulsa a salir a la calle y mezclarse entre el gentío. Y abren los brazos mientras bajan las escaleras para entregarse a cualquiera y dicen ¡ay ¡oh! ¡uh! cuando pisan las calles descalzos. Hay cristales rotos.

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