Un señor que canta la Internacional
En la puerta de la casa de Dominguet ha aparecido un señor con un cartel colgado del cuello en el que está inscrita la siguiente frase: "¿Quieres ser mi amigo?"
Dominguet le ha invitado a pasar. Podría haberlo llevado a una comisaría próxima, pero Dominguet sabe que si lo hubiera hecho, le habrían entregado a la ciencia, y en estos momentos estarían haciendo experimentos sobre su cerebro. Así que Dominguet le ha invitado a pasar. No habla. Solo tararea algo parecido a la Internacional. Y en ocasiones, este señor abre la ventana y se emborracha de luz y canta la Internacional. Parece un pajarito ¡Es tan mono! y canta hasta que una pedrada golpea sobre su frente y el señor se desvanece sobre el suelo salpicándolo todo de sangre. Entonces Dominguet se acerca a él, y calma sus heridas y le da de beber a pequeños sorbos de agua con limón y se levanta de nuevo. Abre la ventana y canta otra vez la Internacional, pero no una Internacional cualquiera, sino una más melodiosa.
Dominguet cree que este señor un dia será asesinadito
5 comentarios:
Como se le ocurren estas historias tan pintorescas? :D
Salu2
Bueno, realmente no se me ocurren. Simplemente doy a un boton del teclado y salen solos
el dominguet tiene n elevado a infinto monos teclenado en ordenadores pagados por la NSA, y solo tien que ojearlos: 1 de cada 5000 millones de textos tiene sentido, pero solo uno de entre 10 elevado a un numero muy grande es admitido por los cerebros malvados de la NSA y publicado aqui para intentar que se nos quemen nuestros preciosos cerebros...
dominguet solo es el que se asegura, a latigazos, de que los monos no dejen de teclear y se masturben y en echarle un ojo por encima a los textos y elegir los legibles.
lo se de buena tinta, yo era uno de esos monos antes de ser de mandril.
Todavía me acuerdo de esa epoca.. dominguet en el fondo no es mala persona, no pega con saña, es solo su trabajo, solo que tiene que trabajar para mantener a su familia.. yo le comprendo..
;)
Lo de los monos pasó a la historia. Dejaban todo perdido y empezaban a darse, uno de cada 5.000 millones, ínfulas de escritor. Una ruina.
Ahora Dominguet pasea con su bicicleta por la sierra de Mandril y más allá. Se sienta debajo de una encina y espera a que algún aldeano de sabiduría ancestral se acerque a mordisquear con él las bellotas.
Hay quien dice que el paisano de turno le escribe los párrafos enteros. Los más optimistas piensan que Dominget al menos toma dictado.
elpeor, kill rates, pues si, justamente es así. ¿Qué podía yo hacer?
Publicar un comentario