Los redactores de este periodiquito están seguros que estos hombres, los del puño en alto, salvaron al mundo
Cómo salvar al mundo
Cómo salvar al mundo
Cuando Dominguet era pequeño, un vecino del Opus afirmaba que conseguía sitio para aparcar si previamente se lo pedía a Escrivá de Balaguer
Años después una exnovia de Dominguet conseguía sitio para aparcar mediante un curioso método, debía creérselo primero. La diferencia entre el método de la exnovia y el vecino de Dominguet no era tanto que ella era atea y el vecino ultracatólico, sino que simplemente se lo creían. Una chica preguntó a Dominguet el otro día si creía en sí mismo. No supo que responder. Pero a la vuelta a casa de madrugada en el autobús nocturno estuvo pensando sobre ello. Creerse algo es tan seguro como saber que a la mañana siguiente volverá a salir el sol. Años antes de la Segunda Guerra Mundial todo el mundo estaba seguro que iba a estallar la guerra en un momento u otro. Al final hubo guerra. Otro ejemplo; los hijos de los alfas saben que serán alfas, y siempre lo acaban siendo, de la misma manera que muchos de los compis friegaplatos de Dominguet que han completado sus estudios saben que jamás trabajarán en aquello que han estudiado. Es decir, no creían en ellos mismos. Más; otra compi del curre, tras un mes con el water atascado y como último recurso, trató de desatascar el water mediante el reiki. Si se confirmara que consiguió desatascar el water mediante la imposición de manos, habría motivos para la esperanza. La autoestima colectiva es imprescindible. Las últimas noticias que llegan a la redacción de este periodiquito que afirman que el mundo está agonizando son absolutamente alarmantes, pero mientras haya un puñado de hombres y mujeres que estén seguros que lo salvarán, volverá a amanecer en Mandril.
Años después una exnovia de Dominguet conseguía sitio para aparcar mediante un curioso método, debía creérselo primero. La diferencia entre el método de la exnovia y el vecino de Dominguet no era tanto que ella era atea y el vecino ultracatólico, sino que simplemente se lo creían. Una chica preguntó a Dominguet el otro día si creía en sí mismo. No supo que responder. Pero a la vuelta a casa de madrugada en el autobús nocturno estuvo pensando sobre ello. Creerse algo es tan seguro como saber que a la mañana siguiente volverá a salir el sol. Años antes de la Segunda Guerra Mundial todo el mundo estaba seguro que iba a estallar la guerra en un momento u otro. Al final hubo guerra. Otro ejemplo; los hijos de los alfas saben que serán alfas, y siempre lo acaban siendo, de la misma manera que muchos de los compis friegaplatos de Dominguet que han completado sus estudios saben que jamás trabajarán en aquello que han estudiado. Es decir, no creían en ellos mismos. Más; otra compi del curre, tras un mes con el water atascado y como último recurso, trató de desatascar el water mediante el reiki. Si se confirmara que consiguió desatascar el water mediante la imposición de manos, habría motivos para la esperanza. La autoestima colectiva es imprescindible. Las últimas noticias que llegan a la redacción de este periodiquito que afirman que el mundo está agonizando son absolutamente alarmantes, pero mientras haya un puñado de hombres y mujeres que estén seguros que lo salvarán, volverá a amanecer en Mandril.
5 comentarios:
yo me creo que soy la ostia. pero los demás no lo entienden. ¡jodidos!
¡Pero es que la autoestima también nos la han robado! O mejor dicho, nos han dado el cambiazo.
A la mayor parte de los epsilon se les sube la moral con cosas que deberían avergonzarles, como ser propietarios de algo o conseguir un trabajo asalariado, por ejemplo.
Pero tipo gris, estás "seguro" que los demás no "creen" en ti?
Unimouse, ¡es que lo epsilones son así!. Si un día apareciera un alfa en bicicleta en vez de en su megacoche, te lo aseguro, algo ocurriría en las mentes de los epsilones. Es decir, si aquellos a quiénes admiran y desean los epsilones, van en bicicleta, es absolutamente seguro que muy pronto los epsilones dejarán el coche aparcado.
Cierto, la clave es el aniquilamiento de la autoestima en el epsilon: siempre quiere ser otro porque piensa que en si mismo es nada.
El epsilon no se percata de que si él dejara de hacer lo que hace, todos los platos del mundo se quedarían sin fregar (y el mundo no acabaría, ay, con un estallido, si no con un pestazo insoportable)
Publicar un comentario