miércoles, 9 de junio de 2010

¡Viva la trucha de la clase obrera!


Algunos de los friegaplatos dispuestos a trasformar radicalmente la sociedad


Trucha contra Lucha
Ha sucedido otra vez. En una cacerolada frente al Congreso de los diputados, Dominguet lo ha vuelto a decir. Si; ha gritado bién alto y ha dicho ¡Viva la trucha de la clase obrera!

Las estadísticas del gobierno son falsas, las estadisticas de los sindicatos también son falsas. Por suerte Dominguet tiene su propia estadística. Todo lo que sucede en Mandril, todo lo que piensan los mandrileños se encuentra a unos centímetros de Dominguet. Para ser más exactos, los cien friegaplatos que curran junto a Dominguet son el prototipo del mandrileño perfecto. Para saber lo que piensan y hacen los mandrileños, sus anhelos y terrores, solo hace falta hacer una pequeña consulta: allí se encuentra la realidad. Y la realidad habla claro. Solo el 4% de los friegaplatos paró el 8 de junio. Es cierto que había servicios mínimos del 50%, pero también es cierto que quién deseaba hacer huelga podía solicitar no ser incluido en los mínimos. Imaginen esta escena; dentro de unos años se convoca un referendum para decidir el sistema económico mundial. Solo 12 personas en el mundo vota en contra del capitalismo financiero, entre ellos algún borracho ¿No sería esta la prueba inequívoca de un deseo de autodestrucción colectivo? Dominguet no lo sabe, ni siquiera sabe que está diciendo. Le duele la cabeza. Ha descubierto una cosa, eso si, que los friegaplatos no reafirman su autoestima colectiva desobediendo, se reafirman individualmente obedeciendo. Dicen; "los políticos son unos capullos". Eso es fascismo. Dicen; "Dominguet es un pringao" "De eso no hay ninguna duda" "jiiijiiji"

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