¡Mandril es atacado por miles de piedras!
Mandril está en guerra, y no es la primera vez ¡Siempre hemos salido victoriosos! Desde la guerra contra las salamandras y los topillos, contra las bacterias y los virus, contra el ejército de los árboles terribles dispuesto siempre a impedirnos ver las estrellas y las estaciones de misiles termonucleares que orbitan en la hermosa noche oscura de Mandril, hasta la lucha final: la guerra del hombre contra las piedras
¡Nos atacan las piedras! Se derrumban ante la presencia de un mandrileño que pasea tranquilamente por el monte. Antiguas edificaciones de piedra ceden, sepultando familias enteras mientras dormían la siesta. Los volcanes entran en erupción para arrojar sobre nuestra hermosa ciudad miles de toneladas de piedras incancescentes. Brutales meteoritos caen sobre las bases militares. Pero Mandril resiste ante esta revuelta de las piedras ¡Abajo la intifada! ¡Hay que convertir la piedra en arenisca! ¡Hay que hacerla polvo! Hombres y mujeres pilotando enormes aplanadoras reducen y aplastan rocas contra el suelo, millones de militares bombardean montañas sagradas, se dinamitan canteras. ¡Las piedras piden paz! Pero no nos conmueven. Destruiremos toda piedra hasta aniquilarlas todas. Las mentes más lúcidas ya han diseñado como será el mundo sin piedras. Será de goma: con casas de goma y montañas de goma Mandril habrá eliminado a su último enemigo.
En la guerra del hombre contra las piedras, algunas de estas consiguieron ocultarse en los riñones
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