sábado, 4 de julio de 2009

Teatrito infantil, hoy: ¡Larga vida a las botas magnéticas!

Micropresentación de una obrita que esperemos jamás se represente

Hace algunos años Dominguet escribió una breve obrita de teatro bastante rollo. Entonces ya sabía que toda la realidad se nos presenta al revés, y es así como nuestro cerebro ha resuelto interpretarla. Por eso Dominguet hace el pino todas las mañanas durante diez segundos, para ver, durante un ratito al menos, la realidad cual es. Esta obrita que presentamos a continuación se tituló "Diversión asegurada", pero como el autor se sentía incapaz de asegurar nada prefirió titularla "Realidad Vs irrealidad" pero el nuevo título le pareció demasiado monumental, y se decidió reservarlo para sus obras completas. Así pues, improvisando hoy mismo y sin pensar demasiado ha resulto titularla "¡Larga vida a las botas magnéticas!" Esta es la obra que dicen que escribió:

¡Larga vida a las botas magnéticas!

Se levanta el telón y nos encontramos con una singular escena. Dos hombres corrientes, es decir, dos PARAPOLICIAS, están sentados alrededor de una mesa en el techo. Asombrados sin duda porque al parecer alguien ha atravesado el largo del escenario por el suelo, por imposible que parezca.

PARAPOLICÍA 1: ¿Has visto eso?

PARAPOLICÍA 2: Imposible

El HOMBRE DEL SUELO atraviesa de nuevo el escenario, pero esta vez en sentido contrario.

PARAPOLICIA 1: ¡Eh! Oiga

HOMBRE DEL SUELO: ¿Quién habla?

PARAPOLICIA 2: Aquí arriba, en el techo

PARAPOLICIA 1: ¿Se puede saber que hace usted allí abajo?

HOMBRE DEL SUELO: Sorprendente

PARAPOLICIA 2: Suba aquí inmediatamente

HOMBRE DEL SUELO: ¿Cómo?

PARAPOLICIA 2: ¿Se hace el sordo? Le recuerdo que la sordera está terminantemente prohibida

HOMBRE DEL SUELO: ¿Quién está sordo?

PARAPOLICIA 2: Ahá, pués sepa usted que hacerse el sordo está castigado con la sordera

HOMBRE DEL SUELO: Pero...señores, entren en razón

PARAPOLICIA 1: Basta ya de ir al revés. Suba aquí, no se lo digo más veces

HOMBRE DEL SUELO: ¿Al revés? Aquí hay un malentendido, mucho me temo que son ustedes los que se encuentran del revés

PARAPOLICIA 2: Qué gracioso

PARAPOLICIA 1: Pues a mi no me hace ninguna gracia.

PARAPOLICIA 2: Un loco gracioso

PARAPOLICIA 1: ¡Y peligroso! ¡Contrario a las leyes de la gravedad!

HOMBRE DEL SUELO: Por favor señores, ¿no ven que están en el techo?

PARAPOLICIA 2: Obviamente

PARAPOLICIA 1: Todo el mundo vive en el techo

HOMBRE DEL SUELO: ¿Todos?

PARAPOLICIA 2: Todos salvo usted

HOMBRE DEL SUELO: ¿Y esas grietas? ¿No podría ocurrir que el techo no pueda sostener por más tiempo todo ese peso?

PARAPOLICIA 2: ¿Qué insinúa?

HOMBRE DEL SUELO: ¿No sé da cuenta?, ¿no ha visto sus botas imantadas?

PARAPOLICIA 2: Las botas magnéticas son una conquista de la humanidad. ¿Acaso no son hermosas? Contemple su ergonomía, diseñada por los técnicos más cualificados y potentes computadoras. Obsérvelas bien, ¿ve esta bota tan maravillosa? En ella se encierra todo el saber de la humanidad

PARAPOLICIA 1: ¡Larga vida a las botas magnéticas!

HOMBRE DEL SUELO: Muy chulas, es cierto, pero aquí en el suelo no sirven para nada. ¡Ustedes caerían del techo sin esas botas tan maravillosas!

PARAPOLICIA 1: Ya veo, usted lo que quiere es una guerra dialéctica. Pués tendrá su guerra. Y conteste sin evasivas, ¿por qué lleva un peluquín?

HOMBRE DEL SUELO: ¿Qué dice?

PARAPOLICIA 1: Estamos hablando de su peluquín, su peluquín. P-e-l-u-q-u-i-n. ¡Peluquín joer!

HOMBRE DEL SUELO: Ah, esto...bueno, no es exactamente un peluquín

PARAPOLICIA 2. ¿Nos toma el pelo?

HOMBRE DEL SUELO: Tan solo es una simple gorra. Una gorra con pelos, me protege del Sol (Efectivamente, se quita la gorra peluda y bajo ella aparece una larga cabellera)

PARAPOLICIA 1: Guerra dialéctica, guerra dialéctica...dígame entonces, ¿lleva calzoncillos puestos?

HOMBRE DEL SUELO: ¿Calzoncillos?, ¿qué tipo de pregunta es esa?

HOMBRE DEL SUELO: Ahá...¡le hemos pillado!

HOMBRE DEL SUELO: Señores, ¿no se dan cuenta de que son ustedes los que llevan un peluquín pegado a la calva con el fin de evitar que caiga al suelo por su propio peso?, ¿no se dan cuenta d eque viven del revés, de espaldas al Sol?

PARAPOLICIA 2: ¿Qué Sol? No existe el Sol. Bajo nuestros pies solo se encuentra el techo. ¿Me ha oido bien? ¡El techo!

PARAPOLICIA 1: Reeducación

PARAPOLICIA 2: Reeducación, si, un armario, un loco encerrado y unas llamas

LOS PARAPOLICIAS se miran y rien. Una risa escalofriante. Muy aguda. Como a 45 revoluciones por minuto

En ese momento hace aparición en escena un ruido estremecedor acompañado de grandes sacudidas que hacen tambalearse a los protagonistas de esta terrible obrita de teatro infantil. El techo se mueve, oscila como a grandes olas. Los PARAPOLICIAS se aferran a la mesa que parece solidamente asentada al techo

PARAPOLICIA 1: Pardiez, ¿qué ocurre?

PARAPOLICÍA 2: Parece que se mueve el techo

HOMBRE DEL SUELO: Rápido bajen, aquí hay una escalera...

PARAPOLICÍA 1: Deje eso ahí, es una escultura moderna

PARAPOLICÍA 2: ¡Oh, mira eso!

PARAPOLICIA 1: Se está cayendo el mundo

HOMBRE DEL SUELO: Señores, encantado de haberles conocido, pero me tengo que ir...

EL HOMBRE DEL SUELO se las pira a toda ostia. Lamentablemente brutales cascotes se desprenden del techo y le aplastan. Con bastante seguridad podemos afirmar que EL HOMBRE DEL SUELO ha perecido bajo el brutal peso del techo. Los PARAPOLICIAS entran en razón y tratan de bajar al suelo por la escultura moderna, pero ya es demasiado tarde, no pueden desprenderse de sus flamantes botas magnéticas. Todo se derrumba y el teatro cae. Algunos espectadores gritan aterrorizados, otros aplauden, pero nadie puede evitar que el patio de butacas caiga finalmente al suelo.


Fin de la función




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