sábado, 24 de enero de 2009

¡Los ciudadanos de Mandril a un solo paso del terror!

Dominguet y los mandrileños aterrorizados

Entre los nuevos terrores que aparecen en la vida de los mandrileños, además de los malvados ecuatorianos y ETA, reaparece el fantasma de paro, asustando a padres de familia diciendo: "¡Uhhh!"

El paro ha llamado a la puerta de casa, y el amor sale por la ventana. Pero Dominguet abre la puerta y entrega su mano y el paro le acaricia el pelo y retozan amables en el sofá. Follan tranquilamente y se masturban mirándose a los ojos y se acarician y se rien. Pero las gentes dicen que el paro amenaza con dejar a miles de personas en la calle. Sin casa. Dominguet dice que eso es mentira; Dominguet dice que el paro abre la puerta, mediante patadas, de millones de casas en stock. Les da a los mandrileños la seguridad de olvidarse de la hipoteca y de comprar subproductos que más tarde explotarán en su cuerpo. Las gentes dicen que el paro llevará a los mandrileños a vender su coche, eso es cierto, y mola. Los mandrileños volverán a andar, a dejarse acariciar sus rostros por la fuerte brisa del invierno. Aprenderán mecánica y reciclarán bicicletas de la basura. Los mandrileños dicen que el paro rebaja y anula. No amigos y amigas, el paro ha llegado para liberarnos, y nos entrega el tiempo para cultivar nuestro espíritu, para el estudio de la belleza, para discutir del bien y del mal sin temor, para realizarnos como personas completas y autónomas. Los mandrileños se rien de Dominguet. ¡Hace falta el dinero! Es cierto; y el dinero se puede conseguir de muchos modos: vendiendo hachis, yendo al banco con una maza, tocando canciones revolucionarias en el metro, mangando aquí y allá en el Corte Inglés, en fin, lo importante es que los mandrileños sepan que el paro lo que nos dice es que por fin deja de ser necesario pagar cuotas mensuales, alquileres, hipotecas y recibos ¿Pero el paro funciona para todos? Por supuesto. Pero si lo que usted quiere es continuar pagando el automóvil, entonces tendrá que seguir haciendo el canelo, y no podrá besar al paro ni entregarse a sus promesas y a su dulce sexo. Lo sentimos, entonces el paro se mostrará terrible y le convertirá en un ser despreciado.




Estos hombres están a las puertas de humillarse o de comenzar una senda imparable

1 comentario:

Anónimo dijo...

El paro quizá nos haga quedarnos sin dientes, pero cuan hermoso es un mobre sin diente. El paro nos entregará entonces papillas y purés.

 
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